4 de julio de 2007

Cuestión de valor

Hoy he hecho algo. Hoy he hecho algo que llevaba... mucho, pero que mucho tiempo queriendo hacer pero nunca había encontrado la entereza necesaria para llevarla a cabo. Pero hoy, por fin, me he atrevido. Y lo he conseguido con éxito.
Sin embargo, me está pasando factura ser tan valiente. Acabo de terminar la tarea en cuestión, pero ahora... ahora no puedo hacer más que llorar. ¿Alguna vez habéis tenido la sensación de hacer un esfuerzo tan extraordinariamente sobrehumano que luego de acabar quedáis tan débiles que estáis expuestos a que cualquier cosa, incluso una pequeña hormiga, pueda devoraros?.

Eso me pasa a mi ahora.
No puedo salir de casa. No puedo moverme. Apenas si puedo contenerme mientras escribo. Me tiembla la mano, tengo miedo, no quiero hablar, no quiero hacer nada. No puedo hablar con nadie, nadie ni nada es ahora consuelo.
¿Por qué para obtener un bien superior tenemos que perder TANTO a veces?. He ganado mucho enfrentándome a este reto y superándolo, pero ahora me planteo si habrá merecido la pena todo este DOLOR.
Un abrazo.

Julieta con Limón y sal

A petición de mi querido Manu (mira que no cogerme el teléfono cuando estaba tocando Sería feliz...), voy a hacer un pequeño relato del concierto que la enorme Julieta Venegas hizo ayer en Madrid en el patio del Conde Duque, al cual yo estaba invitado.

Precedentes: mucho famoso, exconcursante de Factor X… y mamoneo. Se notaba que era la CAM quien lo organizaba, con listas negras de medios y cosas así. También estaban esas sanguijuelas del Tomate, que no sé lo que le preguntarían a Fernando Tejero, pero yo estaba al lado y la cara que puso el hombre fue antológica. Les despidió de muy malas maneras… vete a saber.

Concierto: excepcional. La dulzura y buen rollo que transmite la mexicana no tiene parangón. Además, y esto es poco común entre los artistas, la muchacha tiene una labia entre canción y canción que arrancaba más aplausos en la gente que las canciones en sí. Me gustó mucho cuando hablaba de amores y desamores, de justicias e injusticias, de sentimientos. Además, así al rollo mexicano le daba un toque aún más entrañable y dulce. Ella nos tuvo encandilados todo el concierto.

Este se centró en los temas de sus últimos discos, el imprescindible y el famosísimo Limón y sal, aunque no olvidó temazos de discos anteriores como Sería feliz (Dios, lo que me gusta esta canción), Amores perros o Aprendo de mis pasos. Fueron grandes los temas que cantó: Canciones de amor, Algo está cambiando, Lo que pidas, No seré, Mala memoria, Oleada, No hace falta, De qué me sirve, Te voy a mostrar, Donde quiero estar o Adonde sea. Antológica fue también su versión de Sin documentos de Los Rodríguez, coreada hasta decir basta por la audiencia.

No fue la única versión: un tema muy destacado y que no conocía y me encantó fue el de Jaula de oro, de los mexicanos Los tigres del norte, un tema sobre la nostalgia de un mexicano exiliado en USA. Otro temazo fue el de la adaptación del poema A callarse de Pablo Neruda, emocionante, precioso.

Y una colaboración de lujo inesperada que hasta que la vi en escena no la creí: Julieta a dúo con La mala Rodríguez, que se marcó voz y rap en el tema Eres para mi. Impresionante.

Finalmente, cito los temas “karaoke” de la noche, coreados hasta decir basta, y personalmente los que más me gustan: Limón y sal, Primer día, Última vez, Lento (qué maravilla de canción), Me voy y la insuperable Andar conmigo para cerrar el concierto.

Contrapuntos: las canciones e me hicieron en muchos momentos algo monótonas. Pero el concierto fue fabuloso. A Julieta se la quiere, sin duda, tal y como el. Con todo su limón y su sal. Os recomiendo verla en vivo, es una experiencia fabulosa.

