31 de marzo de 2006

¡Qué fuerte, Mari-ah!


Aunque no lo haya dicho por aquí mucho, y aunque parezca una auténtica excentricidad, desde pequeñito he sido fan (y mucho) de esa maravillosa cantante llamada Mariah Carey. Vale, que la muchacha se haya venido a menos en todo en los últimos años no quita el hecho innegable de que su voz es un auténtico prodigio, sobre todo si escuchamos sus primeros discos. Incluso actualmente está triunfando con su último disco, The emancipation of Mimi, el cual me ha devuelto las esperanzas en ella tras ese bodrio que sacó llamado Charmbracelet, de cuyo contenido sólo se salvaba una estupenda versión del Bringin' on the heartbreak de Deff Leppard.
Pero el caso es que ahora voy a hablar de su última película, Atrapadas por la mafia, donde comparte cartel protagonista con Mira Sorvino y Melora Walters. La película, originalmente llamada Wisegirls, es del año 2002, y se estrenó en USA directamente en DVD, pues es una película independiente sin demasiadas pretensiones. Esto sucedió poco después del estreno de ese bodrio llamado Glitter, todo lo que brilla (curiosamente el disco a mi sí me gustó aunque fue un fracaso, y si no sólo tenéis que escuchar cortes como Lead the way o Reflections).
Yo ya vi esta película por otros medios hace unos años en VO, y me sorprendió el otro día cuando me pasé por el Videoclub del barrio encontrármela en castellano. Indagando por la red, resulta que sale a la venta en DVD a finales de abril. Me la compraré, claro, más que nada porque su PVPR es de 8,95€ y soy fan incondicional de la Srta. Carey. Y otra, porque aunque la película no es para tirar cohetes, la chica lo hace infinitamente mejor que en Glitter e incluso diría que la propia Mira Sorvino.
Qué le vamos a hacer, los fans somos así...
Un abrazo.

Afrodita de Piscis


Ayer me llegó vía E-bay mi noveno Caballero de oro de la eclíptica, en este caso Afrodita de Piscis. Con él, ya sólo me restan los tres primeros signos del zodiaco: Mu de Aries, Aldebarán de Tauro y Saga/Kanon de Géminis.
El primero no me preocupa en demasía, pues me he enterado de que sale en Junio en España directamente de mano de Bandai, pero los otros dos es algo más complicado. El que más me apetece tener de todos ellos es el de Géminis, porque Saga es un personaje emblemático y poderoso, así como su hermano Kanon. Y también porque su armadura es una preciosidad, vaya.
Con respecto a Afrodita, decir que aunque parezca una mujer, no lo es. De hecho, en el manga cuestionaban su virilidad nada más verle y la voz que le pusieron era de chica en la serie de televisión. Y es que un caballero cuyos ataques están basados en lanzar rosas rojas, negras y blancas... bueno, es un tanto extravagante. Aparte está el hecho de que se trata de un caballero hermoso y bello, con unos preciosos ojos y melena al viento. Sí, yo también pensé Madre mía que mariconada de Caballero se nos ha aparecido. Pero el caso es que el amigo reparte bastante leña, y en la serie se lo hacía pasar bastante mal a Shun de Andrómeda (que dicho sea, también representa y con mucho el lado Gay de la serie, aunque también sea luego de los más poderosos caballeros).
Y por último, y al margen del personaje, decir que la armadura en sí es realmente bonita y detallada. Y que he optado por ensamblarla en el personaje en lugar de la forma de su signo, como he viniendo haciendo hasta ahora. Simplemente porque creo que lucen mejor. Ya haré una foto de grupo cuando las tenga todas.
Ahora yo me pregunto: ¿Qué voy a hacer cuando tenga las doce?. Me tientan, y mucho, las Sapuri o Armaduras oscuras de Hades. Ya os enseñaré algunas fotos de Radamantis de Wivern o Aiacos de la Garuda. ¡¡Son un auténtico prodigio!!.
Un abrazo.

29 de marzo de 2006

Apreciar los gestos es importante

Sucedió que ayer me llamó un amigo por teléfono y estuvimos un rato hablando acerca de nada en particular, simplemente para ver qué tal nos había ido en nuestros respectivos días laborables. En concreto, hubo un momento en el cual él me dijo que iba a dejar de enviarme correos electrónicos para preguntarme cosas o simplemente decirme ¿cómo va?. Y ¡ojo! no penséis que lo hizo porque yo no correspondiera a estos correos, sino porque es una persona muy, muy reacia a escribir. Como muchas personas, cree fervientemente en la comunicación directa a viva voz como es el teléfono. Lo cual, evidentemente, es más que legítimo. A mi a veces también me pasa: pese a ser un tío excepcionalmente acostumbrado a escribir todo el día delante de una pantalla y, de hecho, alguien incapaz de pasar un solo día sin escribir algo (salvo excepciones contadas), no me veo en la tesitura de estar enviando correos a troche y moche, o con ganas de hacerlo. ¡Es que es muy pesado!.

Como yo sé que a este amigo mío le cuesta muchísimo lo de escribir, ha habido muchas veces en los últimos días que he pensado vaya, es muy loable por su parte, a sabiendas de lo que le cuesta. Y evidentemente, en nuestra conversación telefónica de ayer, le hice saber que aunque no se lo dijera de forma explícita, ese esfuerzo no pasaba desapercibido para mi y que, incluso, se lo agradecía infinitamente. Sin embargo, le dije que hiciera aquello con lo que se sintiera más cómodo. Si no le apetecía escribir, ¡que me llamara y punto!. Pero que no le venía mal de vez en cuando acostumbrarse a escribir un poquito, pues creo (desde mi punto de vista individual) sano para la mente, y un modo de expandir nuestra propia forma de comunicación.

Bueno, ¿y qué me ha hecho reflexionar todo este rollo que acabo de contar?. En que las personas tenemos un pequeño defecto a la hora de tratar con estas cosas, y particularmente con nuestra forma de hablar y comunicarnos con los demás. Muchas veces no decimos a alguien que nos importan las cosas que nos gustan de él porque presuponemos que ya lo sabe. Otras, no nos damos cuenta de que esta persona está haciendo algo realmente admirable o un pequeño o gran acto de amor (yo soy de los que creen que el verdadero cariño o afecto entre personas está en las cosas pequeñas y casi inapreciables) hasta que dejamos de recibir esos presentes.

A mi, personalmente, siempre me ha gustado recalcar mi afecto a las personas de mi entorno cuando han hecho algo por mi, o hacerles saber que esos gestos (pequeños o grandes) son algo que tengo en mucha consideración, que me demuestran mucho más de lo que a priori parece. Creo que es importante, el no obviarlas. De ese modo se renueva mucho esa sensación de amistad (o de lo que sea) entre dos personas. Lo de ayer creo que es un buen ejemplo: no por mitificar o magnificar algo tan simple, pero sí recalcarlo. Sin más. No hacerlo, desde mi propia perspectiva, es egoísmo o falta de visión. Y a veces no es por malicia, sino por simple dejadez o imposibilidad de verlo por circunstancias concretas. A mi mismo me pasa y luego me siento fatal por no haberlo podido ver antes.

También está el lado opuesto, el de la persona que se desvive en ofrecer estas cosas a sus amigos, a su familia, a las personas que quiere, y que aunque en principio lo hace por puro altruismo porque es una persona entregada, tampoco puede evitar tener la expectativa de recibir un agradecimiento a cambio. Un agradecimiento que, en la mayoría de los casos, nunca llega. Yo me identifico mucho con esta última parte, pues soy de naturaleza entregada, detallista, altruista... muchas veces demasiado, pero forma parte de mi y lo tengo asumido.

