15 de diciembre de 2005

¡Viva la melancolía!

Creo recordar ahora que un recopilatorio musical de las canciones de las películas de Almodóvar tenía el mismo título que este comentario. Yo no es que sea especialmente fanático de Almodóvar, pero reconozco que el título es una grandísima verdad.

¿Y por qué, me diréis?. Porque la melancolía rebosa humanidad por todos sus lados.

Cuando echamos de menos alguien, la melancolía nos demuestra en verdad cuánto queremos o queríamos a esa persona.

Cuando sentimos nostalgia al recordar un tiempo pasado, y por ende nos sentimos melancólicos, es porque comprendemos qué hermosos fueros los momentos vividos en esa época.

La melancolía nos hace personas con un corazón que late fuertemente. Eso debería hacernos sentir bien: el pensamiento de que tenemos sentimientos consolidados, que nuestra sensibilidad es algo evidente, que nuestra alma rebosa de belleza.

Sin embargo, existe un reverso para la moneda: se asocia la melancolía a la tristeza. Y sí, podemos sentirnos tristes si pensamos en las cosas que no volverán, en las personas que, por una razón u otra, ya no están con nosotros.

Pero yo quiero hoy, ante todo, pensar sobre todo en lo primero que he dicho: si siento melancolía por algo, es porque soy humano, sensible, cálido. Me quedo con eso. Con la pureza de mis sentimientos, ante todas las cosas.

Un abrazo.