4 de agosto de 2008

You can dance!!

Este fin de semana pasado he estado en Amsterdam visitando a Guido y a Jelle junto a mi querido Sera para ver el (alucinante, por cierto) Orgullo Gay de allí. El sábado, cuando ya era de noche, empezó a llover cosa mala y decidimos que lo mejor era entrar en el cine. Pese a que ya estaba disponible allí mi deseadísima El caballero oscuro, decidimos entrar a ver Mamma Mia! ya que era la única película que Sera, que no entiende inglés, podía ver ya que conocía el musical y, por supuesto, a ABBA. Olvidaba mencionar que estos holandeses no doblan las películas y todas son emitidas, sin excepción, en rigurosa VOSE en todas partes. A ver si aprendemos... (con todo el respeto a los excelentes dobladores que tenemos en España).

El caso es que tenía ganas de verla. Me encanta ABBA y me encanta Meryl Streep, y para más inri no he visto el musical aunque sabía de que iba porque todo el mundo que conozco lo ha visto ya. Y, ¿qué puedo decir?. La película es de esas que es imposible de valorar de manera objetiva.

Si me ciño a lo meramente objetivo, como ya he dicho, la historia es una soberbia gilipollez enlazada de modo que las canciones puedan encajar. Los personajes son planos y tópicos como ellos solos, y todo ello adornado a propósito de un ambiente setentero y exótico (la película se rodó en Grecia, y se nota porque los paisajes y la fotografía son de ensueño cuando no está digitalmente alterada) que huele un poco a tufillo.

Pero ahora viene la parte buena: la película es tan asquerosa, rematadamente divertida que a los 15 minutos ya se te pasa cualquier prejuicio y te pones a tatarear Funny Honey o Money Money Money. Y aunque la película no despega hasta el espectacular número de Dancing Queen, desde ahí en adelante es una fiesta absoluta hasta el último segundo de los títulos de crédito. ¡Por Dios, cuando empezaron a cantar Voulez-Vous me dieron ganas de levantarme a bailar como un poseso!.

Mery Streep está simplemente estupenda. Se nota que aunque es un papel tonto dentro de su carrera, la tía se lo pasa pipa de principio a fin y se nota una barbaridad. Transmite tal alegría que al final te contagia. Y curiosamente, donde ya me terminó de conquistar fue cuando enlazó las dos preciosas baladas Sleeping through my fingers y The winner takes it all, canción que me hizo llorar a lágrima viva y donde, simplemente, lo borda a pesar de sus limitaciones vocales (aunque no lo hace nada mal desde mi punto de vista).

No puedo decir lo mismo de Pierce Brosnan: era un auténtico suplicio verle en la pantalla. A su habitual caracartón (nunca me ha gustado como actor) hay que sumarle lo mal que canta y lo incómodo que él está cuando lo hace. Definitivamente, cuando cantaba S.O.S. con la Streep, estaba precisamente pensando en esa palabra respecto a él y lo poco que pega en la película.

Las que sí son absoluta, totalmente FAN-TÁS-TI-CAS son las amigas de Streep, Christine Baranski y (sobre todo) Julie Walters. Son tan sumamente buenas que no paras de reirte a carcajada viva con ellas. La primera brilla con luz propia en Does your mother know y la segunda en prácticamente todo el metraje, con especial mención a Take a chance on me.

El resto de los actores simplemente cumple (qué desperdicio de Colin Firth), aunque destaco lo bien que canta Amanda Seyfried, hija de la Streep en la ficción.

No falta ni una de las canciones buenas de ABBA... ¡si hasta la Streep va por su casa tarareando Fernando!. Chiquitita, Our last summer, Lay all your love on me, Gimme! Gimme! Gimme!, The name of the game, When all is said and done, I do I do I do I do, I have a dream, Thank you for the music y Waterloo. Atención al numerito final, no tiene despercidio. Y os reto a que encontréis los cameos de Benny Anderson y de Björn Ulvaeus, los integrantes masculinos de ABBA.

En conclusión: si bien el film tiene una cantidad enorme de carencias a nivel argumental y por parte de algunos actores, la música es tan sumamente buena y te hace sentir tan bien que es imposible que alguien que no tenga un mínimo aprecio a las feel-good songs no llegue a adorar esta película. ¡Ya tengo ganas de verla de nuevo!.

Porque, honestamente, cuando una película te hace salir de la sala con una sonrisa de oreja a oreja como hice yo, personalmente, es que tiene algo.

Id a verla en cuanto la estrenen el día 13, no os arrepentireis.

Y dejo la canción que más me ha gustado en la película en su versión original junto a su letra, The winner takes it all, que ya era de mis favoritas de ABBA.



I don't wanna talk
About the things we've gone through
Though it's hurting me
Now it's history
I've played all my cards
And that's what you've done too
Nothing more to say
No more ace to play

The winner takes it all
The loser standing small
Beside the victory
That's her destiny

I was in your arms
Thinking I belonged there
I figured it made sense
Building me a fence
Building me a home
Thinking I'd be strong there
But I was a fool
Playing by the rules

The gods may throw a dice
Their minds as cold as ice
And someone way down here
Loses someone dear
The winner takes it all
The loser has to fall
It's simple and its plain
Why should I complain.