Sin entrar en detalles, me ha pasado muchas veces el sentirme realmente ofendido dentro de mi propio orgullo por darlo todo por alguien (no importa el tipo de relación que tenga con esa persona) y esta otra persona no se haya dado cuenta de ello, o simplemente no me lo ha hecho saber. Es el típico caso de no esperar nada y a la vez esperarlo todo. ¿Ilusión?. ¿Expectativa?. No sé, pero está claro que ese sentimiento llevado a extremo (como todo en la vida) no puede ser bueno para el espíritu.

Yo no creo llevarlo nunca al extremo, aunque soy plenamente consciente de que estar, está ahí. Y en el fondo me gusta por aquello de que no hay nada que te autoafirme más que saber que tú estás siendo tú mismo.

Conclusión, sin demasiada parafernalia, al respecto: Todos deberíamos ser más detallistas, darnos cuenta de las pequeñas cosas que los que queremos nos ofrecen y, sobre todo, devolver el afecto de ese gesto recibido con alguna caricia, verbal, no verbal... simplemente explícita. Todos seríamos así mucho más felices.

Un abrazo.

28 de marzo de 2006

Parecidos razonables

En los foros de MundoDVD, a propósito de las fotos de la kedada del sábado, me han sacado un par de parecidos razonables ante los cuales medio discrepo y medio reconozco su legitimidad. He aquí dichos parecidos:

La verdad es que no es la primera vez que me dicen que soy como Javier Cámara... de hecho mi prima Lorena me tiene puesto como Paco en el móvil (a propósito de su personaje en Siete vidas, para los despistaos). Pero he aquí otro parecido que me han sacado que ya me parece un poco más forzadillo....
Hombre, qué queréis que os diga, ya me gustaría estar tan buenorro como André Agassi, pero bueno, si nos atenemos a que los dos tenemos calva y nos gustan las perillitas y barbas, pues entonces claro que nos parecemos. Ahora yo me planteo lo siguiente: a este hombre siempre le comparan físicamente con Colin Farrell. Por tanto... ¿me parezco yo a Colin Farrell?.
Mmm... ¡no, si al final resultará que estoy buenísimo y todo!. Y encima en esta foto, el Farrell se me antoja muy parecido a mi irresistible Matthew Fox, el atractivísimo Dr. Jack Shepard de la serie Perdidos. ¡¡Ay, ya me gustaría a mi!!.
Un abrazo.

27 de marzo de 2006

Adiós, Dublín

Gracias, trabajo, por JODERME siempre los planes que me hacen ilusión. Gracias, de corazón.

Locura tras locura


Interesante el fin de semana que acaba de finalizar. Y digo interesante porque no recuerdo nada tan extenuante, estrambótico e intenso desde hacía... ¿años?. Pues sí, la verdad es que no he parado ni un momento, salvo el momento en que al final del domingo me dije “¡basta!” pese a tener otro compromiso pendiente.

El viernes por la tarde no fue parte de estos momentos alocados... simplemente me limité a ayudar a un amigo a instalar su nueva grabadora de DVD’s y a esto siguió una agradable cena. Ipso-facto me fui a casa a descansar, pues ya vaticinaba al día siguiente.

Cuando me desperté el sábado, me dispuse a quedar con mi queridísimo Manu para acudir a la kedada de turno de MundoDVD, y como los sábados por la mañana hay parquímetro, me dirigí en autobús al centro.

La kedada fue estupenda y lo pasamos de vicio tomando cañas, comiendo en un asturiano, luego más cañas... y vi a toda esta maravillosa gente con quien hablo de cine a diario (y lo que no es cine). El pobre Manu estaba realmente disperso y agotado hasta la extenuación... ¡pobrecito!. Aunque la verdad es que yo también estaba algo cansado, pues no conseguí dormir del todo bien la noche anterior.

Después de eso tuve que ir a buscar a los despistaos de Alicante que venían a pasar un alocado fin de semana, pues no sabían desenvolverse por las complicadas calles del centro. Les acompañé al hotel y luego cené con ellos. David, Jose y Diana son encantadores. Lo pasamos genial. Pero yo tenía el compromiso de acudir al cumpleaños de Miguel, novio de Jose, y por ello me largué raudo y veloz a casa (en bus, claro), Pese a estar reventado por estar todo el día fuera de casa y por la comilona constante que tuve durante todo el día, llegué a casa sobre las 23h, me duché y... ¡hala!. Vamos de fiesta. Allí estaban Miguel y Jose con una auténtica barbaridad de gente que no conocía de nada. Menos mal que llegaron Dany y Gemma, que si no me hubiera sentido realmente perdido... pero lo pasé de fábula. El sitio estaba muy bien y había un buen rollo que se respiraba en el ambiente.

No obstante, ¡ay! La noche estaba lejos de acabar. ¡Menuda juerga!. Acabé regresando a casa a las 8 de la mañana (nueva hora, eso sí). Como me desperté sobre las 12 y yo soy persona de dormir 8 horas, ya os podéis imaginar cómo estaba...

El domingo transcurrió mucho más relajado que el sábado, pues me dediqué a hacer de guía turístico por Madrid a los alicantinos, pues Diana nunca había estado en Madrid. Total, que me pasé buena parte del domingo paseando por todo el centro de Madrid... ¡uf!. Agotador. A eso de las siete de la tarde la cosa se acabó, pues se volvían a Alicante, y yo opté por irme a casa no sin antes tomarme algo con un amigo que andaba por la zona (¿a las siete en casa con el cansancio que tenía?. Me da algo...).

Ahora que es lunes y el fin de semana ha quedado atrás, debo decir que tengo la sensación de haber trabajo pesado realizado satisfactoriamente... es decir, que me siento profundamente cansado pero satisfecho. Aunque claro, no creo que haya descansado lo más mínimo estos dos días. ¿Eso es malo o bueno?. Bueno, en este caso creo que sin duda es positivo, pues lo he pasado realmente bien con las múltiples compañías que he tenido a mi lado.

¿Algo negativo que destacar?. Pues sí, para qué engañarnos. Ciertos pensamientos sombríos no me han abandonado en todos estos días, ni siquiera ahora mismo. Pero no me apetece un pimiento hablar de sensaciones negativas. Alguien me ha recordado recientemente que tengo un exceso de tendencia al melodrama. Como diría alguien que yo me sé, me tengo que aplicar la frase No more drama in my life, y que lo de ser un llorón es lo más Out que hay. Pues nada, empezaré a ser un poco más In, al menos por estos lares virtuales. Lo intentaré, sin prometer. Este no sería mi blog si no fueran mis palabras. Y, al menos en mi caso, creo que las palabras no salen del pensamiento, sino del espíritu. Mi blog es un trocito de él. ¡Y que así siga siendo!.

Un abrazo a todos, DVDeros, Alicantinos o Madrileños. ¡Ah!. Y por cierto, Dolly, David NO se parece a J.J. Vázquez, por mucho que lo digas.

Hipoteca: Prólogo

Aunque mi último post se pueda interpretar de muchas maneras, la verdad es que lo escribí a razón del caótico día que viví hace unos días a nivel de gestiones bancarias. Dentro de poco voy a emanciparme del hogar materno, siendo el límite para dicha emancipación el mes de septiembre, dependiendo de los azares del destino (es decir, cuando acabe la constructora). Pero como dichas fechas ya están más que cercanas por contrato escrito, ya me ha llamado la entidad bancaria que hace la subrogación oficial de dicha hipoteca, ese pedazo de maravilloso banco llamado La Caixa. Bueno, yo ya me he movido por mi cuenta, pero dado que ellos son los “oficiales” de la constructora, no perdía nada en ir a hablar con ellos a ver si me ofrecían buenas condiciones.

Lejos de ofrecermelas, lo único que consiguieron fue que apenas a las once de la mañana ya tuviera un agotamiento mental fuera de lo común. Que si comisiones por esto, por lo otro, que si euribor e interés, que si gastos de escritura, que si notarías, que si tasaciones, que si seguros de vida, que si seguros de hogar, que si seguros de hogar continentales o contenidos... y un largo etcétera. Agotador, en serio.

