28 de abril de 2005

¿Qué es el amor?

¿Qué es el amor?. ¿Cómo se puede definir explícitamente?. Es una de esas cosas que carecen de definición en sí mismas. Porque siempre que aparece el amor, siempre se tienen que poner ejemplos para poder definirlo. El "como" es una constante. Y es porque el amor es algo que abarca tantas cosas y tiene excesivos matices, demasiados para la total comprensión por parte nuestra.

Yo amo muchas cosas, y a mucha gente, cada una de una manera. Siempre se alude al "querer" y al "amar" como cosas distintas, y yo no creo que lo sean. Todo es amor, aunque en la practica llamemos amor a aquella persona que tenemos por nuestra pareja. Yo amo a mi madre. Amo a mi prima pequeña. Amo a papá. Amo mi trabajo. Amo el cine. Y por supuesto, a mi chico.

Pero, ¿os dais cuenta del extraño revoltijo de cosas que acabo de mencionar?. ¿Cómo puedo meter en el mismo saco al amor que siento por mi madre y el amor a mi trabajo?. ¿No será entonces que estoy mencionando cosas distintas y soy incapaz de distinguirlas?.

La respuesta es, creo, que NO. No estoy mencionando cosas distintas. Es exactamente lo mismo a otro nivel. Para mi, el amor es aquello que te hace sentir bien cuando piensas en ello, que te hace sentir más vivo, que te reconforta y que te hace feliz. Y hablo de una felicidad pura y verdadera. La que te da calor por dentro cuando tu alma tiene frío. Pero no siempre es fácil distinguir lo que de verdad se quiere y lo que se cree uno que quiere. Lo he vivido, la verdad. ¿Cuántas veces me habré dicho a mí mismo que no deseo pasar tiempo con alguien y cuando ha sido demasiado tarde me he arrepentido?. ¿Cuántas veces habré intentado convencerme de que quería a alguien y en verdad no era así?. Y por suerte, cada una de estas experiencias, buenas o malas, me han llevado a un punto en el cual creo tener ya suficiente conocimiento de causa para poder analizar mis sentimientos de una forma más honesta y sincera. Y hablo de sinceridad conmigo mismo, por supuesto. No hay mayor traición que la que uno comete cuando se está engañando.

Y ahora viene la pregunta: ¿Por qué estoy escribiendo esto?. Pues porque hace un par de días no dejo de reflexionar sobre esto. Mi vida está tomando unos derroteros muy distintos a lo que era hace un solo año, y no solo en el día a día, sino en lo que se refiere a mis propias convicciones. Es como si de repente me hubiera estallado un globo de agua en la cara y me hubiese despertado a una nueva realidad, mucho mejor que el extraño sueño en el que llevaba sumido muchos años.

Digo esto porque, por primera vez en mi vida, estoy enamorado. He pensado mucho en las palabras que estoy pronunciando, e indudablemente es la conclusión más lógica y sincera que encuentro. No me resulta doloroso pensar que lo que he dejado atrás no fuera estrictamente "real", pues no era consciente de la pantomima que estaba viviendo, ni del modo de vida que creía era correcto. No, que va. Ahora mismo me resulta aberrante pensar en ello, en mi concepto de la realidad de las cosas. Me siento plenamente despierto por primera vez en mi vida.

Desde hace un tiempo soy plenamente coherente con mi vida emocional. Y lo más importante es que tengo la plena certeza de serlo no solo en el presente, sino en el futuro que se presente, sea el que sea. Pero yo había quedado bastante desencantado por una serie de razones en lo referente a las relaciones, y estuve mucho tiempo evitando abrir mi corazón. En parte porque no era el momento, y en parte porque no me veía capaz de hacerlo.
Pero entonces llegó él. Su llegada supuso para mi algo parecido a un "Efecto mariposa" o, como dicen el El Señor de los anillos, "una pequeña caída de guijarros que da paso al derrumbe de las montañas". No sé ya muy bien cómo sucedió, pero sé que me enamoré de verdad. DE VERDAD. No puedo expresarlo con palabras, pero ni en la forma, ni en la profundidad, ni en la honestidad, ni en el cariño, ni en el modo había conocido algo así. Es para mi, hablando con toda la honestidad que puedo, lo más puro, sincero y auténtico que he conocido en mi vida. Tener la posibilidad de sentir de esta manera tan limpia es, a todas luces, un privilegio que jamás pensé que podría tener. Es más: por muchas cosas que haya conocido, por muchas películas que haya visto, por muchos libros y relatos que haya leído al respecto, por muchas hermosas canciones que haya oído sobre el amor, creo que es solamente ahora cuando comprendo el alcance de todo eso que he visto y oído. Porque ahora yo lo estoy viviendo en cada pálpito de mi corazón.

