2 de febrero de 2006

Primer aniversario del Blog

Hoy hace exactamente un año que abrí este rincón perdido dentro de este gran universo llamado Internet, y creo que es justo que pese a mi más que poca disposición a escribir nada en estos difíciles días, es justo y necesario que escriba. Es más, en el fondo el cuerpo me lo pide.

Mis muy modestas reflexiones ha tenido ya tres nombres distintos. El primero era El rincón de los recuerdos, y el segundo fue Reflexiones de un Hobbit, horroroso título que cambié al poco de ponerlo. En todo caso, y títulos aparte, abrí este blog con ganas de explorar mi talento literario, mi forma de expresarme y, sobre todo, por la atracción de escribir en un medio novedoso y atractivo, a la par que por la necesidad de expresar mis inquietudes y pensamientos. El tiempo me ha demostrado, en este año, que escribir me vuelve loco y que pese a mis más que evidentes carencias a la hora de redactar (y sobre todo de expresarme), es algo que ya no puedo dejar de hacer porque estoy enamorado de la lengua escrita. Había otra razón que me ilusionaba a la hora de hacer esto, pero ese será mi pequeño secreto.

A lo largo del año en cuestión he escrito de forma más o menos asidua en la cual he hablado de muchos, muchísimos temas de toda índole, con una clara tendencia hacia lo personal. No creo que eso sea malo, aunque me he dado cuenta de que no se puede ser tan explícito ni contar con tanto detalle ciertos aspectos de tu vida. ¿Os podéis creer que ya me ha pasado dos veces el encontrarme con un desconocido que se sabía cosas de mi día a día?. Pues así es, y la sensación la podría calificar como curiosa, que no desagradable. Y con todo eso, tampoco puedo obviar que así soy yo, que así es como me expreso y que es así con lo que me siento más cómodo. Tampoco me desagrada hablar de ciertas cosas y así tener informadas a algunas personas que considero muy importantes en mi vida.

Recuerdo dos puntos importantes en la historia de este Blog: el primero fue cuando lo borré, asustado por el alcance de uno de los comentarios que hice en él. Y el segundo fue cuando borré toda referencia a ciertos aspectos de mi, porque fue un craso error desde el principio. Supongo que esto del Blog es como aprender algo: tienes que cometer muchos errores antes de dominar la materia. Pero bueno, por muchos errores que haya cometido (y que indudablemente volveré a cometer), esto sigue adelante, despacio y con buen pie.

El comentario que abrió mi rincón virtual se llamaba El poder del conocimiento, que aún se puede leer si os vais a la sección de Archivo. Ahí intentaba explicar casi sin éxito cómo me hacía sentir la gente ignorante, haciendo mención a la película Iris. Me doy cuenta de que si bien mi ideología es la misma, como yo mismo he cambiado en el transcurso de este año ahora añadiría muchos más matices a lo que dije. Pero ese texto debe permanecer inalterado y no diré nada ahora. Lo que uno pensaba y sentía en ese momento debe quedarse como fue. Al fin y al cabo, nuestra memoria o recuerdo de lo que éramos o pensábamos es algo realmente hermoso.

Hay partes del Blog que ahora soy incapaz de leer, sobre todo las que hacen constante referencia al eje central de mi vida durante todo el año pasado, porque como dice la canción de Shakira, Siento que aún me duelen todavía aquí… adentro. Y, curiosamente, he leído algunos de esos comentarios y digo lo mismo que mi primer post: pertenecen a un momento concreto de mi vida, a un espacio y tiempo en el cual sentía las cosas de una maneras muy específica, y ¿por qué deshacerme de eso?. Sería absurdo e incoherente. No, no pienso volver a hacer censura de mi propio Blog, porque sería como negarme sentimientos que si bien han menguado inevitablemente, existieron y por tanto son parte de mi, por y para el resto de mi vida.