Saqué una conclusión clarísima: no pienso hacer mi hipoteca con La Caixa, entre otras cosas porque me piden cosas imposibles que otras entidades no me han negado. De locos. Esto es absolutamente de locos.

No puedo contar mucho más, porque me temo que lo que he vivido hasta ahora al respecto no es sino el breve preludio de una larga historia. Los próximos capítulos, en los meses venideros... ¡seguiremos informando!.

Un abrazo.

23 de marzo de 2006

Angustia

Según la R.A.E.:

(Del lat. angustĭa, angostura, dificultad).

1. f. Aflicción, congoja, ansiedad.

2. f. Temor opresivo sin causa precisa.

3. f. Aprieto, situación apurada.

4. f. Sofoco, sensación de opresión en la región torácica o abdominal.

5. f. Dolor o sufrimiento.

6. f. Náusea (gana de vomitar). U. solo en sing.

7. f. p. us. Estrechez del lugar o del tiempo.

22 de marzo de 2006

El PP, en su linea

Odio hablar de política en mi blog, pero es que no puedo evitarlo: me saca de quicio la actitud del PP en tantas materias. Siendo absolutamente respetuoso con cualquier postura política, pero evidentemente también pidiendo respeto a la mía, debo decir que el partido del Sr. Rajoy y sus secuaces cada vez se luce más con sus declaraciones.
Hace unas horas se ha emitido la (a mi parecer) buena noticia de un alto el fuego definitivo por parte de ETA, y desde el PP y sus amigos los de la COPE se han oído maravillas como las siguientes:

"ETA tiene que anunciar su disolución"

"Una pausa, no una renuncia"

"La aprobación del Estatut [de Catalunya] ha sido el primer paso para que ETA consiga sus objetivos"

"Con la tregua, ETA ha iniciado su triunfo"

"No puede ser que ETA marque la agenda política española"

Pues a mi no me da la gana escribir más sobre esto. Creo que sobran las palabras.

Un abrazo.

El fantasma de Moulin Rouge


Cuando digo “El fantasma de Moulin Rouge” no estoy haciendo ninguna comparación chorra entre El fantasma de la ópera y Moulin Rouge. Básicamente estoy haciendo referencia a cómo esta película llegó a impactarme de manera chocante hace ya unos años, cuando la vi a finales de 2001.

Recuerdo que llegué a verla la friolera de cuatro veces a lo largo de varios meses, y que estuve esperando ansiosamente la edición en DVD. Esta película suponía para mi lo que más me gusta del cine en todos los sentidos: barroquismo visual, desenfreno, humor y drama a la par, grandes interpretaciones, el simple hecho de que fuera un musical (uno de mis géneros fetiche), y, sobre todo, por destilar un sentido de la belleza y el romanticismo que es realmente afín a mi propia personalidad.

Hasta el día de hoy me he sentido absolutamente identificado con el personaje de Christian. Es mi alter ego, sin duda. El hecho de que fuera un soñador romántico, ilusionado, confiado, inocente en su corazón... pero también incapaz de evitar sentimientos negativos como los celos, el dolor, la posesión enfermiza... fueron algunas de las razones por las cuales pensé este chico es como yo. Pero Christian sólo tenía un problema: nunca se había enamorado. Y entonces apareció Satine, esa hermosa mujer llena de un dolor que le conmovió hasta arrebatar para siempre su corazón.

Cuando vi esa maravillosa secuencia de Your song sobre los cielos de París, me puse a llorar como un tonto. Y ¿quién me iba a mi a decir que eso no era nada comparado con lo que vendría después?. Ahora, en este mismo instante, mientras escribo estas palabras, si pienso en las dos secuencias de la película en las que suena esa maravillosa canción llamada Come what may, reconozco que se me pone la carne de gallina.

Pero el amor no es como se describe en esta película. No es sino una exposición superlativa del mismo, una ilusión, un sueño. Porque supongo que todos los que somos románticos desearíamos vivir una historia de amor tan intensa como la de Christian y Satine. Y la verdadera naturaleza del amor, como se decía en Romeo y Julieta, y que también está presente en esta película, es el drama. ¿Y qué es sino amar sino sufrir?. ¿Qué es el placer sin el dolor?. Sí, lo sé; no tienen nada que ver, pero si lo pensamos bien, estas cosas están mucho más relacionadas de lo que a priori parece.

No sé por qué me ha dado por escribir esto. Supongo que de repente me he acordado, me ha venido a la mente, que tengo un Christian dentro de mi, y que por muchos palos que me lleve en la vida siempre seguirá ahí. Por eso digo que el fantasma de Moulin Rouge sigue presente. Porque para mi es mucho más que una película, es parte de mi vida y, en cierto modo, parte de mi propia historia. A veces pasa. Esa es la magia del cine, una de las muchas magias que tiene.

Sí, ahora mismo me encantaría poder cantar Come what may, pero ante la imposibilidad de hacerlo, me conformaré con otro tema no menos notorio: quisiera ser Nicole Kidman, subirme al elefante del amor, y cantar aquello de One day I’ll fly away...

Un abrazo.

Una pesadilla extremadamente perturbadora

Hacía muchísimos meses que no me ocurría lo que sucedió anoche. Apenas he dormido por culpa de una de esas cosas que se cuelan en mi cerebro mediante el subconsciente y, evidentemente, no puedo controlar. He tenido una pesadilla, pero no una pesadilla corriente, sino de esas que parecen trascender el mundo de los sueños para convertirse en algo muy real. De esas de las que no te olvidas por la mañana, sino que las recuerdas hasta el más mínimo detalle. Y ha sido un mal trago, para qué engañarnos. Me he levantado en medio de la noche completamente empapado en sudor tras llegar al punto más intenso de la misma, y me he puesto a gimotear como un crío.

Sin entrar en detalles, básicamente se trataba de una discusión entre tres personas, en un lugar que ya quedó atrás en mi vida. Estas tres personas éramos yo y las dos personas más importantes en mi vida actual. La discusión venía provocada por mi y mi actitud, y al final acabábamos todos insultándonos y diciéndonos mutuamente que nos odiábamos. Todo esto en un contexto de lo más extraño: en verano, en mi antiguo chalet que ya vendimos hace un par de años, en medio de una multitudinaria comida familiar (de la cual nos apartamos: en el sueño sólo estábamos los tres).

Ahora yo me pregunto el por qué mi subconsciente me ha jugado esta mala pasada. Es imposible que entre estas personas y yo pudiera darse una situación tan extrema, y además se produce en un entorno que pertenece completamente a un pasado que no puede volver. ¿Tendrá esto algo que ver?. Yo soy de esos que creen que los sueños son una clara manifestación de todo aquello que no nos atrevemos a creer para nosotros mismos, es nuestra propia psique, nuestra propia consciencia advirtiéndonos a su manera que hay algo que aún nos atormenta aunque nos esforcemos en creer que ya lo hemos dejado marchar o más bien superado.

Ahora mismo, ya habiendo pasado bastantes horas de todo eso, me siento mucho más relajado, quizá porque mi corazón ya está recuperando su temperatura habitual, y el tino está apoderándose nuevamente de mi cabeza. Pero sé que cuando me he despertado, incluso el resto de la noche, incluso hace un rato mientras desayunaba, me ha invadido una sensación de angustia intensa que me ha dejado hecho polvo. Aunque parezca completamente fuera de lugar decirlo, me parece que con toda mi plena consciencia he sentido un TERROR EXTREMO. Y lo peor... ¡no tengo ni idea de por qué!. No me pienso comer mucho el coco, seguramente se trate simplemente de un post-shock.

