23 de julio de 2009

Los doce años sin ti

A día de hoy, 23 de julio de 2009, tengo 28 años de edad. Y de esos 28 años, hoy se cumplen 12 desde que te fuiste. Y como ya he dicho en otras ocasiones, no hay un solo día en que no eche de menos tu presencia. Ni un ápice... al contrario, cada vez la echo más de menos. 12 años de 28 son un amplio porcentaje de ausencia que, aunque me aterre pensarlo, cada vez será mayor. Pero nunca podrán quitarme del todo la otra parte, la de tu presencia.

Me obligo cada año a escribir algo en este día, así como ir a visitarte de manera casi militarmente disciplinada, la única vez al año que voy a hacerlo. Este año no será una excepción. Creo que tiene mucho sentido hacer esto, posiblemente más que muchas de las cosas que considero importantes de manera objetiva: la de preservar el recuerdo de tu memoria lo más fresco posible pese al paso implacable de los años y la presencia constante de la nostalgia. Tu recuerdo duele como un cuchillo clavado en el corazón y al mismo tiempo es lo más dulce y afectivo que podría imaginar. Supongo que así es como recordamos a las personas importantes que nos han dejado.

Hoy querría decirte, papá, que dentro de las locuras y sinsentidos de este mundo, soy un hombre feliz. Feliz de verdad porque para bien o para mal se me han dado muchísimas cosas buenas que no creo merecer totalmente, siendo la más importante de ellas la de la capacidad de amar y ser amado, algo en lo que tú has tenido muchísimo que ver.

Antes de que mis ojos se inunden de lágrimas al ponerme a pensar en lo muchísimo que querría contarte todo de mi propia boca, de mirar a tus preciosos ojos y de abrazarte con todas mis fuerzas, quiero darte las gracias otra vez por ser mi padre. Porque hasta en tu muerte pude encontrar una nueva lección que aprender, tanto como las que aprendí en vida. Porque pese a tu humanidad (por ende, errática en muchas ocasiones) no puedo imaginar un padre mejor que tú. Puede haber hijos tan orgullosos de su padre como yo, pero no más. Es sencillamente imposible.

Te echo de menos. Ahora. Ayer. Mañana. El resto de mi vida. Y te quiero con todo mi ser.

Gracias, de nuevo, por dejarme ser tu sangre. Gracias, papá.


16 de julio de 2009

Vínculos insustituíbles

Quince son los años que separan las imágenes de las caras de arriba y las de los recuadros de debajo (podéis verla a pantalla completa haciendo click sobre ella). Quince años en los que en algunos casos no habíamos sabido el uno del otro, pocas cosas o en los que como mucho solamente nos habíamos cruzado por la calle. En otros, afortunadamente, la amistad no hizo sino crecer.

Y es aquí en este punto, en nuestros 28-29 años y en los que gracias a las redes sociales como Facebook, once de los antaño compañeros de clase de toda la EGB del colegio volvieron a reunirse por una noche. Para recordar los viejos tiempos, para comprobar qué había sido de cada uno de nosotros, para divertirnos y comprobar si nuestros "yo" adultos congeniaban. Y vaya si lo hicieron. Bastaron 5 minutos, algo de sorpresa y un par de comentarios para entrar en calor. Dany, el único con quien había mantenido una relación permanente de amistad desde que dejamos el colegio, fue con quien acudí en primera instancia. La verdad es que estabamos un poco nerviosos.

Las chicas estaban todas guapísimas. Los chicos habíamos también mejorado mucho (excepto un servidor, más gordito y calvo que como me recordarían). Nos fuimos a un restaurante de Chueca a cenar y ahí empezamos a hablar de todo. Había conversación no para una noche, sino para muchas. Que si a qué te dedicas ahora, que si dónde vives, que qué hiciste después del cole, que si ahora te has casado, que si tienes niños (¡Patricia está embarazada!) y la retrospectiva inevitable... que si te acuerdas de fulanito, que si recuerdas lo de la profesora de mates, las millones de anécdotas de los recreos, de los motes, de los abusones, de lo lelo o espabilado que eras de pequeño...

La cena se terminó cuando nos echaron del restaurante. La terracita posterior se terminó cuando cerraron el local. La noche terminó casi al alba en un after, y yo en concreto porque una hora más tarde yo debía tomar un tren. Pero lo estábamos pasando tan, pero que tan bien que yo no quería que terminara. Y fue después, terminado el desmadre, las risas y la alegría cuando me dio por pensar en porqué personas que no se han visto en tantos años podían pasárselo tan bien de manera espontanea.

