18 de junio de 2009

No soporto a Pablo Motos


Este personajillo llamado Pablo Motos, que se ha hecho un hueco dentro de los presentadores de televisión más famosos de la historia reciente de España, me resulta francamente insoportable. Llevo tiempo queriendo hablar de ello, pero ha sido hoy precisamente, tras la más que bochornosa entrevista (si se le puede llamar así) que hizo al actor de Perdidos Matthew Fox anoche.

Lo de Pablo Motos es impresionante. Está en todas partes. Se mete en todos los ajos. Aparece en todas las portadas. Le hacen reportajes en todos los dominicales. Ha conseguido abrir una brutal a la par que ridícula horneada de merchandising de su programa que, seamos francos, no es para tanto. Una vez has visto uno, has visto todos. Es por eso que hace ya bastante que pasé de verle en favor del inteligentísimo programa del Gran Wyoming El intermedio, salvo en ocasiones en que a golpe de talonario se lleva a un archifamoso que me llama mucho la atención.

Y es que, seguramente, sea solo por eso por lo que la gente ve su programa: en unos meses han pasado por su plató Will Smith, Hugh Jackman, Jorge García (también de Perdidos), Miley Cyrus, y un largo etcétera. La mayoría se va del programa con cara de lelos, absolutamente desorientados, y lo que es más importante: sin haber hablado apenas de lo que se supone van a promocionar en el programita de marras.

El esquema es sencillo: todo gira de un modo u otro alrededor de Motos. Empieza con un monólogo de noticias en plan cachondo y casi nunca con acierto, de ahí pasamos al invitado de la noche, al cual hace un par de preguntas (por decir algo) sobre lo que ha venido a promocionar, pero sin mucho interés real en la pregunta... solo le interesa pasar a Trancas y Barrancas, las hormiguitas de peluche. De ahí pasamos a los chorraexperimentos que fallan en un altísimo porcentaje, y de ahí terminamos con la cancioncita esa de Vete a dormir. Entre medias, Motos siempre se las apaña para hacer algún reto él mismo o lucirse en plan qué guay que soy.

Pues la verdad, y aunque tengo que reconocerle que es (lamentablemente) de lo mejor que hay en la televisión por el simple hecho de ser un programa de entretenimiento sin insultos, falacias o amarillismo, me cansa. Pero sobre todo él. El Sr. Ego, el Sr. Motos.

A ver, Pablito, para empezar a ver si empezamos a hacer menos de Mr. Amigo poderoso con los coleguillas, porque apadrinar un grupo musical que despierte mayor vergüenza ajena que El hombre linterna es francamente difícil. Que tener toda una linea de merchandising de... ¿Flypy? y las hormiguitas no tiene ni pies ni cabeza. Pero sobre todo estás tú y tu ego, ese que te hace aparecer en entrevistas (qué casualidad, de El País) como un auténtico pedante y creído. Quizá lo seas. Mejor para ti.

Al principio me hacías gracia, y ahora con el paso del tiempo te he cogido tirria. Y es una pena, porque si El Hormiguero se tomara un poco más en serio a sus invitados y no se centrara tanto en las patochadas de tus colaboradores y tu autolucimiento, sería el programa perfecto de entretenimiento para esa franja horaria.

Agur.