Ah, qué gran absurdo es todo… aquí me encuentro escribiendo palabras que quiero hacer mías y que por mi situación concreta no se si lo son. Supongo que todos tenemos épocas de dispersión, de extravío, de pérdida… tal y como yo estoy. Hoy hace un mes exactamente en que recibí aquel mazazo enorme que me dejó absolutamente destrozado anímicamente, y estoy en una tesitura de esas en las que siento que pese a que sólo han sido 31 días, parece que hiciera un siglo desde que eso ocurriera. Y es raro, muy raro, porque tengo la impresión de estar viviendo desde entonces una vida que no es mía. Y eso no mejora. No me siento mal… casi nunca (todos tenemos momentos bajos y yo los sigo teniendo, al igual que los altos), pero ayer mismo me di cuenta de que aún no me ha abandonado la angustia. La ignoro, la obvio, la intento no mirar, pero no me abandona. No quiere abandonarme, y creo que es un problema de mi propia actitud, personalidad, naturaleza, talante… o lo que queráis llamarlo. El caso es que la puñetera angustia se niega a abandonarme, aunque yo haya aprendido a vivir con ella. Y es odioso: más que ser feliz (que ya lo soy), lo que deseo por encima de todo es volver a sentirme bien, algo que no he conseguido aún completamente.

Ahora mismo estoy ilusionado por muchas cosas, asustado por muchas otras, triste por otras tantas, y eso en general me hace sentir bien: ¡sigo sintiendo cosas!. Pero vuelvo a decir lo que comenté en mis últimos post: que lo que más orgulloso me hace sentir de ser la persona que soy es que no hay odio, maldad, rencor o envidia en mi corazón en ningún sentido. Tengo buen corazón, tengo buen fondo, y ningún cargo de conciencia por nada que haya hecho o dejado de hacer. Siempre he sido extremadamente coherente con mi forma de ser y mi forma individual de ver y sentir las cosas, y ahora no va a ser una excepción. Lo que pasa es que estoy extraviado, y eso pone las cosas más difíciles.

Hace un año, estaba extraordinariamente estable en todos los sentidos. Ahora estoy extraordinariamente inestable. Así es como funciona todo, ¿no?. ¿Y qué gracia tendría vivir si no pasaran estas cosas?. Lo oí en una película: No tiene sentido vivir si no puedes sentirte vivo. Y ¡ojo, señores/as!. No me estoy refiriendo en exclusividad al tema estrella de este blog en los últimos días. Lo que pasa es que no me apetece un pimiento entrar en detalles de lo que estoy hablando. Lamento volver a mi ambigüedad, pero ahora mismo es lo que hay.

Ojala hubiera podido escribir hoy algo así como he estado leyendo todo lo que he escrito durante el año pasado de este blog y mi valoración es la siguiente…. Pues no, no puedo leer mi propio Blog. Qué le vamos a hacer, son cosas que pasan. Pero sí me gustaría recalcar algo que siempre he tenido en mi cabeza como una de mis más fuertes creencias: Todo lo que te ocurre en la vida sucede por algún motivo que eres incapaz de ver hasta que pasa el tiempo. Y también tengo otra fuerte creencia: Las personas somos incapaces de ser completamente sinceras con nuestros propios sentimientos hasta que hemos dejado de sentirlos. Por tanto, no hablaré abiertamente de cosas que aún están en mi corazón atenazadas. Podrían volverse en mi contra. Con el tiempo ya veremos.

Termino mi parrafada de hoy diciendo lo que he dicho últimamente: poco a poco. No escribiré mañana ni seguramente en muchos días, pero lo haré. Porque me gusta y porque me siento cómodo, simplemente. Si no fuera así, este blog ya se habría ido a paseo.

Anoche cuando me dirigía a una cena con los antiguos compañeros de mi ex-empresa, hablé desde el coche durante un rato con un amigo muy especial para mi. Este blog tiene mucho paralelismo con este amigo mío: nada deseo más que volver a cruzar mi camino con el tuyo, aunque nos lleve un tiempo.

Un abrazo.