But tell me does she kiss
Like I used to kiss you?
Does it feel the same
When she calls your name?
Somewhere deep inside
You must know I miss you
But what can I say
Rules must be obeyed

The judges will decide
The likes of me abide
Spectators of the show
Always staying low
The game is on again
A lover or a friend
A big thing or a small
The winner takes it all

I don't wanna talk
If it makes you feel sad
And I understand
You've come to shake my hand
I apologize
If it makes you feel bad
Seeing me so tense
No self-confidence
But you see
The winner takes it all
The winner takes it all...

Como debe ser

Foto: Mika Torvinen

Qué curioso es esto del amor, porque nunca sabes por qué derroteros va a llevarte o cómo va a resultar. Conforme vivo y maduro mi vida sentimental, me voy dando cuenta de que eso de estar enamorado no es un estado pasajero, sino que de verdad puede durar eternamente, así como también puede desvanecerse para quedar en el olvido o, lo que en mayor parte ocurre, que de un modo u otro siempre perdura para bien o para mal en nuestros corazones.

Hablo de muchos tipos de amores, pero concretamente del que sientes por alguien en concreto, una sola persona. Yo estoy enamorado de mucha gente, de unos por un motivo y de otros por otros. También hay aspectos de estas personas que no me gustan, pero normalmente lo que suelo hacer es sopesar pros y contras y, en base a esas reflexiones, decidir si quiero que sean parte de mi vida o no (si la vida me deja, claro).

La educación emocional (qué forma tan espantosa de decirlo, por cierto) es algo que se aprende, es un hecho. Hay quien tiene la suerte de acertar a la primera y hay quien no acierta nunca, siendo lo más normal que entre medias aparezca esa persona con la que quieres compartirlo todo durante tu vida. Eso, está claro, si eres como yo una de esas personas que desea una relación estable de por vida como el ideal de futuro, siempre y cuando la base de esa relación sea el cariño, el respeto, y una serie de metas comunes. Porque no está escrito en ninguna parte que el mundo esté hecho para que dos personas estén juntas en lo bueno y en lo malo, eso no es más que un costumbrismo social. Dos personas viven juntas su afecto mutuo cuando se aportan realmente algo el uno al otro.

Siempre se cumple aquello de que no hay mal que por bien no venga, porque todo lo que me haya podido pasar emocionalmente, bueno o malo, me ha dado tablas para poder escribir y conocer mi propio perfil afectivo, un perfil que ha atraído a mi lado a alguien que me ha aportado muchas cosas buenas en un solo año, en una etapa ya adulta de mi vida, con la que afronto el presente y el futuro de un modo muy diferente a todo lo que haya podido vivir antes.

Sé que, hoy por hoy, él es para mi, y viceversa. Sin alardes exagerados pero sin necesidad de ocultar mi afecto y admiración. Sí, es de ti de quien hablo.

Antes he hablado de “perfiles emocionales”, pero no quiero ser tan exageradamente frío en este tipo de cuestiones. La magia de querer a alguien reside en la capacidad nada sencilla de ser racional pero poder situarte por encima del raciocinio, porque es lo único que de verdad te permite alcanzar las estrellas y elevarte total y absolutamente sobre toda mundanidad.

Objetivamente, sé que llevo ya un año de relación contigo, que eres una persona realmente, total y absolutamente racional. Objetivamente, sé que todo es posible desde este punto en adelante, el nada y el todo, y que nunca hay que dar nada por asumido. Eso, simplemente, es así.

Pero si me pongo por encima de ese pensamiento, descubro que estoy embriagado e hipnotizado. Que puedo vivir mi día a día sin ti sin problemas pero cada vez menos. Que hablar contigo, chatear contigo, estar contigo se convierte en un milagro extraordinario. Que te necesito de un modo totalmente sano y que te correspondo con mi incondicional y absoluta entrega voluntaria.

Estoy contento porque he aprendido a quererte tal y como eres, y cada vez más. Hay muchas cosas en las que chocamos frontalmente, hay veces que me siento muy diferente a ti y tu forma de ver las cosas, pero eso no es algo que me frene o retenga.

Es como debe ser. Llevamos a día de hoy un año de relación que solo puedo calificar de coherente, sensata y sana. Pero también mágica, maravillosa y emocionante. Veo, siento y toco físicamente las mariposas que recorren mi cuerpo.

Es como debe ser. En un año te he conocido, he vivido muchas experiencias a tu lado y así quiero que siga siendo. Ya te lo dije ayer al calor de nuestras miradas mientras estábamos tumbados: es tal como es, es tal y como tiene que ser. Por fuerza.

La consecuencia lógica de un año como este a tu lado solo puede resumirse en dos palabras:

Te quiero.