La conclusión a la que quiero llegar, que no es una conclusión sino una pregunta, ya la he mentado en realidad: ¿es nuestro subconsciente más inteligente que nosotros, o al menos más sincero con nuestra propia realidad, o más bien es una especie de estigma puñetero que nos aletarga en situaciones que deseamos olvidar?.

Un abrazo.

21 de marzo de 2006

Fin de semana de dispersión

El pasado viernes salí del trabajo a una hora realmente indeseable para lo que suele ser un viernes normal en mi vida. Nada menos que a las ocho y media, cuando normalmente las tres es mi límite. Como soy un poco suicida, no se me ocurrió otra cosa mejor que hacer tras haber trabajado de 8 a 20, y el día anterior de 8 a 24, que ir a casa de mi tía a formatear su ordenador y dejárselo como nuevo. La visita a mis tíos Juani y Alfonso y a mi prima Gema siempre son agradables y me puse como un gorrino en la cena, pero desde luego quedé cansadísimo. Cuando acabé de hacer todo a eso de las 23:30, hice ya el colofón final y me fui a la sesión de madrugada al cine a ver la última película de Pedro Almodóvar, Volver, con mi amigo Carlos. La película me gustó muchísimo, pero con la suma de todos los ingredientes que acabo de mencionar, debo decir que estaba exhausto como hacía mucho tiempo que no lo estaba. Sí, desde luego esa noche descansé de lo lindo.

Para mi, el largo fin de semana comenzó el sábado, sin duda. Porque tengo una sensación muy intensa de vivir para el trabajo últimamente, y aunque las últimas horas del viernes fueron por y para mi propio gozo y disfrute, aún no había desconectado. Pero según avanzaba el fin de semana, unos tres largos días en los que la mayoría de mis amigos iban a estar fuera, me di cuenta de que quizá no me estaba haciendo tan mal el estar tan centrado laboralmente.

Cuando empecé a desconectar empezaron a aparecer nuevos fantasmas en mi cabeza, y eso no me gustó nada de nada. El eco de un recuerdo, la sutileza de un sentimiento que creía olvidado... volvió a hacer presencia de un modo muy real. Aunque, todo hay que decirlo, el hecho de que hayan ocurrido tantas situaciones atípicas este fin de semana (y eso que no he hecho nada especial), han diluido mucho esa sensación.

El sábado llegué a una muy clara conclusión al respecto de un asunto personal que me había tenido muy confuso en las últimas semanas. Sin entrar en detalles, diré que una puerta se cerró de golpe. Pensaba que en mi vida había aparecido un nuevo camino por el que no sabía si debía entrar o no, aunque resultaba muy atractivo, y finalmente he optado por no hacerlo tras examinar la situación detenidamente. Qué le vamos a hacer. Ese mismo día volví a renovar unos votos de cariño y afecto a mis amigos María y Jose y la pequeña Paula (Pequepaula, como dice su mami), a quienes fui a visitar, y con quienes compartí una deliciosa tarde de charla, patatas fritas, coca cola y películas. Por la noche volví a ver El viaje de Chihiro, que hacía mucho que no veía, pero estaba tan cansado que no pude terminar de verla.

El domingo fue un día muy duro, y ese día apenas hablé con nadie ni me molesté en llamar a nadie para nada, salvo a mi querido Jose para felicitarle su santo. Era el día del padre y yo me pongo muy emocional con estas cosas, y supongo que por ello fui a visitar a mis tíos Angel y Pepa, y a esos maravillosos diablillos que tengo por primos pequeños. Pero ya se sabe que a veces una comida familiar maravillosa se convierte en un hervidero de noticias inesperadas y de chorradas de índole familiar de naturaleza escabrosa, con lo cual todo terminó con un regusto algo agridulce. La tarde-noche la pasé en compañía de una amiga que hacía unos meses que no veía y fue realmente agradable. Finalmente, acabé a las 12 de la noche yendo a buscar a Carlos a su trabajo y acompañarle al autobús, pues es de Motril y se iba allí a pasar unos días con su familia, además de irse inmediatamente después a Atenas una semana entera. ¡Que envidia!.

Fue entre el domingo por la noche y durante todo el día del lunes cuando los fantasmas a los que hago una mención más arriba se presentaron. Una puerta que se cierra, otra que se entreabre, un sendero que encuentras fortuitamente, unos ruidos que te perturban... todo a la vez, son para volverte loco. No hablo de demencia ni de inestabilidad, ni nada de eso... simplemente tengo la extraña sensación de que, en vez de ir avanzando en lo referente a mi sobriedad mental, me pasa al revés. Por alguna razón es como si en vez de sentirme cada día más seguro, fuera exactamente lo opuesto. Cada día que pasa las dudas asaltan más mi mente en todos los aspectos posibles de la vida, y aunque eso en la practica no parece aplicarse, no puedo obviar que lo siento por dentro.

¿Por qué demonios no seré un poquito más certero, más seguro de mis posibilidades?. Si me pongo a reflexionar fríamente, soy un tío de los pies a la cabeza, independiente, no necesito de nada para sentirme bien con lo que hago y me rodea. Me encanta mi trabajo, me encantan mis aficiones, me encanta la gente que me rodea y de la que elijo rodearme... ¡incluso adoro mis defectos de los que soy consciente!. Pero, ¿qué falla en la ecuación?. ¿Por qué no me siento libre?. ¿Por qué tengo la sensación de que me falta algo, de que en mi vida falta un componente esencial que no sé exactamente cual es?.

Sí, ya sé que parece que estoy dándole vueltas a lo mismo que ya he ido contando en los últimos meses... pero no, no es así. Hay una diferencia básica, y es que me siento muy sereno y no me duele. Es como un ligero picor que tengo en un sitio muy localizado, y aunque puedo seguir haciendo mis cosas sin problemas, es innegablemente molesto. A lo mejor se trata de un simple miedo escénico. A lo mejor es simplemente que mi mente se niega a creer que todo va bien por primera vez en mucho tiempo. ¡Qué complicadas somos las personas, y sobre todo las que son como yo, auténticos comecocos de cabeza!.

Terminaré de contar mi largo fin de semana.... el lunes me pasé trabajando desde las 12 de la mañana a las 6 de la tarde con un ligero paréntesis para comer en mi casa, tranquilamente con mi portátil, mientras me tragaba un ingente número de capítulos de Lost, serie que tengo a medio ver y nunca tengo tiempo de acabar. Me vino bien hacer toda esa labor... me permite descargar el trabajo de estos cuatro días y tener algo de tiempo para escribir estas líneas, entre otras cosas.

Eso sí, escribo todo tan rápido y sin revisar... si cometo fallos de expresión o me repito demasiado en ellas, mis más sinceras disculpas.

Hoy martes, vuelvo a trabajar y mucho. Pero quiero tomármelo todo con más calma. Estoy seguro de que no puede ser tan malo como lo de la semana pasada.... aunque no puedo decir lo mismo de la semana que viene. Espero poder tener tiempo para leer los blogs de mis amigos, poder escribir un poco más por aquí... ¡sí, ese es un pensamiento alegre!.

Extraña esta fase por la que estoy pasando... hace tres meses creí estar muerto. Hace dos, pensé que estaba viviendo una vida que no me pertenecía. Hace uno, creí que las cosas tenían más sentido del que realmente tienen. Y ahora mismo... simplemente creo que solo puedo fiarme de mi mismo y de nada ni nadie más en lo referente a mis aspectos personales. Sólo así se explica que me esté comportando de una forma tan necia o que haga oídos sordos a gente que se supone que es importante para mi, o que creen estar dándome con la mejor fe del mundo un buen consejo. Pero así es como me siento. Sí, así es. Estoy absolutamente disperso y nublado, aunque aún tangible.

Un abrazo.

