17 de diciembre de 2006

Final Fantasy XII: Se completa un ciclo


Hoy por la tarde, y tras 76 horas de juego, he llegado al final de Final Fantasy XII. No lo esperaba, fue completamente sorpresivo, pues no creí cuando terminé de comer y me puse a jugar que llegaría hasta el enemigo final tan rápidamente ni que, sorprendentemente, estaba lo suficientemente preparado para poder vencerle. Pero así lo hice. Y contemplé atónito la escena final acompañada del Kiss me good-bye de Angela Aki mientras algunas lagrimitas se formaban en mis ojos. El climax final del juego es absolutamente espectacular y lleno de secuencias impactantes, emocionantes y, por qué no decirlo, también aterradoras.

Y una vez más, tras cuatro años desde que acabé Final Fantasy X (no he jugado al XI, entre otras cosas por no tener final y tener que pagar por usarlo), se completa el ciclo. Si lo pienso bien, Final Fantasy (la saga) ha formado parte de mi vida desde mi adolescencia, donde descubrí la saga con su primera saga en Playstation.

Y ahora, aunque tengo un juego salvado para poder explorar Ivalice hasta sacar los INNUMERABLES subjuegos que tiene (parecía que el Final Fantasy X era imbatible en esto… pues no, ya tiene un nuevo Top 1), voy a hacer una valoración personal de este juego casi 3 meses antes de su lanzamiento en España.

A grandes trazos, adelanto que se trata de una auténtica y genuina OBRA MAESTRA en todos lo sentidos, el broche de oro blanco para despedir la saga en Playstation 2, y auguro que será un referente en la historia de los videojuegos en los años venideros. La abrumadora calidad gráfica, el enrevesado, complejo, profundo argumento... la impecable (diría más bien insuperable en Playstation 2) factura técnica del juego, y la casi interminable e inabarcable cantidad de posibilidades de juego, misiones, culturas, diseño conceptual junto con una excelente banda sonora elevan a Final Fantasy XII al Olimpo de los Dioses de la historia de las videoconsolas de cualquier época o género.

Sé que no soy imparcial, pero tiempo al tiempo. Cuando quienes de vosotros lo veáis y juguéis, estaréis conmigo. Ya quisieran muchas películas de Hollywood contar con un diamante como este para sus producciones. El doblaje en inglés es, por cierto, perfecto. Nada que ver con la anterior entrega.

Por primera vez, no he sentido en un Final Fantasy que se deje a medias la historia de ninguno de los personajes protagonistas o secundarios. La tristeza e ilusiones de los jóvenes Vaan y Penelo, la desgarradora resolución de la admirable Ashe, el oscuro pasado de Balthier, la pena de Fran, el deseo de redención de Basch… junto con la ALUCINANTE trama política de las guerras entre Arcadia, Rosaria, Dalmasca y Nabradia de fondo (con personajes secundarios de lujo como mi favorito, Larsa Solidor) componen uno de los mejores guiones escritos nunca para un juego.

No falta el tema principal de todos los Final Fantasy: la persecución de los sueños, el valor de la amistad, el sentido de la vida y de la muerte, la fuerza de la vida y la esperanza inherente a ella, el cómo debemos respetar el pasado y todo lo que hemos perdido manteniéndonos en el presente y en todo lo que por delante nos espera, sin que el pasado se convierta en una cadena que nos aprisione.

Todo, absolutamente todo en este juego es perfecto salvo pequeños detalles de desarrollo de los personajes (la única forma de obtener dinero en este juego es vendiendo objetos), pero también en esto es el mejor. El sistema de Gambits se hace raro al principio, pero cuando se llega a niveles altos de desarrollo, es tan divertido como adictivo. De hecho el enganche que he llegado a tener con el juego ha sido casi obsceno. Y lo peor es que aún tengo la partida guardada antes del enfrentamiento final, así que aún seguramente me ponga a buscar nuevas habilidades, Gambits, magias, técnicas, niveles, enemigos ultrapoderosos, Espers… uf, qué abrumador, pero qué maravilla.

Me encanta la BSO, que sin ser de Nobuo Uematsu (es de Hitoshi Sakimoto) ya tiene algunas melodías inolvidables. De hecho, la única composición del hasta la fecha compositor de todos los FF es la preciosa y ñoña balada de la soberbia Angela Aki, tema principal del juego y parte de la secuencia final del mismo.

No sé ahora mismo qué más añadir. Tan solo quizá mencionar que, si tenéis una Playstation 2, no dejéis de haceros con él cuando salga en Febrero. Que, aunque lo dudo, esta maravilla debería tener un doblaje en castellano a la altura (aunque la verdad, escuchando cómo suena en inglés, empezaría a tener mis dudas) y, sobre todo, que POR FAVOR se saque una versión PAL (es decir, Europea) a la altura de estos títulos. Sería el primero si se hiciera, porque las versiones de los previos eran realmente PATÉTICAS, deseando pegarte un tiro viendo las ralentizaciones de FrameRate (qué LENTO!) y unas pedazo bandas negras que se comían casi el 30% de la pantalla.

Me da rabia pensar que quedan años nuevamente para poder a revivir la que yo denomino La experiencia Final Fantasy. Pero no es solo ya eso: es, con el corazón en la mano, decir que me siento orgulloso de ser un jugón nato con estos títulos. Final Fantasy XII eleva al videojuego a la altura de ARTE, equiparable al cine de la mejor factura, con el añadido de la complejidad jugable.

Mi puntuación es, evidentemente, un 10 (¡No te estoy copiando, Rafa!).

Y para celebrarlo, dejo el video de Angela Aki una vez más.

Un abrazo.