Un abrazo.
ACTUALIZACIÓN DE ÚLTIMA HORA: Pues parece ser que lo de estar en la zona de prensa me ha traído una cierta fama: he salido hoy en el Tomate, y parece ser que se me ha visto bien visto, tal y como he puesto esta mañana, tras Fernando Tejero. Ya he recibido varias llamadas diciéndomelo, y hasta mi madre me decía ¡No me lo podía creer!. Y tú también me has reconocido, Kozmic. ¡La bomba!. Lo malo es que yo no me he visto a mí mismo, me hubiera gustado solo por reirme... anda que salgo un programa de poca audiencia, me habrá visto media España... ¡con lo mal vestido que iba ayer!. En fin, me lo tomaré con humor :P

Andemos

Llevo varios días sin escribir una sola palabra en el blog. Esto no es fruto de la casualidad, evidentemente, aunque está claro que podría deberse a miles de causas.

Pero la única verdad es que no tengo ganas de escribir acerca de nada. Ni de mi memeces superficiales, ni del último disco chochipop que me gusta, ni del último video gracioso de YouTube que he visto, ni de las series o películas que he visto o quiero ver, de mis figuritas de caballeros del zodiaco, ni de videojuegos, ni de tecnología… y mucho menos aún hablar de mis inquietudes, de las cosas que he vivido o sentido en estos últimos días, de cómo quiero enfocar ciertas cosas de las que he sido testigo en vivo y en directo en esto del Europride… y otras tantas cosas (aunque ahora lo esté haciendo, irónicamente).

Estoy triste, apático. No puedo decir que estoy mal porque no lo estoy, y de hecho estoy bastante sorprendido de estar tomándome de una manera tan zen un acontecimiento inesperado, de esos que sabes que pueden ocurrir pero te agarras a una fe alimentada de, básicamente, ilusión y esperanza, y te dices a ti mismo no seas cenizo y no pienses cosas malas antes de tiempo. Es esa esperanza en que, por una vez, piensas que ciertos aspectos de la vida salgan como deben.

Y sin embargo, ¿quién soy yo para alterar el libre albedrío?. Normalmente las decepciones se las lleva uno consigo mismo, y no de otro modo. Me siento feliz porque hace unos días me ha ocurrido una de esas cosas que se podrían calificar de revés inesperado, pero no siento nada mal al respecto. Desde el primer instante he valorado todos los puntos de vista de manera objetiva (que no frívola, porque yo no valgo para eso), y me he quedado bastante contento con mi actitud. Por una vez, una situación no me ha hecho daño, tan solo me ha dejado un ligero mal regusto.

Ahora me toca tener paciencia a ver cómo termina todo. Cuando quiero algo de verdad, no tengo ninguna prisa en esperar si sé que merece la pena. Por tanto, andemos. Andemos al frente sin miedo, sin drama, sin temor. Yo aún creo. Tengo fe en las cosas buenas, y en dejar los fantasmas del pasado atrás. Hace unos días le vi… tras más de un año sin hacerlo. Él no me vio a mi, y fue muy fugaz, pero lloré como un idiota. No sé cómo interpretar esa reacción, pero creo que me vino bien tenerla, porque al día siguiente pude entender mucho mejor a alguien especial que me contó algo que guarda cierta relación. No hay mal que por bien no venga, dicen.

No sé con qué frecuencia escribiré (o no) los próximos días, me siento algo disperso y afligido. Pero si algo he aprendido en estos últimos años, y que tengo muy claro, es que si algo tiene que suceder (o no), sucederá te guste o no, para bien o para mal. No está en tu mano. Por tanto, si no está en tu mano, es absurdo preocuparse. En la práctica, como todo, no es tan fácil. Esta frase es más una declaración de propósitos que algo que se haga o no se haga. Hay puntos intermedios.

Pero andemos. Andemos el camino. Juntos o por separado. Conozcámonos, vivamos, sintamos, lloremos y riamos. Ayer, en el concierto de Julieta Venegas en Madrid (al cual fui solo, debo ser el único de mi entorno que le gusta), ella interpretó el tema idóneo para todo esto, y os lo dejo aquí para vuestro gozo y regocijo. Y se la dedico a una persona muy especial :).
Hay que tener fe en que las cosas pueden salir bien, no salir mal. Sin dramas ni miedos.
Otro mundo es posible.

Un abrazo.