Todo esto me viene a la cabeza ahora porque me siento un poco frágil. Muchas veces no tengo suficiente entereza para sobrellevar muchos de mis actos, ni ver los errores que cometo. Y cuando esto me ocurre (pese a que me considero, en términos generales, una persona con mucha entereza emocional pero en absoluto una roca insensible), recordar que él está ahí si le necesito provoca en mi ese calor en el alma al que antes hacía alusión. Y creedme, es algo realmente grande.

27 de abril de 2005

Horas y horas

Llevo una semana que se me está haciendo tremendamente larga. Es miércoles y parece que lleve trabajando 9 días seguidos. A eso se le añade una ligera angustia por motivos personales y que carecen de relevancia ahora mismo.

El caso es que hoy es uno de esos días que se consideran "tranquilos" y no hay demasiado que hacer de forma "obligada". Es decir, que básicamente me podría poner a hacer documentación y avanzar las cosillas que siempre están "pendientes". Pero no me da la gana. Hoy no tengo ninguna gana de estresarme malamente y dejarlo quizá para un día en que tanto las fuerzas físicas como mentales estén un poco más vigorosas.

Pero hay algo que me está tocando mucho las narices, y tiene que ver con la actitud respecto a las horas de trabajo de mis compañeros. Teóricamente tenemos dos horas para comer, de 14 a 16 horas. En ese tiempo, como es mucho, yo aprovecho para ir al gimnasio y comer después con la comida que me traigo de casa. Ellos se van de restaurante. Y últimamente no llegan antes de las 17 horas. Y a mi eso me molesta mucho. Cierto es que yo estoy más tranquilo sin ninguno de los dos aquí, pero no creo que sea justo. Luego claro, llegan las 20 horas y yo me largo alegremente mientras que ellos se quedan para hacer "nosequé". Y parece que queda mal que yo me vaya antes que ellos, cuando en realidad tan solo soy coherente. Es más, ni siquiera tendría que irme a las 20 horas, pero por cabezonería de mi jefe lo tengo que hacer.

Estoy un poquito harto de tanto mamoneo. Entiendo que la gente sea egoísta por naturaleza, y que las injusticias existan porque así ha de ser, pero yo quiero rebelarme contra esa idea. ¿Por qué tengo que tragar con todo lo que se me ponga por delante?. Siempre escucho voces que me dicen "chico, las cosas son así". ¿No es normal que quiera resistirme a eso?.

En verdad, la sensación que me recorre es de desasosiego más que de incomodidad o de conciencia. Yo la tengo muy tranquila. Pero me siento un poco menospreciado, un segundón, un Don Nadie. La fuerza para aguantar las cosas que me suceden en el día a día las encuentro dentro de mí mismo y de nadie más. Y así creo que debe ser, por otra parte.

Las horas pasan y pasan. Y otra hora. Y otra hora. Y otra más. Y lo único que deseo es salir volando cual paloma y no tener que seguir encerrado en esta oficina como una rata. Y pese a lo que parecen querer decir estas palabras, soy una persona que disfruta de su trabajo.

Supongo que lo que me pasa cuando hablo de estas horas interminables y de unos compañeros que parecen no existir, es que querría ser un poco más libre. ¿Tiene algo de malo dejarme llevar por este deseo, y manifestarlo?.

25 de abril de 2005

¿Te vas a casar?

Esta es la frase que más estoy oyendo últimamente cuando se me dirigen. Como ya se ha dicho a bombo y platillo estos días, el pasado jueves se aprobó el matrimonio entre homosexuales. Y ahora parece que todos los gays tengan como su destino primordial el casarse cuanto antes. Al menos eso me manifiestan muchas personas de mi entorno... unos de coña, otros no con tanta.

