16 de mayo de 2007

Esperanza

Según la R.A.E.:

esperanza.

1. f. Estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos.
2. f. Mat. Valor medio de una variable aleatoria o de una distribución de probabilidad.

Doble filo

Cada vez tengo más claro que no es bueno ser sensible, romántico, idealista, cariñoso, empático, piadoso y un largo etcétera hoy en día. No sale rentable. Los sentimientos nunca deberían ser amplificados o desmedidos, porque se vuelven contra ti.

No hablo ya de ese estado de embriaguez que conocemos como el enamoramiento (conyugal), sino de todo tipo de sentimientos que consideramos positivos o hermosos en general. La gente es egoísta, a la hora de la verdad solo mira por sí misma y jamás da su brazo a torcer. La gente decepciona, engaña, oculta y tergiversa, te compromete, te ningunea, ignora o difama.

¿En qué o en quién tener fe? Porque yo, sinceramente, empiezo a estar harto. Aunque aún no tengo decidido si estoy harto del mundo o de mí mismo y mi actitud de chico Walt Disney.

Necesitaba decirlo.

En Argentina no hay pelusas

Hace poco tuve una reunión de vecinos. Hablamos de las típicas cosas en un encuentro de vecinos con casa nueva, de las peculiaridades de las viviendas… y todas esas pequeñas cosas, casi intrascendentes, baldías. Lo simpático vino cuando, en medio de la cháchara, un vecino del cuarto dijo ¿Y qué es eso de las pelusas?. Nunca había visto esas cosas, están por todas partes. ¿Alguien me explica de donde vienen? En Argentina no hay esas cosas.

Estupefacto que me quedé. El hombre, evidentemente argentino, me hizo una revelación importante: en Argentina no hay pelusas. ¡Qué afortunados los argentinos!. Porque a poco que me descuido, debajo de mi cama se forma un ecosistema propio.

En fin, una razón de más para pensarse ir a vivir allí.