30 de julio de 2008

Betty

No sé cómo se me ha podido escapar hasta la fecha pese a los gritos que había oído por medio mundo internetero, e incluso por el Globo de Oro que ganó America Ferrara, pero el caso es que ya he abierto los ojos y estoy enganchadísimo a la versión americana de Betty la fea, llamada simplemente Betty en España y que emite Cuatro a una velocidad vertiginosa desde hace unas semanas.

Creo que lo que me frenó de ver esta fantástica, fresca, deliciosa y divertidísima comedia fue precisamente mis prejuicios y la excesiva saturación de Bettys y Beas que hemos sufrido en España en los últimos años. Pero desde aquí lo digo y me quedo tan pancho: fuera complejos y prejuicios. Ugly Betty no tiene nada, pero nada que ver con los culebrones en los que se basa, transformando una idea realmente buena (una chica nada agraciada trabajando en una revista de alta moda) en una satira despiadada del superficial mundo del Pret a porter, eliminando los elementos culebronescos (la chica aquí no está enamorada de su jefe) y ha añadido un elenco de personajes a cada cual más entrañable (desde la pija Wilhelmina Slater al descojonante sobrino de Betty). La serie además tiene momentos impagables como los puyazos que pega al parodiar los culebrones en la televisión de la casa de Queens de los Suarez o la de chistes a costa de los famosillos de turno del mundo de la farándula. Y si encima le añadimos los constantes guiños y homenajes que se hacen a Sexo en Nueva York o a los musicales como Hairspray, ¡para qué queremos más!.

Ahora voy a rememorar a las dos previas Bettys que hubo en España antes de America Ferrera:

La Betty original, Colombiana, interpretada por Ana María Orozco, fue un autentico Hit en su país original y que en España gozó de un éxito enorme también. La más fea de todas en su caracterización, irónicamente, en su estado normal es la más guapa de todas con diferencia, como se puede ver en esta foto. La serie, culebrón tópico donde los hubiera, era adictiva y muy dulce, y un servidor se enganchó a ella del primer al último capítulo. ¡Esa peliteñida inolvidable!. Un claro ejemplo de mala serie que compensa sus defectos por su enorme carisma y entretenimiento.
Aquí viene la culpable de que le cogiera manía a las Bettys: Ruth Núñez, la Betty (Bea) española. La pobre no tiene la culpa de nada, pero el éxito de la versión española fue tan enorme, y Telecinco, la cadena que la emitía (y aún emite con un ridículo cambio de rumbo), tan despiadada, alargó la serie de un modo tan repugnante y patético que la gente acabó por hartarse de ver una serie en la que los actores estaban en piloto automático y nunca pasaba nada. Yo nunca pude ver más de 10 minutos seguidos. De los 180 capítulos originales, la versión española llegó casi a los 500 capítulos. Para pegarse un tiro. Ah, y la Bea guapa... pues chico, nada del otro jueves, a años luz de la colombiana.

Finiquitando el tema: si tenéis prejuicos a más Bea por culpa de este engendro español, quitároslos de encima. Con Betty, America Ferrera, la americanísima versión del original colombiano, lo vais a pasar pipa. ¡Qué ganas de ver la segunda temporada, que ya está en camino de mi casa, y el inicio de la tercera en septiembre!.

Un abrazo.


El Miniprincipito

El principito de Antonie De Saint-Exupery es un delicioso pequeño cuento para niños que, sin embargo, posee una profundidad realmente enorme y emotiva. Un clásico de lectura imprescindible al igual que otras maravillas que leí de niño como, por ejemplo, Momo de Michael Ende.

Mi madre me regaló el otro día en Alicante esta versión minilibro que cabe en la palma de mi mano y que, sin embargo, tiene hasta las ilustraciones originales. No tengo El principito, sino el Miniprincipito. Y si aún no lo habéis leído, ya os digo: no entiende de edades, es simple y llanamente un clásico de la lectura, una herencia universal imprescindible, impresionante, alucinante.

¿Sabes...? Cuando uno está muy triste son agradables las puestas de sol.

Un abrazo.