21 de mayo de 2007

Comuniones, cafeterías y puertas

Este ha sido un fin de semana de contrastes absolutos, de momentos álgidos y bajos, desenfrenados y tranquilos. Me hacían falta momentos así, para bien o para mal.

El viernes, tras abandonar mis labores laborales (me encanta decirlo de forma tan redundante) hice unos recados y fui a buscar a Alex para dar una clasecita de 日本語, aunque fue cortita porque no pudimos evitar ponernos a ver unos capítulos de デスノート y de Futurama. Ya he empezado con la gramática más básica del idioma, y aunque son memeces de guardería, a mi me hace ilusión empezar a aprenderlas. El entender perfectamente algo tan absurdo como わたしのなまえはダニです me hace ilusión, jejeje. De ahí nos fuimos a ver Zodiac, gran película, excelentemente dirigida, pero insufriblemente eterna y en muchos momentos aburrida. Mi consejo es que la veáis… pero en casa, sin prisa. La noche se remató con una ensaladita en VIPS.

El sábado fue el día del absoluto y total desenfreno, porque era la comunión de mi prima Mireia y ya se sabe que estos magnos acontecimientos son igualitos que las bodas. Desde la iglesia, lleno de repertorio de canciones que harían palidecer a Amo a Laura pero esperaré hasta el matrimonio, hasta el chiringuito del banquete, eso era un despropósito constante. Pero el hecho de que la familia se reuna es siempre un milagro, y poder juntar el el mismo techo a mis tíos y primos (grandes y peques) me parece simplemente fabuloso. Lo pasamos genial, nos reímos más y bailamos como posesos. Cuando a mi me da por soltarme, que tiemble el mundo: en la discoteca post-comilona pusieron las típicas cancioncitas cañí que nunca faltan en estos sitios: Paquito el chocolatero, Salve rociera, etc. Aunque cuando pusieron el Hips don’t lie de Shakira, el Follow the leader de yoqueséquien o el I will survive de Gloria Gaynor, eso fue el despiporre absoluto. Acabé, literalmente, con la camisa empapada como si me hubieran echado un cubo de agua. Tenía aspecto de borracho descontrolado, jajaja. De hecho, tuve que irme a casa raudo a cambiarme para el cumpleaños que tenía esa noche.

Lo peor de la comunión vino cuando, tras el banquete y antes de la discoteca, se nos convocó a todos a una especie de mini-plaza de toros, donde empezaron a soltar vaquillas para que la gente entrara a la plaza a simular ser toreros. Se me encogió el corazón: un montón de subnormales (que no sé quienes eran, debían ser de otra boda o algo así) borrachos asustando a una pobre vaquilla que corría de un lado para otro asustada. Lo peor es que los “espontaneos” la tiraban de las orejas, la tiraban piedras, e incluso la daban patadas. ¡Tamaña injusticia!. Está claro que el peor de los animales es, sin duda, el hombre. Tuve que irme del sitio porque estaba a punto de pegarle un puñetazo a alguien, especialmente a una mujer cuarentona que dio la nota y que trató peor que nadie a la mencionada vaquilla. Por fortuna, y casi como si se hubieran escuchado mis plegarias, la vaquilla tiró al suelo a aquella desgraciada.


Pero pasemos al domingo, el día del absoluto relax, y en el que me llevé una enorme y agradable sorpresa. En mi nuevo hogar va a haber muchos locales, pero hasta la fecha pocos hay abiertos. Y hasta este sábado, ninguna cafetería. Pero cuando volví de la comunión vi que, para mi sorpresa, habían abierto ya la que tengo casi al lado de mi casa. Como a mi me gusta desayunar bien, me hacía ilusión comprobar si habían puesto algo decente, y allí me dirigí el domingo nada más levantarme y vestirme. Oh, albricias y maravillas, la cafetería pasó todos mis test, y es que reconozco ser un poco snob con estas cosas. Punto por punto:

- La cafetería era moderna, bonita y acogedora
- El personal, cercano y amigable. ¡Hasta me fiaron, que se me había olvidado la cartera!
- Un café con leche riquísimo
- Tostada deliciosa
- Me preguntaron el sabor de la mermelada (indispensable)
- La mantequilla no era de esa congelada, ese ladrillo imposible de untar que ponen en muchos sitios. Nooo, era suavecita y derretidita.
- Los periodicos del día estaban disponibles para los clientes, y sobre todo los interesantes magazines de los domingos
- Ambiente agradable y tranquilo

Creo que pasaré muchos días a desayunar por ahí. Justo debajo de mi casa voy a tener otra que abrirá en breve… veremos con cual me quedo, pero es difícil que esta sea superable. Es mi ideal de cafetería. Y es que, señores, estas cosillas son importantes, ¿verdad?,

El resto del día lo pasé jugando al Final Fantasy XII y estudiando un poco. Me quiero hacer una partida completa en castellano del juego, y ya he llegado al final en este. Ahora toca terminar las submisiones, que no son pocas, aunque creo que llevo más o menos el 80% del juego. A ver si saco tiempo para más, porque tengo muchas cosas pendientes que nada tienen que ver con el mundo de los videojuegos.

El remate del fin de semana vino cuando el capullo del Sardá, anoche en Telecinco, se paseaba por las calles de Tokio. ¡¡Me puso los dientes largos, que a mi me quedan 3 meses!!.

Comienza una semana larga. De hecho, no sé por qué, tengo la sensación de que las próximas 3 semanas se me va a hacer eternas. Voy a tener trabajo e infinitos compromisos que atender a mansalva. Esta semana, sin más, tengo 3 cumpleaños y un concierto de Beyoncé. Casi nada.

Supongo que he intentado aglutinar demasiado en un solo comentario. Habría mucho más que decir, como lo mucho que extrañé a mi abuela en la comunión, pero supongo que no quiero hablar demasiado de ello. No tengo fuerzas.

Más que nada, querría terminar este extenso comentario de hoy con una reflexión que quizá no comprendáis, pero que para mí tiene en estos momentos mucho sentido:

En la vida, las puertas están hechas para abrirse, aunque lo más usual es que se cierren en tus narices. No hay nada más bonito que, tras una incesante búsqueda en el llavero, y aunque hayas tardado una eternidad, tengas la fabulosa sensación de que la llave encaja en la cerradura y que un nuevo mundo se abre ante ti tras cruzar el umbral que te separaba del aire libre. Es simplemente una sensación maravillosa.

Un abrazo.