Antes de meterme en materia con eso del "matrimonio ¡por supuesto!" Que acabo de decir, debo comenzar, por descontado, por expresar mi más completo apoyo y alegría por una decisión parlamentaria de esas que hacen historia, y por tratarse de un hecho que marca una valiente decisión frente a la política conservadora, la absurda doctrina de la iglesia católica y, ante todo, el desprecio social de muchas personas y colectivos hacia personas que son normales.

El Vaticano, ese gran estado que mueve montañas de fieles alrededor del globo, reaccionó de una forma extraordinariamente agresiva e instó a la gente a la rebelión civil. Este tipo de actos son los que luego generan las guerras o siembran la discordia, el odio, los recelos o los miedos. Una absoluta política del terror. ¡Se me pone la carne de gallina cuando pienso en toda esa cantidad de absurdas ideas, que son capaces de desencadenar ríos de sangre!.

Yo NO estoy pensando en casarme. Al menos por el momento. Me encuentro felizmente unido a una persona por vínculos mucho, mucho más fuertes que ningún papel que legalice nuestra situación. Y no necesito más por ahora. El hecho de que considere tan importante esta decisión no tiene que ver con ningún dogma o movimiento religioso. A mi la religión me la trae al fresco. Porque si bien puedo creer en algo superior a nosotros, tengo la firme creencia de que todo aquello que el hombre toca, queda corrupto. Y más una institución que lleva más de 2.000 años demostrando que si bien ha hecho cosas muy grandes y ha sido la esperanza y la fe de muchos miles de millones de personas a lo largo de ese tiempo, también ha demostrado que no se libra de la corrupción que eso conlleva. Yo NO creo en la iglesia, tan solo sigo el dictado de mi corazón.

Pero me he desviado de lo que quería decir. La razón de que me parezca importante la decisión de la admisión del matrimonio homosexual tiene que ver con el reconocimiento de IGUALDAD. Es bueno que tenga la posibilidad de ELEGIR. Antes no podía hacerlo. Ahora no voy a casarme, pero es muy reconfortante saber que puedes hacerlo. Quizá dentro de un tiempo sí quiera hacerlo. Y quizá quiera adoptar un niño. Y quizá sabiendo que voy a pasar el resto de mi vida con mi chico, estaré más tranquilo sabiendo que tendrá derecho a una pensión de viudedad. Y para hacer una declaración conjunta, y para que frente a la ley y el estado él y yo seamos una pareja. Todo eso.

Ya tengo a la ley de mi parte. Ahora falta la sociedad. Paso a paso. Porque estoy orgulloso de ser quien soy, de ser lo que soy, y de estar con quien estoy.

Volviendo al origen de este texto, debo reconocer que me he sentido algo incomodado con tanta alusión a mi posible matrimonio con mi chico. Mi madre, unos amigos, etc etc... bueno, ¿qué puedo decirles?. ¿Que quiero darme prisa en casarme por si se echan hacia atrás?. Pues no, la verdad es que no. En mente tengo presente la POSIBILIDAD, pero creo que como cualquier otra persona que tiene pareja y la quiere. Ni más ni menos. Y sin embargo me siento feliz. Feliz al saber que ahora sí puedo escoger esa opción.

Esperemos que la iglesia ni el PP (pese a tener a un candidato Gay armarizado hasta las cejas) acaben provocando un retroceso en este sentido. Por esta gente, seguiríamos viviendo en el siglo XVI.

18 de abril de 2005

Definición de felicidad

Finalmente ayer decidí que era mejor que fuera solo al teatro, pese a que me dolía bastante dejar a mi chico al margen. De todos modos él no podía ir, así que me siento algo mejor al respecto. Estoy seguro de que, no obstante, en una próxima ocasión similar no titubearé.

Ayer viví una situación en la cual se presentó una posibilidad de hablar sobre la felicidad en su definición por excelencia. Y pese a que no salí muy airoso de ese pequeño debate (porque tengo la curiosa capacidad de empezar a expresar correctamente una idea y desvirtuar lo que quiero decir a medida que hablo), creo que dejé claro que sí soy feliz, tanto ahora como lo que soy capaz de ver de mi futuro inmediato.

Entonces yo me pregunto: ¿Qué hace feliz a alguien?. O mejor aún, voy a rizar más el rizo: ¿Qué me hace feliz a mi?.

