29 de abril de 2009

Bella Laura

Ayer tuve el privilegio de asistir a uno de esos conciertos que más tiempo llevaba deseando desde hace años: el de mi adorada Laura Pausini, en el Telefónica Arena de Madrid. Las condiciones no podían ser más propicias para ello, y ahora que ya ha terminado puedo decir que apenas me creo el haber tenido dudas acerca si debía ir o no: la voz y el show de esta maravillosa italiana son un auténtico espectáculo y prodigio de buen hacer y poderío en el escenario.


Guapísima, espectacular, con un chorro de voz que supera ampliamente a sus grabaciones, la srta. Pausini cantó sin que le temblara la voz ni un solo momento durante 2 horas y 15 minutos casi sin parar, tanto los temas de su nuevo y flamante disco Primavera Anticipada (que, todo sea dicho, tampoco me apasiona salvo unos cuantos temas disgnos de mención) como de todos sus anteriores trabajos.

Así pues, el concierto comenzó con la espectacular balada En cambio no, primer sencillo de su nuevo disco, que ya dejó claro por qué derroteros iba a ir el resto de la noche: baladas (otras no tanto) poderosas y apasionadas engarzadas en un descomulal chorro vocal. El sonido del local también era francamente bueno, así como la banda y coristas que la acompañaron.

De Primavera Anticipada, su nuevo disco, cantó las mejores: Un hecho obvio (con un alegato precioso sobre la libertad que otorga el amar libremente), Bellísimo así, Hermana tierra (genial el mini-documental narrado por ella misma sobre el cambio climático), Del modo más sincero o la que es para mi de las mejores del disco: La geografía de mi camino, una especie de carta-diario sobre su propia trayectoria.

De trabajos previos eché de menos más canciones de Yo canto, de los que al menos cantó la que acabo de mencionar dentro del bis final, así como la IMPRESIONANTE Destino Paraiso o Dispárame dispara (esta última algo reducida). Me chocó mucho la versión más tranquila de su, en palabras de ella misma, primer y último disco en inglés. Así pues, cantó I surrender a modo acústico y balada, que quedó increíble, pero dejó entrever que ese disco es algo de lo que luego se arrepintió por no pegar con su estilo de siempre.

A partir de ahí, todo fue un orgasmo de temas antiguos: Escucha atento, Inolvidable, Las cosas que vives, Emergencia de amor, En ausencia de ti, Un error de los grandes, Volveré junto a ti, Gente, Entre tú y mil mares... y uno de los grandes de la noche y de mis temas favoritos de ella: Amores extraños, al que acompañó un sentido y precioso discurso sobre su amor al público español. Estos son solo algunos de los muchos que tocó, ojo.

Dos horas y tres cambios de vestuario después, el concierto acabó pero en el obligado y fantástico bis se cantaron la ya citada Yo canto y su primer éxito en España, que levantó a todo el público: Se fue. Para cerrar la noche, y a modo de broche de oro, cantó mi canción favorita de ella (ya estaba temiendo que no lo hiciera): La soledad. Creo que solté tanta adrenalina que casi me quedo dormido después.

Qué pena que se dejara en el tintero dos canciones de Yo canto que me ponen los pelos de punta: Cinco días y En los jardines donde nadie va, pero era pedir ya demasiado. Personalmente, ojalá muchos artistas dieran tanto y tan generosamente como lo hizo ayer la Pausini.

Si podéis ir a verla los próximos días a Valladolid o Barcelona, no lo dudéis: pasaréis un tiempo memorable.

Hasta pronto, Laura; me has vuelto a llenar el corazón de emociones. Eres maravillosa. Ti amo.

Un abrazo.