6 de julio de 2007

¡¡Que siga la música!!

Oooh, sí, sí sí, SÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ!!!!!
AND ALL THAT JAZZ!!!!!!!!!

Bisbal y las Ventas

Ayer fui, una vez más como acreditado de prensa al concierto de David Bisbal en Las Ventas, en su tour Premonición 2007. Me acompañaron mi madre, una amiga suya y mi querido Juan Carlos.

No sé yo si hoy saldré de nuevo el el Tomate (¡espero que no!), porque la zona de prensa ayer estaba mucho más caldeadita que en el de Julieta con diferencia: toda la farándula de cuervos del corazón y TV también. Me sonaban las caras de muchos, pero como no suelo ver esos programas no sabría deciros nombres. Lo mejor de esta precuela fue tener literalmente al ladito mío a Roza de España (que yo siempre la he defendido, y me encanta) y a Soyaya Arnelas con el novio, entre otros.




Ya dentro de las Ventas, a reventar pero no al 100% (una anécdota: nunca había estado en este recinto), el concierto empezó rápidamente entre gritos de fans alocadas y gente con ganas de marcha. Para empezar, decir que la pasta que hay metida en este tour debe ser antológica, porque el escenario era simplemente ESPECTACULAR: 4 pantallas gigantescas, un juego de luces de primerísima calidad, y un equipo grabando y mostrando todo a los asistentes con el mínimo detalle. El fallo gordo: el sonido. No se oía nada a las coristas y al propio Bisbal muchas veces costaba entenderle.

A partir de ahí, se empezaron a desgranar los temas de los discos del Bisbi empezando por los menos conocidos intercalándose con los singles y temas populares que tiene. Entre los primeros incluyo canciones como Calentando voy (I’m just warmin’ up), Premonición, Qué tendrás, Cuidar nuestro amor, Esta ausencia, Amanecer sin ti, Aquí y ahora o Cómo olvidar. Las baladas predominaron entre los superéxitos bailables del mozo almeriense, destacando Quiero perderme en tu cuerpo, Fuiste mía y la fabulosa y emocionante Amar es lo que quiero.

Sin embargo, uno de los momentos baladeros de la noche, sino el mejor, fue en el que se interpretó el temazo Dígale, que cantó únicamente el público en su primera parte, para que Bisbal diera paso a… ¡Luís Fonsi!. No me lo esperaba: este cantante me encanta, me gusta mucho desde que sacara esa preciosidad llamada Imagíname sin ti, y el dúo entre los dos resultó ser espectacular. Un momento para recordar, sin duda.

Y ahora, la marcha: los temas en los que la gente más se encendió fueron, evidentemente, los temas más bailables: Oye el boom, Ave maría, Lloraré las penas y Quién me iba a decir. Y para mi, el mejor tema de la noche, sin duda, fue Silencio, de lejos la mejor canción que ha sacado este caballero en su último CD y que por lo que vi lo comparte casi todo el mundo: fue de las más coreadas y bailadas de la noche.

El inevitable bis nos trajo el tema Soldados de papel, con un fuerte mensaje de solidaridad contra la esclavitud y militarismo infantil en paises subdesarrollados. David explicó lo mucho que está involucrado en esa causa y cómo parte de los beneficios del tour iban destinados a intentar erradicar esa lacra. El símbolo: una mano roja. Y para terminar, la marchosa (y mucho) Torre de babel y la harto conocida Bulería.

Ahora, pros y contras: al show no se le podía poner un solo pero, aunque lo que falló fue la voz del cantante. Bisbal pierde bastante fuelle en vivo, pero tampoco es de extrañar: tiene una energía descomunal en el escenario y se mueve como un demonio. No obstante, en los momentos en los que debía llegar a cierto tono, al menos bajaba dos. Se ahogaba. Y muchas veces bajaba tanto el volumen que no se le oía. Pero en todo caso, tampoco se puede tachar su actuación de desastrosa ni de lejos.

Un punto que me hizo mucha, pero mucha gracia: Bisbal, en medio del concierto, cogió una pulsera de tela y se la puso a una fan. Añadió algo así como Toma, esta es toda la esencia pura de mi alma, para ti. Dios, ¿se puede ser más hortera?. Eso fue todo, porque el resto se portó muy amable y simpático con el público.

Eché de menos dos temas, aunque especialmente uno que incomprensiblemente no incluyó: Camina y ven, que para mi es de lo mejorcito que tiene. Qué se le va a hacer.



La conclusión de la noche: un espectáculo estupendo, espectacular, aunque algo decepcionante en cuanto a la distribución y selección del repertorio y el rendimiento del propio Bisbal. En todo caso, una noche para recordar.

Por cierto, mi madre gritaba ¡guapo, guapo! como una loca cada vez que se acercaba el Bisbi a nuestro lado. Dios mío, vivir para ver.

Y me quedo con la escena de Juan Carlos y mía bailando y cantando Silencio como unos poseídos. Fue estupendo.

Un abrazo.