7 de septiembre de 2005

Agradecido

Hace un par de días tuve la suerte de ser uno de los ganadores de un concurso en una de mis webs favoritas, elfenomeno.com, del cual tenéis un enlace en este Blog desde siempre.

El concurso consistía en escribir en un relato de no más de 10 páginas, el cual debía tratar sobre la Tierra Media o el mundo de Arda de Tolkien, bien sobre personajes conocidos de esta mitología o bien inventados pero igualmente pertenecientes a ella. Tengo el orgullo de haber quedado en segunda posición.

Mi relato, titulado La sombra cae sobre Gondor, habla de una conversación de dos personajes muy importantes en la mitología de Tolkien pero que han tenido poco protagonismo directo: este es el caso de Elendil el alto, muy importante en El Señor de los anillos, y su hijo Anárion, de quien recibe el nombre su ciudad que posteriormente, en El Señor de los anillos, sería Minas Tirith. Siempre se ha hablado mucho más del hermano de Anárion, Isildur, por ser quien arrancó el anillo de la mano de Sauron. Entrando en detalles, el relato cuenta cómo Anárion descubre el regreso de Sauron de las fauces de la muerte y se revela nuevamente como amenaza a los hombres, tras la reciente fundación del reino de Gondor. Entonces, Anárion se comunica con su padre Elendil mediante las Palantiri o piedras videntes y mantienen una conversación acerca del sentido de la guerra, de la esperanza y la debilidad y mortalidad de los hombres. En verdad esta era mi intención: centrar el tema en el sentido de luchar, de vivir, de tener pie a la esperanza en lo visible y en lo invisible.

No sé si en verdad soy merecedor de haber ganado un concurso de estas características, y pese a no tratarse de un concurso importante objetivamente hablando, a mi me ha llenado el espíritu de alegría. En todo caso podéis leer el relato en esta dirección, y de paso os recomiendo que si os interesa el tema os leáis el resto de trabajos, sin duda superiores al mío en muchos aspectos, tanto gramaticales como históricos.

No puedo sino estar agradecido y feliz por haber quedado en segundo lugar: creí que no merecía demasiado por un escrito tan tosco. De hecho, he recibido ayuda en cuanto a algunos fallos de expresión de mi querido Sergio, algo que le agradezco profundamente. Gracias, mi vida.

Un abrazo muy fuerte.