17 de marzo de 2006

Nostalgias inevitables

Apenas me puedo creer que lleve más de una semana sin escribir en el Blog. Cierto es que desde el parón que hice en Enero a causa del estado anímico tan lamentable en el que me encontraba, he considerado que escribir un poquito cada día acerca de temas más o menos relevantes (o superficiales, ¿por qué no?) es de gran ayuda para mi y, en cierto modo, ayuda como bálsamo y relajante ante las presiones laborales del día a día y las que se mueven por otros derroteros.

Y sin embargo, cuando la fuerza del día a día se empeña, puede contigo, tal y como me está sucediendo últimamente. ¿Qué puedo decir, que tengo mucho trabajo y estoy en medio de un pico laboral?. Pues aunque sea la excusa más vieja del mundo, lo cierto es que no tengo otro motivo para explicar mi ausencia virtual. Estoy francamente extenuado y ayer, por ejemplo, si sumo el número de horas que pasé programando frente a la pantalla, diré que se aproxima a 16. Casi nada, ¿eh?. Y como ya he dicho más de una vez, esto es en buena parte por exigencias de superiores, así como por las mías propias. Hablo, por supuesto, de ese extraño sentimiento de orgullo profesional, perfeccionismo y realización personal del que, a veces para bien y otras para mal, hago gala en exceso.

Pero bueno, creo que ya tocaba comentar que la semana está terminando, que ahora vienen por delante tres días completos de asueto en los cuales no tengo demasiada idea de qué voy a hacer. Absolutamente todas mis amistades, sin excepción, estarán fuera, y los planes que yo había pensado en principio no han terminado de cuajar.

Me encanta pensar que tengo muchos días por delante sin planes definidos, sin una agenda que me oprima el pecho. La verdad es que me hace mucha, mucha falta algo de tranquilidad, la sensación de poder cerrar los ojos y ensimismarme en mis propias divagaciones, sin pensar en nada ni en nadie.

Pero tengo que reconocer que pese a todas las ventajas y cosas buenas que acabo de mencionar al respecto, me siento algo melancólico. Si tuviera que utilizar algún referente, paralelismo o metáfora, diría que me siento como la roca solitaria en lo más alto de una gélida montaña que observa como el veloz y siempre cambiante viento pasa delante de ella sin apenas percatarse de su presencia. Si esto fuera una película con narración, esta diría “...y la vida siguió su curso...”.

Habida cuenta de que soy un hombre irremisiblemente trascendental, consciente de que ni soy una roca solitaria ni habito en una gélida montaña, aún así el sentimiento de moderada soledad persiste. ¿Miedo a estar solo?. Es posible, al fin y al cabo es uno de esos miedos inherentes a cualquier ser humano con un mínimo de sensibilidad.

Supongo que este fin de semana me dedicaré a pasear, a hacer alguna compra, a adelantar trabajo (algo muy común últimamente), quizá salga a tomar una copa aunque sea solo, me haré algún cine, visitaré a alguno de mis tíos, a mis amigos María, Jose y su niña Paula... no es tampoco un mal plan, ¿verdad?.

La verdad es que me gustaría que se me pasara un poco la ligera congoja que tengo cuando pienso en cierta situación que me tiene algo atormentado, aunque por suerte de forma leve. Una vez más, no creo oportuno mencionarla en este Blog, pero tampoco la puedo obviar. Las cosas cambian, giran, se retuercen sobre sí mismas y se dan la vuelta desde adentro de forma inesperada, fugaz y veloz. Es mareante. Y yo ya tengo la cabeza como un bombo.

Lamento no haber podido escribir estos días, y sobre todo no atender debidamente a ciertos amigos virtuales (y muy reales) que tengo por aquí. Todos tenemos épocas de vacas flacas.

El próximo día espero poder hablaros de cosas más interesantes, como mi próxima emancipación. ¡Ya veremos!. En todo caso, tengáis fiesta o no este lunes, estéis en Madrid u os hayáis ido a lugares como Lozoya, Canarias, Almería, San Juán, Londres, Motríl, Atenas o Praga, pasad muy buen fin de semana, que yo pensaré en todos vosotros.

Un abrazo.

8 de marzo de 2006

Cansancio, extenuación y tripis

Tras el comentario de ayer, que no pienso borrar bajo ningún concepto, me he dado cuenta de que tengo menos futuro en la literatura infantil que Madonna. Eso por no hablar de cómo se me sonroja la cara cuando vuelvo a leer lo de la ardillita y la liebre. Pero después pienso ¡qué diantres!. Todos tenemos que escribir este tipo de cosas de vez en cuando, y más que renegar de ellas, aprender a mejorarlas. Así que, señores, para bien o para mal, la chorrada de los animalitos cual cuento Disney seguirá ahí.

Hay muchísimas cosas de las que me gustaría sacar un tiempo que no tengo para poder hablar con más calma: me gustaría comentar los ultimos Oscar por aquí, de cómo me olía lo de Crash, y también de lo contento que estoy de que haya ganado Reese Witherspoon pese a tener como clara favorita a Felicity Huffman. También podría escribir más y más párrafos comentando lo buenorro que estaba George Clooney en la gala, o Eric Bana. Y ya cuando los dos compartían plano en la alfombra roja... ¡arf! Despertaban mis más bajos instintos.

Pero no voy a desviarme del tema. También hay algo que me gustaría hacer con más calma, y es comentar la maravillosa película de Miyazaki que por fin pude disfrutar ayer en todo su esplendor, en una sala de cine enorme y con sólo 3 personas más en la sala que, para más inri, no eran niños.

Pero no tengo tiempo. No al menos el que quisiera. Mis jornadas laborales se están alargando de 9 a 21 últimamente, y encima tengo compromisos post-laborales a tuti-plen esta semana, de una u otra índole. No llego a casa hasta las 12 o 1 de la mañana por norma general. No hay manera. Incluso últimamente veo a algunos amigos que viven cerca de mi por videoconferencia... ¡qué triste!.

Si me obligo todos los días a escribir algo en el blog es porque necesito, una vez más, evadir mi mente de tanto algoritmo matemático, de tanto ODBC, de tanta conexión de red y de tantas pruebas de coherencia de datos, además de las miles de peticiones administrativas que pululan alegremente por mi mesa.

Dolly, nena, en el comentario de ayer fuiste muy certera. Efectivamente, parece que últimamente esté desayunando tripis. Supongo que es un efecto derivado del impresionante cansancio físico y mental que me invade estos días. Si no llego a irme a Alicante el fin de semana pasado a desconectar, no sé qué hubiera hecho. Si no llego ayer a ir a ver El castillo ambulante, hoy seguramente también estaría mucho peor.

Paciencia, señores, paciencia... ¡qué paciencia hay que tener!. Hablaré, poco a poco, de estas cosas que he comentado brevemente arriba. Pero necesito tiempo, más tiempo... me gustaría hacer como en Momo y mandar a paseo a los hombres grises.

Termino el post de hoy enviando un mensaje a mi querido Manu: Ten fuerza, valor, perseverancia y paciencia. Estoy aquí si me necesitas, no lo olvides. Estás en mi pensamiento. Tú y yo nos entendemos, ¿verdad?.

Un abrazo.

7 de marzo de 2006

La ardilla y la liebre

Erase una vez una ardilla pelirroja y rechoncha que se encontraba de viaje por el bosque más grande del mundo. Le habían dicho que si conseguía atravesarlo llegaría a un precioso valle donde podría vivir feliz y alegre toda su vida, y eso le motivaba mucho. No le faltaba de nada en el camino, porque siempre encontraba buena comida y el clima era cálido y agradable. Sí, no era en absoluto un viaje pesado, aunque a veces se tropezara con alguna piedrecilla.

Cuando ya llevaba mucho tiempo viajando (¡y aún más que le quedaba, aunque ella aún no lo supiera!), un día encontró a una liebre que también se encontraba de viaje. Los dos animalitos se cayeron muy bien al instante, y aunque no les faltaba de nada en el camino, como ya se ha dicho, la verdad es que se encontraban muy solos en un viaje tan largo. En el transcurso del largo tiempo que viajaron juntas, ambas se hicieron muy amigas, e incluso se dijeron que si llegaban al valle se instalarían la una cerca de la otra para poder verse a menudo.