Se dieron varios factores, evidentemente, pero a mí me gusta pensar en el concepto del vínculo insustituíble. Estas personas (mas los que lamentablemente fallaron en el último momento) puede que en su momento no fueran más que compañeros de clase, en momentos de tu infancia, de tu formación como persona a todos los niveles, y ya se sabe que a esas edades las relaciones son complicadas, porque los niños somos así.

Pero la infancia es, posteriormente, la etapa de tu vida que recuerdas con mayor nostalgia y alegría, y estas personas, estos compañeros de clase y antaño amigos tuyos comparten contigo mucho más profundo que otras personas que posteriormente puedan unirse a tu vida: son herederos indirectos, testigos inmediatos de una etapa especial de tu vida. Porque la infancia se guarda en la memoria como un tesoro, y reencontrarse con ella es una sensación siempre cálida, reconfortante, de sosiego y alegría. El pasado viernes me reencontré con las versiones adultas de mis entonces compañeros, con los que no con todos acababa de congeniar. Pero se juntó lo mejor de la infancia con lo mejor de la edad adulta. Los vínculos insustituíbles hicieron efecto y, en poco tiempo, volvimos a ser los alumnos del República. Volvíamos a hacer fila en las columnas de los soportales, volvíamos a aprendernos las nombres de los compañeros a fuerza de pasar lista dos veces al día, a meternos con la profesora de mates, a jugar al fútbol o a la comba, a comernos el asqueroso puré de verduras que ponían en el comedor escolar. Y dejamos de lado todo aquello que por la propia definición de la infancia nos separaba entonces. Y lo mejor es que no dio tiempo a que lo que por la propia definición de la edad adulta nos separara empezara a hacer efecto.

Lo cierto es que fue una noche muy especial para mi, y que recordaré con mucho afecto en el tiempo venidero. Es posible que no se repita o es posible que sí. Yo prefiero no pensar demasiado en ello, y dejar simplemente que ocurra lo que tenga que ocurrir, porque ha sido precisamente la espontaneidad de esta reunión lo que la ha hecho tan especial.

Tan solo me resta dar las gracias de corazón a mis compañeros, a Víctor, Arantxa, Raúl, Joaquín, Dany, Patricia, Marisol, Zulema y Rosa (y al marido de Patricia, Rubén, que estuvo presente también) por una velada memorable. Gracias compañeros. Gracias porque, de un modo u otro, siempre vais a ser una parte de mi.

Un abrazo.


10 de julio de 2009

A vueltas con los timos en Blu-Rays

Lo que veis arriba son las dos primeras temporadas de Perdidos (Lost) en Blu-Ray en su edición USA, que han salido a la venta hace un mes aproximadamente, y que he comprado como buen seguidor de la serie que soy. Hago mención a este lanzamiento en concreto porque, honestamente, me dan ganas de reir (o llorar) cuando pienso en la maniobra tan lamentable que BuenaVista, la distribuidora, está adoptando de cara a sus consumidores.

Veréis, en la contraportada de estas dos temporadas especifica que los Blu-Ray son de Región A (solamente USA, aquí tenemos la región B), y por tanto incompatibles en España. Asímismo, en los idiomas disponibles, aparecen varios, pero el Español que en él aparece es el Latino y solamente en 2.0. Todo esto tiene lógica teniendo en cuenta que es una edición americana.

Lamentablemente, es mentira.

Los discos son región libre, compatibles mundialmente con cualquier reproductor. Y la sorpresa mayúscula es que, aunque no lo pone por ninguna parte, se incluye tanto menús como idioma en Castellano DTS 5.1. Sí, el castellano de España. Es decir, que es la misma edición que aquí se va a comercializar el 21 de octubre de este año.

Y hasta aquí, lo único que se demuestra es que o alguien ha metido la pata en la carátula o que no les interesa que el mercado español sepa que 5 meses antes de su lanzamiento en España ya se pueda comprar el producto a un precio mucho menor que el que va a tener aquí. Porque os apuesto lo que queráis a que cada temporada la pondrán entre 75 y 80 euros como PVPR.

Ese es el precio que han costado las 2 temporadas, 5 meses antes de que salgan en España.

¿Cuánto tiempo vamos a tener que sufrir retrasos injustificados en lanzamientos, cuando ya están listos mucho antes, y a un precio claramente ABUSIVO respecto a otros países?. Luego dirán que hay crisis.

Un abrazo.