Es difícil, muy difícil, intentar expresar con palabras lo que te hace feliz en la vida... todos los ámbitos que componen tu mundo, tu alegría... a menos que seas un auténtico virtuoso de la palabra. Yo no lo soy, pero lo intentaré igualmente.

Estoy enamorado. Estoy profundamente enamorado, de un modo que no creo haber conocido jamás. No es, sin embargo, un modo. Creo que es el amor. No creo que esta forma de sentir sea comparable a otra cosa. Absolutamente a nada. El hecho de sentir esto, que yo ya no puedo considerar amor (para mi es algo más que eso, algo que está muy por encima de lo que se suele definir como amor), hace que cada mañana cuando me levanto una sonrisa se dibuje en mis labios. Hace que cuando voy al trabajo y pienso en su rostro mientras el sol aparece por el este me invada una alegría casi obscena. Hace que cuando me sienta presionado o dolido por distintas cosas a nivel personal o laboral, se me curen todos los males. Hace que cada vez que le digo "Te quiero" me sienta mucho más cerca de un estado de maravillosa embriaguez, que mi corazón se enardezca, que mis lágrimas de gozo limpien mi espíritu de impurezas.

Y no es solo ya eso: no me hace falta nada más para ser feliz: ni el lugar, ni la situación, ni lo que haga el día a día: sólo hace falta mirarle a los ojos, o acariciar sus cabellos, o estar ambos abrazados, para que nada más importe.

Pero no es solo el amor ya: la felicidad se compone de muchos factores. Yo tengo suerte de trabajar en lo que me gusta, y siento una realización personal y una exaltación moderada de mi ego que me hace sentir seguro y determinado. Me siento apreciado por mi trabajo. Creo que tengo un grupo reducido pero fiel de amigos, y no necesito más que eso. Tengo una familia que me quiere aunque a veces tenga problemas con ellos (como en todas las familias, supongo).

Aparte de todo eso, está el hecho de que yo, para mis adentros, creo conocerme a mi mismo. Y creo que he llegado a ser una persona sensata y honrada, y que tengo mucho por lo que enorgullecerme a nivel personal. Mis logros, personales y no personales, y sobre todo el analizar mi psique y lo que es la esencia de mí mismo y encontrar que soy aquello que siempre quise: una persona íntegra.

Creo que la felicidad uno la encuentra cuando se da cuenta de que ha luchado por aquello que cree y va paso a paso consiguiéndolo. También es felicidad cuando encuentras algo hermoso que no esperabas y se queda ahí por amor a ti. También es felicidad mirar hacia atrás y mirar al presente y ver que las cosas no están tan mal, y también es felicidad mirar al futuro con optimismo.

El concepto de felicidad varía de forma individual dentro de cada uno de nosotros y en base a lo que hayamos conocido a vivido. Yo he vivido muchos tipos de situaciones en mi vida, alegres y no tan alegres, y he aprendido a analizar y apreciar cosas que a priori no se les da mucho valor, o más bien olvidamos apreciar.

Cuando ayer salió esta conversación, me sorprendí relativamente cuando salió mi primera frase, que fue directa del corazón: Soy más feliz ahora de lo que he sido nunca. ¡Wow!. Vaya afirmación, ¿eh?. Y sin embargo, aunque mi vida no es un cuento de hadas, es la pura verdad.

Soy feliz, soy millonario. Y aunque la felicidad es un camino pedregoso a recorrer y no un estado, ahora puedo decir que me siento bien.

14 de abril de 2005

La aplastante lógica de lo ilógico

Soy informático. Cualquiera que me conozca un poco lo sabe. Y cualquiera que me conozca un poco más que un poco, sabe el amor que tengo a mi profesión.

Estos días apenas me despego del teclado. Me han "pedido" integrar en la peculiar (pero efectiva) aplicación que he desarrollado para mi empresa un módulo bastante complejo para gestionar una serie de partes e informes de valoración de daños en pistas o peajes.

A priori, y sin meterme en tecnicismos, he hecho en apenas 3 días una interfaz de gestión de informes que comprende una base de datos con 8 tablas o factores (Informes, Clientes, Vehículos, Designaciones, Carreteras, Puntos Kilométricos, etc), completamente parametrizable y con versatilidad de edición 100%.