Pero una mañana como cualquier otra la liebre despertó antes que la ardilla y se fue a buscar algo para comer. Y no se sabe muy bien por qué, esta no regresó. Durante muchos días, la ardilla la buscó muy preocupada por su amiga, pero de nada le valió. No la consiguió encontrar. Entristecida, optó finalmente por seguir el camino con la esperanza de encontrarla cuando llegara al valle.

El tiempo siguió pasando y la ardilla prosiguió su camino como había hecho desde un principio, aunque se sentía profundamente triste por su amiga extraviada. No dejaba de pensar en ella y en si estaría bien.

Así fue como un día sucedió que el camino por el que viajaba se dividió en tres más. Y aunque al principio estos caminos eran paralelos y no parecían alejarse mucho el uno del otro, la ardilla no sabía qué hacer. En los tres caminos que se presentaban, dos de ellos estaban ocupados por un perro y una cobaya respectivamente. Y entonces surgió el dilema: ¿debería seguir sola, o ir acompañada por alguno de estos animales?.

La decisión fue, a su juicio, la más sensata: como los tres caminos en principio no estaban muy alejados el uno del otro, optó por ir con la cobaya, y de vez en cuando desviarse al otro para hablar con el perro. Si no le gustaba la compañía de ninguno, siempre podría coger el camino solitario, y de este modo tendría tiempo para tomar una decisión definitiva. Pero ninguna de las dos compañías le gustaba: el perro era un maleducado y un egoísta, y la cobaya era muy independiente y distante. ¡Pobre ardilla, cómo echaba de menos a la liebre!. Pensaba en su amiga más que nunca. A veces, se quedaba con el perro o la cobaya porque se sentía muy desdichada y sola, y por nada más que eso. Se impuso, sin embargo, la sensatez, y se dijo a sí misma: mejor sola que mal acompañada. Y definitivamente prosiguió por el camino solitario.

Aún quedaba mucho viaje, y la ardilla empezaba a estar muy cansada. Muchísimo. Y cuando menos se lo esperaba, apareció de la nada un cuarto camino paralelo al suyo. Y, ¿os lo podéis creer?. ¡¡Allí estaba su amiga la liebre!!. Pero esta no estaba sola, sino con otra liebre... ¡y tenían crías pequeñitas!. Una familia en toda regla. ¡Jo, que corte pasó la pobre ardilla!. Las dos se alegraron mucho al reencontrarse, pero claramente las cosas ya no podían ser igual que cuando se encontraron por primera vez.

Aunque alegre por saber que su amiga estaba bien, la ardilla se sintió sola de nuevo, pese a contar con la eterna amistad de la liebre. Había experimentado lo que era una amistad que le llenaba completamente, y no puedo evitar pensar que era muy desalentador que las cosas cambiasen tan deprisa.

La familia de la liebre, y la ardilla, siguieron el camino juntos, aunque la segunda prefirió ir un poco por detrás. No había perdido nada, pero a su vez era como si le hubieran arrebatado algo muy importante para ella.

A día de hoy, la ardilla, la liebre, el perro y la cobaya seguramente hayan llegado al valle. Cada uno lo ha habrá hecho a su manera y habrá tenido experiencias buenas y malas por el camino. Habrán forjado amistades y emociones que permanecen, y también otras las habrán roto.

Moraleja: da igual que seas la ardilla, la liebre, el perro o la cobaya. En tu camino, pase lo que pase, y por muchos compañeros que encuentres, siempre tendrás que aprender a recorrerlo solo. Sigue caminando sobre todo por ti, y por la ilusión que te provoca llegar a ese maravilloso valle donde podrás descansar y ser feliz.
Un abrazo.

6 de marzo de 2006

POR FIN... ¡La Armadura de Libra!


Bueno, me ha costado horrores, pero por fin puedo decir que he conseguido la armadura de oro de mi signo zodiacal, y mi favorita entre las doce armaduras de oro. Vía Honk Kong, y gracias a uno de esos chollos de Ebay, la armadura dorada de mi querido Dohko de Libra ha llegado a mis manos. Es una auténtica preciosidad la mires por donde la mires, con sus doce armas sagradas, su balanza... ¡ay, qué maravilla!. Sí, parezco un niño pequeño, pero me encanta.
Con esta, ya sólo me quedan cuatro más por conseguir, aunque ya no me corren tanta prisa. Estas son las de Mu de Aries, Aldebarán de Tauro, Saga/Kanon de Géminis y Afrodita de Piscis. ¡Seguiremos informando!.
Un abrazo enorme.
PD: Ya hablaré de los Oscar otro día, ahora estoy agotado...

La armadura de Capricornio


Bueno, aunque ya hace tiempo que la conseguí, os dejo la foto de mi séptima armadura de oro, la que corresponde al signo de Capricornio. La verdad es que no es especialmente bonita montada en su forma zodiacal, y es mucho más vistosa si se la pones a su caballero, Shura. Pero bueno, tampoco es nada fea, la verdad. Ya me quedan cinco...
Un abrazo.

3 de marzo de 2006

La resurrección de un mito infantil


Cuando era niño, como todos (supongo), veía muchas series de televisión a las cuales estaba enganchado. Siempre me ha encantado el Anime japonés en general, y tragaba sin parar series muy famosas por entonces, como mi entonces favorita, Dragonball, además de un largo etcétera como Chicho Terremoto, Campeones, Ranma, Sailor Moon... pero entre todas ellas había una que destacaba, y esta era Los caballeros del Zodiaco.

Es imposible no asociar el día a día de ver los capítulos de esta serie con cómo era mi vida por aquel entonces, y también la de tiempo que dedicaba a mi pasión por esta serie, fruto de una enorme ilusión infantil que me proporcionaban los personajes de esta entrañable serie. Recuerdo cómo por aquel entonces, yo salía del colegio a las cuatro de la tarde, muy cerca de casa de mis abuelos, donde yo pasaba la mayor parte del tiempo mientras mi madre trabajaba. Cuando esto pasaba, es decir, todos los días, agarraba a mi pequeño primo Rubén y nos íbamos corriendo a casa de la abuela. Allí, hacíamos los deberes y merendábamos un rico colacao con rebanadas de nocilla, y esperábamos impacientes a que emitiesen el capítulo correspondiente en la casi recién inaugurada Telecinco.

Y entonces se desataba la locura: llegaban los imponentes caballeros de bronce a luchar ferozmente contra enemigos cada vez más poderosos y extravagantes. Héroes idealistas que no paraban de hablar de honor, valentía, amistad, fuerza y, sobre todo, amor y justicia. No sé si yo tenía 10 u 11 años por aquel entonces, pero desde luego y como niño que era, todas esas cosas me inspiraban cosas bonitas por dentro. Yo era extremadamente fantasioso, algo que por muy adulto que me haya ido haciendo, no ha desaparecido del todo por decisión propia y consciente, y soñaba con ser alguno de los poderosos caballeros de oro, particularmente el de mi propio signo, Libra. Aún recuerdo que, entre los caballeros de bronce, el que más me gustaba era Shiryu del Dragón... pues bien, en uno de los capítulos de la saga de las doce casas del zodiaco, este se encontraba cara a cara con la armadura de su maestro, Dohko de Libra, y este entraba en contacto con ella y empezaba a utilizar las doce armas sagradas, en una secuencia espectacular. ¡Qué tontería, pero el caso es que recuerdo vívidamente esa escena en mi mente, en el contexto preciso en que la viví!. Estaba sentado tomándo mi merienda, hacía frío y estaba tapado por el ule de la mesa redonda de casa de mi abuela, y me quedé con cara de pasmarote observando la vieja tele de mis abuelos.

