20 de diciembre de 2005

¡Que bueno estaba el lomo anoche!

Anoche cuando salí del trabajo me fui casa de mis adorados Juan Carlos y Manolo para darle al primero unos DVD's de Mujeres desesperadas, serie a la cual está enganchadísimo, al igual que yo.
Al final me embelesaron y me pidieron que me quedara a cenar, y yo acepté encantado, aunque me hicieran bajar a por una barra de pan a un chino con el frío que hacía. Pero merecía la pena, porque a Manolo le acababan de dar la cesta de navidad de DMR, mi ex-empresa en la cual él sigue estando (de ahí que nos conozcamos). El caso en que en dicha cesta estaba una barra de lomo de las buenas, y ¿quien se resiste a eso?.
Con cenas así, da gusto. Aunque me doliera la muela del juicio, me puse fino. ¡¡Que haya muchas más!!.
Un abrazo.

Mis compis

Son las personas con las que paso más tiempo a lo largo del día. Personas con las que paso horas y horas y con las que, evidentemente, te acaban uniendo unos lazos que si bien no llegan al terreno de lo personal en muchos casos, tampoco se reducen a lo meramente profesional.

Quique y Jesús son, junto a mi, el trío calavera del departamento de proceso de datos. Quique es mi compi, y Jesús es mi jefe inmediato dentro de una escala de varios jefes. En general, lo que más me gusta de ellos es el respeto que nos tenemos mutuamente. Somos tres personas muy distintas en general (aunque Jesús y Quique son más afines entre ellos, la verdad) pero, aunque a veces tenemos roces y a veces me joroban bastante, somos un grupo muy unido y una piña en general, lo cual contribuye a que casi siempre tengamos un ambiente de trabajo limpio y muy bueno, en general.

La verdad es que no me puedo quejar de compis: salvo alguno que no soporto ni en pintura, que no está presente en estas fotos, me gusta estar rodeado día a día de esta gente. ¡Y que dure!.

Un abrazo.