¿Verdad que no se puede comprender esto tras una primera lectura?. Estoy seguro de que cuando hablo de este modo con mucha gente pensará bien que todo le suena a chino o, por añadidura, que estoy como una cabra y soy el "típico informático rarito".

He reflexionado mucho últimamente al respecto de este asunto. Escogí mi profesión de forma completamente vocacional. Para mi no hay nada que me haga más feliz que pasar horas y horas delante de una pantalla, manejando bases de datos, fabricando entornos de gestión, automatizando tareas. Puede parecer que, aunque suene un poco exagerado, es mi forma más satisfactoria de "crear" algo.

Cuando veo en la cantidad de cosas que soy capaz de hacer delante de mis líneas de código, o cuando manejo una gran cantidad de integers, floats, booleans, strings, de forma simple, por matriz bidimensional, tridimensional, estática o dinámica, dentro de un bucle for o un loop, cuando recupero datos de una tabla, cuando interactúo entre entornos SQL Server u Oracle, o ambos a la vez... me doy cuenta de que es algo grande. Y es grande porque me siento dentro de una maraña complejísima de algoritmos, funciones y procedimientos que solamente yo entiendo. Es decir, que yo soy el único arquitecto de esa lógica.

Me gustaría pensar que el mundo es igual. El mundo, la vida en general, se mueve por algoritmos excesivamente complejos para mi comprensión. En general, la gente no se complica y se mueve únicamente dentro de los límites de su propia rutina y vida y no se molesta en mirar más allá o alcanzar nuevos horizontes. Y en otro tipo de casos (como es el mío), sí que intento moverme más allá de mis propios límites de comprensión, mirar hacia otros lados, a otras vidas, a otras realidades. Pero apenas recorro algunos metros, pues considero que es peligroso. Las personas, para bien o para mal, tienen una capacidad de entendimiento MUY limitada, y sólo puede evolucionar en esa capacidad de entendimiento de forma lenta y pausada. De lo contrario todos nos volveríamos locos.

He aprendido, con el paso de los años, a "adaptar" de forma peculiar y única el mundo de la programación, mi mundo virtual, a mi vida real. Aunque en verdad es una historia larga y complicada de explicar, intentaré hacerlo.

Nunca he sido una persona con muchas luces. Es decir, que siempre he andado por el mundo de una manera desarraigada y sin preguntarme por las causas o razones de las cosas que me ocurrían. A lo mejor era una maniobra de defensa, quien sabe.

Pero cuando llegó mi adolescencia, hubo un momento concreto en el cual me afectaron profundamente dos cosas: el descubrimiento de la lógica filosófica y la innegable relación que tenía con mis primeros contactos con la programación informática. Me invadió un sentimiento reconfortante, de reconocimiento: sabía que quería profundizar en ello, entregar mi vida a ello. Es posible que fuera una forma de despertar al entendimiento y de desarrollar aquello de lo que hablaba antes: explorar más allá de mis propios límites.

El paso del tiempo hizo que descubriera cómo aplicar esos conocimientos matemáticos y lógicos a mi vida: empecé a moverme entre patrones y pautas completamente lógicas aplicadas a los campos más inauditos de mi día a día: el amor, los estudios, mi estabilidad emocional, mis quehaceres. Pero al cabo, descubrí que todo fue un gran fracaso. Porque no solo no conseguí mejorar mi vida, sino que la empeoré para mis adentros. No obstante, aprendí a conocer profundamente muchas cosas que antes no me habían interesado, y mi capacidad de comprensión aumentó estrepitosamente. Ese fue el premio o recompensa a una actitud a todas luces errónea.

¿Por qué fracasé?. Muy sencillo: es muy fácil conducir tu vida por senderos prefijados, y adaptarte a una lógica, un algoritmo, que mueva tu día a día, pero eso sólo lleva al encierro, a la muerte en vida. Porque, para ser honestos, creo que toda lógica para una persona es válida hasta que se la destrozan traumáticamente. Y creo que todos sabemos que la vida, en su concepto, es capaz de hacer eso de un día para otro. A mi me pasó, y no sólo una vez.