Cuando terminábamos de ver la serie, a lo que yo y Rubén (que por entonces éramos inseparables) dedicábamos la tarde era a jugar en el parque que había al lado de casa. Dedicamos mucho tiempo recogiendo cartones y preparándonos nuestras propias armaduras, incluso la caja que las transportaba y las pintábamos. ¡¡Estábamos locos!!. Pero por muy tontería que pueda parecer, recuerdo ese tipo de cosas como auténticos puntos de inflexión en mi infancia, de esos que te provocan una sonrisa cuando piensas en ellos. ¿Nostalgia?. Es posible, no lo voy a negar.

Hace muy poquito tiempo, ya en días actuales, estoy viviendo una especie de Revival de todo aquello con la comercialización de la serie original en una edición en DVD excelente (aunque cara), con la nueva edición del merchandising de los Caballeros infinitamente superior a la de entonces (que podéis ver en este mismo blog, pues me estoy haciendo como buenamente puedo con las figuras de los caballeros de oro, mis favoritos de toda la serie), y sobre todo con la nueva serie que ha aparecido que trata de la última saga del manga original y que en su momento no se hizo.

Los caballeros del Zodiaco, o Saint Seiya, se compone de cuatro sagas importantes: tres de ellas estaban en la serie original (El santuario, Asgard y Poseidón), y la última y más espectacular: la saga de Hades, Dios de los muertos.

Esta miniserie se está emitiendo en Japón desde el 2003 de forma realmente intermitente, y hasta la fecha se han emitido 19 OVA (mini-películas), a modo de capítulos. No obstante, aún no ha terminado, y de momento no se sabe nada en absoluto acerca de las fechas de aparición de los OVA restantes, aquellos que más me interesan: la parte del Muro de las lamentaciones y todo el apartado de los Campos elíseos.

Estoy encantado, no obstante, con el resurgir de esta serie. Cuando ahora veo los capítulos originales, no puedo evitar tener dos visiones sobre la misma: en primer lugar, la de mi perspectiva adulta, que me dice lo chorra y mala que es a nivel argumental, amén de lo pedantemente repetitiva que puede llegar a ser (esquemas absolutamente planos), aunque llenos de inventiva en lo referente a los diseños de los Caballeros (las armaduras de los espectros de Hades son increíbles). La otra perspectiva es la del niño apasionado por todo lo que tiene que ver con mis queridos caballeros de Atenea, de la que he hablado algo más arriba.

En conclusión, debería decir simplemente que si escribo todo esto es para recordar, y sobre todo recordarme, que todos tenemos un niño, un caballero de Atenea dentro al que nunca hay que dejar de escuchar. No solo es parte de nosotros, sino que además nunca debe dejar de serlo.

Un abrazo.

2 de marzo de 2006

El impresionante poderío vocal de Lucie Silvas


¡!. Aunque llegué con el tiempo justo de ver finalizar a los teloneros, conseguí mi objetivo de llegar a tiempo a la sala Heineken de Madrid para poder ver mi esperadísimo concierto de esta nueva cantante que conocí hace unos meses gracias a la fresca y alegre canción que da título a su disco debut, Breathe in.

La sala estaba llena, aunque por suerte el ir sólo a un concierto te permite colarte cual serpiente dentro de lo que comúnmente se denomina el gallinero. Hacía mucho tiempo que no asistía a un concierto en esa sala, y que yo recuerde hace ya muchos años, cuando aún era la sala Arena, vi por primera vez a mi adorada Dido. No es una sala enorme, y eso consiguió crear el efecto de Club abarrotado pero con cierto ambiente intimista. ¿Cuántos podíamos ser?. ¿800 personas?. En todo caso, me sentí realmente cómodo y nada estresado, pese al gigantón que tenía delante mía. ¡¡Y algo muy importante a tener en cuenta!!. Era mi primer concierto sin tabaco. Siempre, en todos los conciertos, me tocaba soportar a los fumadores (de tabaco o de porros) alrededor. Pues ahora ya no. El ambiente estaba limpio como él solito, y eso se agradece sobremanera en todos los sentidos. ¡Ah, así da gusto!.

Los teloneros de Lucie fueron sus guitarristas, que interpretaron algunos temas propios bastante sosetes pero agradables. En todo caso, no me disgustaron y animaron un poco a la gente, algo paradita al principio.

Con puntualidad británica, como debe ser, Lucie Silvas y su banda salieron al escenario a las 21:30 y empezaron a interpretar todos los temas del citado Album debut de la cantante, alguna versión de temas antiguos (que yo no conocía), y nada menos que cuatro temas del que supuestamente va a ser el nuevo disco de Lucie, que según ella saldrá durante este año.

Así pues, el primer tema que conocía era el precioso y animado Don’t look back, tema que me da bastante buen rollo y es una auténtica delicia melódica, aunque desde luego no se puede considerar balada, que es el tipo de canción donde la voz de Lucie se luce mucho más.

Como no voy a ponerme a recorrer cada uno de los temas que sonaron durante la noche, me limitaré a hablar de todos ellos que fueron un auténtico punto de inflexión durante la noche. El tema que más coreó la gente fue ese himno de Metallica llamado Nothing else matters, y creó un clima de esos que te ponen la carne de gallina. Poco después de empezar salió al escenario Antonio Orozco para interpretar ese maravilloso What you’re made of, aunque yo personalmente prefiero el tema Only in english, please. Con Breathe in, la gente cantó el estribillo con rabiosas ganas y todos acabamos dando botes, así como con el animado Twisting the chain.

Pero de todas las canciones, hubo tres de ellas que destacaron y fueron aplaudidas hasta decir basta. La que más de todas ellas, y una de mis favoritas del disco, es la emocionante e impresionante Forget me not, tocada magistralmente al piano únicamente por Lucie y sin más acompañamiento que esa poderosa voz que le ha sido otorgada. Lloré. La letra es maravillosa aunque muy triste, y ya sabéis lo sensiblón que estoy últimamente.

La segunda a destacar, que a su vez es también de mis favoritas, es la inspiradora The game is won. La canté con ganas, casi a gritos, y consiguió no solo elevar mi ánimo, sino también los más profundos rincones de mi espíritu. Se trata de una canción que habla de creer en uno mismo y vencer las inseguridades personales. Ya lo dice la letra: Believing in myself can’t be wrong.

Y finalmente, un tema que me gustaba pero no que tenía malinterpretado en lo referente a su temática. Pensaba que trataba de amor, pero la propia Lucie nos explicó al público que se trataba de amistad incondicional, de tu mejor amigo, de esa persona que nunca te va a fallar y siempre va a estar ahí contra viento y marea. Al escucharla (y emocionarme) comprendí por fin que efectivamente esa canción hablaba de amor, pero de ese amor fraternal inquebrable. El tema en cuestión se llama Last man standing, y más adelante os dejaré la letra.

El público se entregó a una Lucie inspirada, cuya voz enlatada no le hace en absoluto justicia a lo que se ve en vivo. Las coristas (entre ellas, su hermana, que parecía la cerdita Peggy, pero con el mismo talento vocal que su hermana), los guitarristas, el batería... se les veía un grupo muy bien integrado y eso se notaba en el resultado. Impecable. Ella en todo momento muy agradecida, cariñosa con los fans, e intentando hablar algo en Español. Y guapa, realmente guapa al natural. Lucie encandiló a la gente con todos los encantos posibles: belleza, voz y simpatía. El concierto duró algo más de hora y media que se pasó volando, y que dejó a la gente con ganas de más. Ella se sentía tan a gusto con la gente que le costó marcharse del escenario, a la jodía. Y una pequeña sorpresa: casi al final del concierto volvió a aparecer Antonio Orozco para entregarle su primer disco de oro en España. Ella fingió sorpresa pero quedó muy bien, jajaja. Y por cierto, me sorprendió ver que el Sr. Orozco tiene un plumón impresionante al hablar.

