13 de marzo de 2007

Los hijos de Húrin

No he puesto nada de este libro hasta a la hora vete tú a saber por qué, pero ahora que se acerca el momento de su edición (sinceramente, estaba un poco descolgado al respecto pese a ser uno de los libros más esperados desde hace casi un año) no puedo evitar mostrar la enorme emoción que me embarga en este momento al pensar que pronto podré tener entre mis manos la historia completa de Los hijos de Húrin de J.R.R. Tolkien, el famosísimo autor de El Señor de los anillos y uno de mis más venerados autores de fantasía, mi favorito indiscutible.
Tolkien escribió, como dice la ya leyenda, El Hobbit y El Señor de los Anillos, y dejó sin terminar su obra cumbre, El Silmarillion, titánica historia que comprende toda su mitología desde el principio de los días hasta hechos posteriores a El Señor de los anillos. Este libro fue editado después de su muerte por su hijo Christopher, que si bien ha chupado del bote desde entonces con insufribles libros de escritos, notas y anotados, no se puede negar que si no fuera por él no hubieramos conocido la historia de la Tierra Media desde sus orígenes. El Silmarillion es mi libro favorito, pese a que tiene la merecida etiqueta de ladrillazo porque intenta abarcar demasiado en muy pocas páginas, algo completamente cierto, pero que no desmerece la apabullante belleza de las historias que en él se relatan, especialmente el Quenta Silmarillion, que comprende toda la historia desde el comienzo de los días y el tiempo hasta el final de la primera edad del sol (El Señor de los anillos se ubica cronológicamente al final de la Tercera Edad), y la encarnizada lucha de las grandes casas de los Elfos y los Hombres contra el verdadero y primer Señor Oscuro, Morgoth, del que el famoso Sauron de ESDLA era solo su sirviente.
Uno de los capítulos de El Silmarillion se titula Túrin Turambar, y es la historia que nos ocupa. En medio de la guerra contra Morgoth, cuando las fuerzas del bien empezaban a ser diezmadas sin esperanza, un hombre se forjó a sí mismo una leyenda, la historia de la Congoja según los anales de los Elfos. Esta era la historia de Túrin Turambar (El amo del destino), hijo de Húrin Thalion (uno de los más grandes hombres de los Edáin de la primera edad) y de su hermana Nienor.
Sobrecogedora, apasionante y muy dolorosa, este es uno de los relatos de El Silmarillion más increíbles que he leído nunca junto con el de Beren y Lúthien o el de Tuor y Eärendil. En El Silmarillion, su historia son pocas páginas, unas 40-50 más o menos. Aquí, esas páginas desaparecen de su modo-resumen y pasan a ser un libro completo, que actualmente ha terminado de componer Christopher Tolkien.
Me muero de ganas de leerlo. La portada, preciosa y muy adecuada, la ha realizado un habitual ilustrador de Tolkien, Alan Lee, que tras muchos años ilustrando el mundo de Tolkien incluso llegó a dar forma visual a las películas de Peter Jackson.
Si os gusta Tolkien o, en su defecto, las grandes historias, no os puede faltar esta maravilla en vuestra colección ¡Y eso que aún no lo he leído!. Bueno, miento, lo he leído en parte porque mucho de él está ya en El Silmarillion y en el libro Cuentos Inconclusos.
¿Cuándo saldrá?. En UK sale el 16 de abril, pero aquí parece ser que saldrá más o menos a la par. Esperemos, esperemos... aunque posiblemente me lo agencie en Inglés, ese maravilloso inglés tan bien expresado por el Maestro.
Namárië

La peor derecha

En primera instancia, decir que voy a romper esa dinámica que tengo de no hablar de política salvo en casos excepcionales, algo que nos ocupa en este momento. Y es que tras ser testigo audiovisual de lo ocurrido este fin de semana en Madrid, no puedo quedarme callado.

La foto que adorna este post la he tomado del blog de mi blogamigo Kozmicboy… ¡espero que no te importe!. Pero creo que expresa gráficamente muy bien lo que siento al respecto.

El pasado sábado tuvo lugar en Madrid lo que yo califico como vergüenza nacional, la antidemocracia, el oportunismo barato y la catarsis del odio, la poca vergüenza y la maliciosa intención de separar, crispar y destruir todas las bases de una sociedad que debería basar sus principios en el entendimiento, el diálogo y la empatía. Y lo peor es que los organizadores de tan excepcional evento, los Patéticos Pedantes, van de salvadores de la nación (esa España nuestra, esa España que nos duele, ¡viva España y olé!) y califican lo del sábado como Un canto a la libertad alegre y pacífico. Joder, y perdón por la palabra, pero a mi me pareció un montón de gente indignada, furiosa, a ratos chabacana y, sobre todo, muy confundida. Las pancartas eran de lo más sugerentes, y lo mejor eran los niños con letreros hechos por ellos mismos que ponían ZP eres malo (que queda muy bien en los periódicos, como las fotos alegres de los líderes al frente de la marcha o dándose besitos con las marujas de turno) o que se pusieran a cantar la caduca e inapropiada Libertad, Libertad sin ira Libertad, por no hablar de la retransmisión en directo por parte de Tele-Espe (todavía me acuerdo de la vomitiva crónica en vivo de la manifestación del Foso de la Familia) con declaraciones interesantísimas como las de un enfermero del 12 de Octubre diciendo que De Juana estaba hecho un Toro. Impresionante y escalofriante el tipo de influencia paterna sobre los churumbeles… a mi que siempre me mantuvieron al margen de todo tipo de asuntos políticos hasta que yo mismo decidí empaparme de ellos…

Esta es la primera vez que el PP convoca una manifestación al respecto de los del desgraciado ese de ETA, pero en realidad es la tercera… ¡en un mes!. Sí, digo la tercera porque la memez de la AVT, absurdos títeres políticos del partido de SuperMariano, hace unas semanas, también fue obra del PP. AVT significa Asociación de Víctimas del Terrorismo. Si es así, me pregunto por qué no fueron a manifestarse en los atentados de Barajas. Curioso, realmente curioso. Será que como tito Acebes no iba, les dio pereza.

