14 de agosto de 2009

Faltas de tiempo en tiempos de ocio

No lo comprendo muy bien, pero lo cierto es que desde que trabajo solamente hasta las tres de la tarde, gracias a las bondades de la jornada reducida en verano en mi trabajo, no tiempo tiempo absolutamente para nada. Al menos en lo que se refiere a las virtualidades: ni blog, ni facebook (menos mal que tengo el móvil, que si no…), ni poder hacer las tareas domésticas a tiempo, ni comer sano (la operación palillo se ha ido al garete en poco tiempo, pero yo no me rindo y volveré al ataque en un par de semanas), y un largo etcétera…

He pasado un mes saliendo de Madrid casi cada fin de semana para ver a mi chico, que estaba fuera por trabajo; he pasado días enteros encerrado en mi casa empaquetándola ya que la he alquilado a un compañero de trabajo, con la consecuente paliza a mover cajas y la inevitable tristeza al abandonar definitivamente la vivienda (relativa, claro está)…

El trabajo tampoco me lo ha puesto fácil: Aunque tengo menos horas lectivas, han sido mucho más intensas en los últimos dos meses que en todo el año pasado, amén de las diferentes bajas de mis compañeros que he tenido que suplir (vacaciones, paternidad)…

El caso es, sin más florituras, que si sumamos todos estos elementos nos encontramos con una situación de actividad continuada, por mucho que al acabar el día uno pueda permitirse descansar plácidamente en su cama. Y a mi me encanta la actividad, soy una persona de muchísimo movimiento, pero hasta a mí a veces me merma.

Tengo intención hacer muchas cosas a partir de septiembre, entre ellas buscarme una vivienda nueva con mi chico, matricularme de nuevo al Noken (que este año voy a aprobar sí o sí), y retomar mi actividad diaria con el blog. Tengo la sensación que cuanto menos escribo en él peor me expreso (solo hay que leer lo sosas que son mis últimas entradas) y más vacío me siento. Parece una tontería, pero supongo que escribir en este rincón ya es en cierto modo y desde hace tiempo una parte importante de mi que no quiero dejar de lado demasiado tiempo, porque podría perderla.

Aún me cuesta creer que no haya hecho una bitácora decente de mi viaje a Japón, que no haya hablado de los innumerables conciertos a los que he asistido recientemente, a que he visto cómo otra vieja amiga mía se hacía cantante con disco en el mercado, de cómo la película UP! ha hecho que se me salten de nuevo las lágrimas en el cine, y muchísimas cosas más. Debería, de una vez, lavarme la cara y volver a la carga. Y lo haré, vaya que sí.

Mientras tanto, terminaré mis quehaceres laborales, me iré un par de semanas de vacaciones, y Danichan volverá a la carga con muchas, muchas cosas que decir.

Un abrazo.