24 de septiembre de 2007

Finde de locos

La foto de ahí arriba es la de un servidor junto a un amigo muy especial, Sera, el jueves pasado en su cumpleaños. Y es que desde el jueves noche en su cumpleaños estos días han sido de locos, no he parado y de hecho he tenido marcha por cuatro tubos... y aunque estoy cerca de los ventisiete sólamente, ya no estoy para estos trotes.
Empezamos el jueves: cena con Jose y Miguel, de ahí al cumple de Sera hasta las tantas. Duermo cuatro horas, y vuelta al trabajo.
El viernes, imposible echarse siesta: tengo que hacer cosas de trabajo en la nave de JC hasta casi las 6 de la tarde (salí a las 3 del mío), luego quedar con un amigo de Sevilla que solo estará ese día ahí y hay que verle por narices, para terminar cenando con él y Sera en un sitio de Sushi, y luego copas hasta las tantas, aunque por fortuna no más de las dos y pico.
El sábado, comida con mi madre, visita a los tres torbellinos de mis primos por la tarde, concierto de Belén por la noche, y tras este, cenar, copas, café... y cuando ya eran más de las tres de la mañana, nos fuimos un grupo de gente a un pub que solo puedo denominar de ultrapetardo pero divertidísimo donde estuvimos bailoteando hasta más de las 6 de la mañana. Acabé muerto y absolutamente afónico. Madrid estaba con la famosa noche blanca, y eso implicaba que todas las calles del centro estaban saturadas de gente y desfase. A las cuatro de la mañana, la gran vía de Madrid parecía en hora punta comercial.
El domingo me levanté tras dormir 5 horas y salí pitando a comer con la familia, que se alargó hasta más de las cinco de la tarde (yo no podía hablar por la afonía), y NO ME PREGUNTÉIS CÓMO LO HICE, pero en solo dos horas y media me dio tiempo en casa a ordenarla, pasar el plumero, adecentarme (qué barbas tenía, por Dios), poner una lavadora y preparar una super-merienda a mi grupo de amigos que venían a las siete y media. Mientras hacía todo eso, además, me vi La maldición de la flor dorada en Blu-Ray. Casi nada. La noche terminó con picoteo, una partidilla al Buzz y viendo las fotos de Japón (que las coloqué en albums durante la comida familiar, además).
Ayer caí MUERTO a la cama. Este finde ha sido impresionantemente divertido y lleno de vida, pero insisto: no estoy para estos trotes.
Un abrazo.

Mama Dolly

El pasado sábado me dirigí tranquilamente a comer con mi señora y santa madre, porque llevaba unos días sin verla y me apetecía invitarla al oriental que hay cerca de casa. Así pues, la recogí como un caballero en la puerta de su casa y se subió al coche. Parecía un angelito inocente y tierno, Me dio un afectuoso beso y nos dirigimos al restaurante.

Pero en cuanto nos pusimos en marcha, sonó el móvil. Como uno es moderno de la muerte, lleva Bluetooth para que cuando le llamen, pueda hablar sin problemas. La pantalla LCD ponía claramente DOLLY PARTOS. Temblé. Pero tampoco podía dejar de cogerle el teléfono. ¿Qué querría Dolly?. La noche anterior había estado cenando cerca de su casa y le mandé un mensajito para decírselo. Pero entonces no recibí respuesta. Imploré (más bien recé) para que la conversación que se iba a iniciar fuera normalita, pues los bluetooth permiten que todo se oiga en DOLLY 5.1 dentro del coche y con mi madre dentro. Descolgué, no sin sentir un pequeño temblor de manos al pulsar el botón.

Dolly: ¡Pero cacho PUTA, ¿no sabes que la gente DECENTE se acuesta a las 11?.

Mi madre abrió los ojos a lo rana Gustavo. Yo empecé a sudar. Pero tenía que seguir la conversación con naturalidad y al nivel Dolly, lo cual hizo que me subiera la tensión en cinco puntos de golpe. Y todo prosiguió tal cual:

Dani: Pero NENA, es que tú no tienes nada de decente.
Dolly: A ver, so GITANA, estaba ya completamente relajada dándome un baño de sales y de repente va y suena tu mensaje y me hace dar un bote que casi rompo el techo.
Dani: Joder, pues lo siento. Pensaba que como buena DIVA estarías de cachondeo de viernes en el barrio de CUÉTARA.

Dolly: Pues no AMOR, porque una necesita sus horas para las mascarillas y el pepino, que luego el sábado tiene que quedar radiante como la Maria Teresa Campos en sus vallas publicitarias, ¡todo un prodigio de la infografía, NENA!.

Dani: Bueno hija, pues menos mal que no te llamé, porque estuve a punto de hacerlo, pero como estaba comiendo no me pareció correcto.
Dolly: Así me gusta, NENA. A mi desde que era pequeñita me enseñaron a no hablar cuando se tiene algo en la boca.

La expresión de mi madre era… en fin, creo que no existe definición.

Dani: Bueno, NENA, pues una cosilla: ¿mañana estarás en CUÉTARA?. Podríamos vernos en El estrecho para darte un regalillo que te he traído de Japan.

Dolly: Ay vale, pero si no estoy en El estrecho estaré en el Half-past, que es por donde paso antes de irme a follar con mi chulazooooo.

En ese momento, creía que tendría que llamar a urgencias de lo pa’ fuera que tenía mi madre las cuencas de los ojos, junto a una mueca de dolor que parecía que la mandíbula se le iba a desencajar. Yo ya chorreaba sudor por la frente.

Dani: Vale nena, vale… pues nada guapetona, que nos vemos mañana. Ale, taluego!.

El interrogatorio posterior a esta conversación fue realmente embarazoso. A día de hoy, mi madre se preguntará con qué clase de gente se mueve su hijo…

¡Y es que la DOLLY es mucha DOLLY, NENAS!.

Un abrazo.