Pero volvamos al sábado. A este histórico sábado donde 2.500.000 (según PP), 2.100.000 (según delegación de ESPE-Madrid), y 300.000 (según gobierno) personas se manifestaron pacífica y alegremente en los sitios de siempre de Madrid, y sobre todo en la mítica plaza de Colón frente a la gran bandera de esta nuestra nación. Me están dando ganas de cantar ese clasicazo de Manolo Escobar Viva el vino y las mujeres al pensar en la enorme cantidad de rojos y amarillos que tiñeron con fuerza y pasión las calles de la capital. Uf, se me saltan las lágrimas al pensarlo, de verdad. Pero de verdad, ¿eh?.

Dejemos la ironía de lado. Ya está bien. Estoy profundamente apenado al ver cómo la extrema derecha (sí, eso creo, sinceramente) se dedica de manera absolutamente lamentable a crear crispación y polarización social. Nos hablan de cesiones a chantajes, de vender el alma de las víctimas (que deben estar revolviéndose en sus tumbas), de un gobierno que nos ningunea y mangonea, pero siempre bajo el estandarte de la hipocresía y no de la paloma, no quieren mirarse al espejo y darse cuenta de que están montando una gorda, muy gorda. Porque ya no es la división entre miembros de un deleznable grupo terrorista o ciudadanos vascos nacionalistas. No Señor, es que están consiguiendo que las personas de a pie queden divididas por el simple hecho de compartir diferentes puntos de vista políticos. Las clases sociales, los derechistas y los izquierdistas, están más separados que nunca y cada vez más. Eso es peligroso. Yo mismo estoy peleandome verbalmente con un compañero de trabajo constantemente al respecto.

Porque puede que yo ahora parezca un panfleto con estas elocuentes palabras, pero se supone que la democracia, en cuya época yo he nacido, se basa en la igualdad, en la libre libertad de expresión y el respeto hacia todo credo, raza, posición social e ideología. Y creo que tan terrorista es el que mata vilmente como el que se dedica a promover la cizaña, a manipular desde su privilegiada posición las mentes de las personas, de entretejer mentiras afines a sus intereses.

No defiendo a Zapatero. Creo que ese terrorista se merecía morir. Ya he mencionado una famosa frase de Martin Luther King en este blog en alguna otra ocasión, pero creo que es verdad: Las personas no podemos ser juzgadas en base a nuestra raza, color, etnia o condición, sino por nuestros actos. Los actos de este caballero hablan por sí solos, y no los voy a enumerar. Pero también creo que la estrategia le ha salido brillante. El compromiso moral que han impuesto al gobierno ha sido enorme, y con un principal partido de la oposición (perdonen que me ría) que se equipara más a una hiena hambrienta y al acecho de carroña, la jugada les ha salido maestra. Ellos ríen, nosotros nos peleamos por nuestros prejuicios e ideologías. Los Payasos Pedantes hacen oposición (¡que las elecciones se acercan!) y ZP queda como un pelele vendido. ETA debe estar montando una enorme fiesta en estos momentos. Van a conseguir matar de un modo que no habían conseguido hasta ahora: sin empuñar un arma. Nos vamos a matar los unos a los otros y entre nosotros. Os recomiendo que os leáis la historieta “La cizaña” de Asterix y Obelix. Creo que ningún otro relato lo podría explicar mejor.

Y ahora, ¿qué?. Personalmente, creo que ZP es un buen presidente (al menos me parece honesto, honrado y claro, que ya es decir) aunque le falta quizá esa fuerza reaccionaria (demasiado talante) que podrían tener otros líderes, pero su gobierno se tambalea por las viles acciones de esa repugnante derecha, que pone en evidencia que en esa España unida de la que hablan hay dos países muy diferentes. Polarizar no es el camino, pero esta panda de necios no se entera. Y lo peor es que tienen seguidores… ¡perdón, ACÓLITOS es la palabra! que no se van a detener hasta lograr su objetivo: que volvamos al siglo XIX. Y lo peor es que puede que lo consigan.

Voy a intentar limpiarme y purificarme de toda la mierda mediática que me rodea y voy a intentar centrarme en la idea básica: los que salen perdiendo son las personas que ya no pueden respirar el aire del día a día por culpa de todas estas necedades. A mi me da igual que esto sea España, Madrid, o que Cataluña sea una nación o una Comunidad autónoma, o que el País Vasco radicalice su nacionalismo, mientras NO HAYA MÁS MUERTES y, sobre todo, no haya miedo. Porque nada en este mundo justifica la muerte de un inocente, por muy ferviente que sea la causa en la que creemos. No es justo. Todos somos exactamente iguales, dentro de nuestras diferencias.

Pero parece que todos tenemos un precio. Un precio político, por supuesto. Es descorazonador.

Un abrazo.