Entonces decidí cambiar de actitud y pensar en adaptar mi Dogma de vida a una nueva forma de comprender las cosas, y es la que hoy en día adopto: ser abierto a cualquier forma de vida o pensamiento, reflexionar sobre todo lo que veo, oigo, leo, y tratar de encontrar un sentido a las cosas. Pero si no lo encuentro, debo pensar básicamente que si no puedo comprender algo, es porque la vida contiene muchos más parámetros o variables de los que mi mente es capaz de asimilar. O, hablando informáticamente, mi memoria RAM no tiene bastante capacidad para almacenar tantas variables y matrices, y tengo que dosificarlas.

Creo que el verdadero poder del conocimiento es ese: ser consciente de tus limitaciones, y darte cuenta de que eres tan solo una pequeña parte de un todo que indudablemente es más grande y complejo que tú.

Es posible que nunca consiga encontrar el origen del algoritmo a la vida, pero no me importa, pues yo mismo soy parte de ese algoritmo, y por tanto, mientras sea capaz de comprender cada vez más la parte que me corresponde respecto al todo, podre vivir bien y en paz.

Un abrazo.

4 de abril de 2005

La verdad escondida en los sueños

Anoche no pude dormir. O si lo hice no lo recuerdo bien. Me fui a la cama a eso de la 1 de la madrugada, porque estuve desde las 9 instalando un televisor nuevo que me he comprado. El caso es que me fui muy cansado a dormir y caí rendido y pensé que no habría quien me despertara hasta la hora en que tenía que levantarme para ir al trabajo.

Pero no fue así. Sobre las 5 y media me desperté inquieto y fui al lavabo. Me sentía nervioso, inquieto, fuera de lugar. Pero el cansancio persistía, lo cual hacía que en conjunto me sintiera bastante mal.

El resto de la noche fue como una película surrealista: miles de imágenes preocupantes pasando por mi cabeza: realidades, inquietudes, irrealidades, medio sueños. Y cuando sonó el despertador, me desperté cansado, muy cansado, de mente y de cuerpo. Más o menos me he ido recuperando durante el día, pero llevo arrastrando ese cansancio cual pesada cadena atada a mis pies durante todo el día.

¿Y qué es lo que soñé/pensé en esas horas inquietas?. Para empezar, antes de exponer, debo decir que creo que no hay tanta diferencia entre el pensamiento y el sueño. Cuando uno piensa lo hace de forma consciente, escoge dentro de sus recuerdos un cuadro de lo que desea ver. Lo puede hacer de forma que ve algo que ya ha vivido, algo que ha vivido alterado por su propio pensamiento (¿Cuántas veces habremos imaginado una situación vivida, alterada de la forma en la que la hubieramos deseado vivir?), y otras veces pensamos cosas que nunca han pasado (tanto las que deseamos que ocurran como las que nunca queremos vivir).

Este último caso, más o menos, es lo que me ha pasado a mi. Tengo la certeza de que en los sueños se plasman de forma más explícita y dura los miedos que nos asaltan en el día a día, incluso aquellos que en teoría no nos afectan. Un miedo que sólo dura mientras dura el sueño y durante el "shock" post-vivencia. No hablo de grandes temores inherentes a cualquier persona, sino pequeñas cosas (incluso muy pequeñas) de nuestra vida. Ayer se apareció en mi mente un buen lote de ellas: que si se me olvidaba hacer esa labor tan importante en mi trabajo, que si no iba a llegar a fin de mes por haber gastado mucho dinero en un capricho, que si alguien estaba enfadado conmigo porque no me había respondido a un mensaje que le mandé...

Lo curioso de ese tipo de sueños que desvelan que no somos tan fuertes como aparentamos es que parece que su origen proviene de una parte de nosotros que nos empeñamos en ocultar, o que simplemente nos vemos obligados a esconder incluso de nosotros mismos. Es como el Mr. Hide que no queremos ver jamás. Pero mientras estamos en ese trance, medio dormidos, medio despiertos, medio conscientes, medio abandonados, la fuerza con la que estas imágenes en nuestra mente invade nuestra consciencia es a veces arrolladora, tanto que hace provocar una especie de colapso temporal en nuestra cabeza.

Cuando desperté, me di cuenta de que todo aquello no era más que un sueño, una proyección de mis temores más íntimos, esos tan absurdos que nunca revelarías a nadie. Tan absurdos hasta para ti mismo que te niegas que existen.
Pero la noche cambia muchos pensamientos, y hay que dejar las decisiones y los juicios para la mañana, como decía el sabio rey Théoden.

Un abrazo.