Me fui del concierto con una sonrisa en los labios. Hubiera deseado que alguien me acompañara, pero me alegro de no haberme quedado con las ganas. Si me hubiera perdido esto nunca me lo hubiera perdonado. Ahora cada vez que escuche los temas de Lucie se me volverá a dibujar esa sonrisa. Gracias, Lucie, por una noche mágica.

Y ahora os dejo la letra de Last man standing, la sorpresa de la noche.

Un abrazo.


LAST MAN STANDING

When I feel every thing in my life's a mess
And I can't lift my head up above the rest
When all I touch I can't hold on to
Then I cover my eyes and try to picture you

Cause your belief in me's so strong
I won't give in I will carry on
Cause I know you're the one

When the storm has broken you'll be waiting
When the big wave crashes you'll be swimming
When the war is over you'll be waving the flag
I know you'll be the last man standing with me

When I know in my heart I have my good and bad days
And I wish I could hide that side of me away
But you're so blind - I can do no wrong
And I try to explain where the pains come from

And I see you as my shining star
To live up to and be where you are
If I can reach that far

When the storm has broken you'll be waiting
When the big wave crashes you'll be swimming
When the war is over you'll be waving the flag
I know you'll be the last man standing with me

Never thought I'd find some one to be here with me
I have so much trust in you you're all that I see
Do you know the difference you made to who I am
I couldn't find a better man
You showed me how to understand

When the storm has broken you'll be waiting
When the big wave crashes you'll be swimming
When the war is over you'll be waving the flag
I know you'll be the last man standing with me

You and me
Oh you and me
Oh oh you and me



Traducción:


EL ÚLTIMO HOMBRE

Cuando siento que todo en mi vida es un desastre
Y soy incapaz de elevar mi cabeza sobre el resto
Cuando no puedo aferrarme a nada de lo que toco
Entonces me tapo los ojos e intento dibujarte en mi mente

Porque tienes tanta fe en mi
Que por eso no abandonaré, seguiré adelante
Porque sé que eres el único

Cuando haya estallado la tormenta, tú estarás esperando
Cuando haya roto la gran ola, tú estarás nadando
Cuando haya acabado la guerra, tú estarás ondeando la bandera
Sé que serás el ultimo hombre a mi lado

Cuando en mi corazón sé que tengo mis días buenos y malos
Desearía poder ocultar esa parte de mi
Pero tú estás tan ciego – No puedo hacer nada malo
E intento explicar de dónde viene lo que me atormenta

Y te veo como mi estrella resplandeciente
A la que irme a vivir, ahí donde estás tú
Si puedo llegar tan lejos

Cuando haya estallado la tormenta, tú estarás esperando
Cuando haya roto la gran ola, tú estarás nadando
Cuando haya acabado la guerra, tú estarás ondeando la bandera
Sé que serás el ultimo hombre a mi lado

Nunca pensé que encontraría a alguien que estaría a mi lado
Tengo mucha confianza en ti, eres todo lo que veo
Tú sabes la diferencia que has marcado en mi
No podría encontrar un hombre mejor
Me has enseñado lo que es la comprensión

Cuando estalle la tormenta, tú estarás esperando
Cuando rompa la gran ola, tú estarás nadando
Cuando acabe la Guerra, tú estarás ondeando la bandera
Sé que serás el ultimo hombre a mi lado

Tú y yo
Oh, tú y yo
Oh, oh, tú y yo

1 de marzo de 2006

Incertidumbre

Son casi las siete de la tarde y aquí sigo, en la oficina. Teóricamente, en breve debería marcharme a mi esperadísimo concierto de Lucie Silvas en el centro, pero el asunto está más que incierto. Han surgido complicaciones de índole laboral en el último momento que, una vez más, no son por causa mía, y tengo que esperar a ver qué pasa.
Me veo con la seria posibilidad de tener que joderme y no ir... maldita sea... la respuesta, mañana...

Subidas y bajadas

Estoy tan, tan cansado... últimamente todo parece girar en torno a muchísimas variables que antes no existían, y creo que están empezando a afectar a mi carácter de una manera alarmante. Por así decirlo, no conozco un término medio a nivel anímico. Eso sí, como dije hace poco, hay un par de cosas que son claras: la primera, que ya no caigo tan bajo como para considerarme hundido, y la segunda es que tengo una tendencia evidente a exagerar mis emociones... tanto que a muchos seguramente pueda parecerles algo rematadamente artificial. Y el caso es que no lo es, porque a mi me hace falta toda esa magnificencia de expresión sentimental. Simplemente lo necesito.

Lo que ahora me tortura es el preguntarme por qué me estoy recuperando tan rápidamente del que seguramente ha sido uno de los golpes más duros que he vivido nunca. ¿De verdad estoy mucho mejor?. ¿No será que eso es lo que me quiero creer?. La psique humana puede llegar a ser realmente prodigiosa a la hora de enhebrar mentiras o creencias que asimilamos para nuestro propio interior, como una especie de medicina que ayude a debilitar los malos sentimientos, todo aquello que atormenta nuestro espíritu.

Y una vez más, digo que no lo creo. Si bien no puedo librarme de ese estigma común a todas las personas, que es el autoconvencimiento, también puedo decir con orgullo que me veo muy capaz de explorar mi mente y mis sentimientos de forma más o menos imparcial, sabiendo a ciencia cierta las cosas buenas y malas que pululan en mi cabeza. ¿Por qué, entonces, llevo dos semanas sintiéndome nuevamente una persona, en su significado más literal, en lugar de la mierda en que me convertí desde finales de noviembre?. Me temo que esa respuesta llegará mucho más adelante, cuando toda la tormenta haya finalizado del todo. Al final todo se limita a tener paciencia.

Hoy me he levantado profundamente deprimido, y esa sensación se va diluyendo a medida que avanza el día lento pero seguro, y esa melancolía no se debe al tema de siempre, sino a puntos imprecisos que no sabría especificar. Todo el mundo conoce esa sensación de angustia, de bajada, de caída... sin saber responderse el por qué de ese estado. Pues así estoy yo hoy. Pero como por otra parte tengo una jornada laboral que sólo podría calificar de excitante, aderezado por el hecho de que esta noche voy a un concierto que me apetece mucho, pues esa sensación se va esfumando progresivamente.

Poco más tengo que añadir a lo que ya he dicho. Ahora debería sacar algún tipo de conclusión, porque parece que he afirmado más de lo mismo. Pues no, ni puedo sacar una conclusión específica ni he dicho lo mismo. Cada día de nuestra vida viene marcado por una serie de avatares que los hacen únicos e irrepetibles. Eso que quede muy claro. Si tuviera que resumir todo lo que he dicho en un pequeño párrafo, o acercarme a esa conclusión que no acierto a expresar, diría que no tengo muy claro cual es mi verdadero estado anímico, pero que el paso de las horas va haciéndome ver claramente que las cosas no han cambiado en absoluto y a su vez han cambiado del todo.

Anoche tuve un encuentro bonito y provechoso, que me demuestra que no solo voy aceptando las cosas tal y como vienen, sino que además puedo hablar de temas que antes podía considerar escabrosos. Y sobre todo, y lo más importante, es que la transición aplicada al enorme cambio que tengo en una relación personal va asentándose de forma positiva, y corrobora mi teoría (más bien creencia) de que querer a una persona de verdad significa saber sacar lo verdaderamente hermoso de ese amor, en lugar de lamentarse por la pérdida de una vivencia o situación específica. En ese aspecto, el cariño o el amor de verdad es como la energía, que ni se pierde ni se gana: sólo se transforma.

Vamos a seguir trabajando, señores. Gracias por atender a mis visicitudes mentales.

Un abrazo.