Estas últimas noches, en las que la programación televisiva, para variar pero casi de un modo más agudizado, es simplemente repugnante, he optado por llevar a cabo una de mis asignaturas pendientes: revisionar las películas antiguas de mi querido y adorado Hayao Miyazaki, aquellas que hace muchos años que no veo y que en un momento concreto de mi niñez me marcaron profundamente y me hicieron comenzar a amar el cine en general, el cine de animación en particular, y todo lo referente a la cultura japonesa. O al menos de esas primeras cosas que hicieron que el país nipón me atrajera.
La primera vez que vi Totoro yo tenía unos 12 años, y fue la segunda película que vi de Miyazaki-Sama. La primera fue Porco Rosso, que para mi fue un antes y un después en mi vida, pues fue como entrar en un fantástico mundo que no sabía ni que existiera. Luego vi Totoro y fue la confirmación de que estaba ante un increíble universo de sensaciones nuevas y maravillosas.
Mi vecino Totoro es una tierna y preciosa película familiar que habla del amor a la familia, a los seres queridos, la amistad y la naturaleza. En ella, dos hermanas llamadas Satsuki y Mei (la mayor y la pequeña, respectivamente) se mudan a vivir al campo con su padre, que es profesor universitario, mientras la adorable madre de ellas se recupera de una enfermedad en el hospital. Nada más llegar a su nuevo hogar, y mientras esperan a que su amada madre se recupere, conocen a unos extraños amigos que solo ellas pueden ver, siendo el más destacable de ellos el enorme Totoro, una especie de gigantesco oso dormilón que tiene poder para generar un enorme viento. El descubrimiento de este nuevo amigo supondrá un cambio enorme en la vida de las dos hermanas...
Y sin contar más del argumento, decir que me ha vuelto a despertar las mismas sensaciones que antaño: nostalgia, amor, alegría y felicidad. Cuando uno ve una de estas películas de Miyazaki, se le reblandece el corazón, se llena de risa y al mismo tiempo añora lo idealista de los sentimientos que bañan sus películas, donde prácticamente no existe la mala intención de nadie y donde todas las personas se ayudan y quieren de un modo u otro.
Totoro es una obra maestra que cuanto más envejece más gana. No olvidemos que es una película de hace 19 años. Y como casi todas las películas antiguas de Miyazaki, ha recibido un trato en España lamentable en la era del DVD. No hay edición de Totoro en España. Así de triste. ¿Quizá podamos soñar con una edición del 20 aniversario?.
Aquí tenéis una foto mía junto a Totoro en el Museo de Ghibli en Mitaka, Tokio. ¡Qué día más inolvidable!.
Quien no haya visto Mi vecino Totoro debería verla ya mismo, sin perder tiempo. Es una de esas películas que marcan, que se quedan para siempre dentro de ti.
Próximamente hablaré de una de las mejores películas que he visto de Miyazaki (quizá porque fue la primera, y la que me hizo entrar en su mundo): Porco Rosso.
Un abrazo.
La primera vez que vi Totoro yo tenía unos 12 años, y fue la segunda película que vi de Miyazaki-Sama. La primera fue Porco Rosso, que para mi fue un antes y un después en mi vida, pues fue como entrar en un fantástico mundo que no sabía ni que existiera. Luego vi Totoro y fue la confirmación de que estaba ante un increíble universo de sensaciones nuevas y maravillosas.
Mi vecino Totoro es una tierna y preciosa película familiar que habla del amor a la familia, a los seres queridos, la amistad y la naturaleza. En ella, dos hermanas llamadas Satsuki y Mei (la mayor y la pequeña, respectivamente) se mudan a vivir al campo con su padre, que es profesor universitario, mientras la adorable madre de ellas se recupera de una enfermedad en el hospital. Nada más llegar a su nuevo hogar, y mientras esperan a que su amada madre se recupere, conocen a unos extraños amigos que solo ellas pueden ver, siendo el más destacable de ellos el enorme Totoro, una especie de gigantesco oso dormilón que tiene poder para generar un enorme viento. El descubrimiento de este nuevo amigo supondrá un cambio enorme en la vida de las dos hermanas...
Y sin contar más del argumento, decir que me ha vuelto a despertar las mismas sensaciones que antaño: nostalgia, amor, alegría y felicidad. Cuando uno ve una de estas películas de Miyazaki, se le reblandece el corazón, se llena de risa y al mismo tiempo añora lo idealista de los sentimientos que bañan sus películas, donde prácticamente no existe la mala intención de nadie y donde todas las personas se ayudan y quieren de un modo u otro.
Totoro es una obra maestra que cuanto más envejece más gana. No olvidemos que es una película de hace 19 años. Y como casi todas las películas antiguas de Miyazaki, ha recibido un trato en España lamentable en la era del DVD. No hay edición de Totoro en España. Así de triste. ¿Quizá podamos soñar con una edición del 20 aniversario?.
Aquí tenéis una foto mía junto a Totoro en el Museo de Ghibli en Mitaka, Tokio. ¡Qué día más inolvidable!.
Quien no haya visto Mi vecino Totoro debería verla ya mismo, sin perder tiempo. Es una de esas películas que marcan, que se quedan para siempre dentro de ti.
Próximamente hablaré de una de las mejores películas que he visto de Miyazaki (quizá porque fue la primera, y la que me hizo entrar en su mundo): Porco Rosso.
Un abrazo.