18 de agosto de 2009

Ciertas bondades del verano

No todo en la época veraniega va a ser calor, sudar y pasarlo mal por culpa de las altas temperaturas. El verano trae otra serie de ventajas que no podemos disfrutar el resto del tiempo, y una de mis favoritas es la de darme deliciosos baños, ya sean en un lago, en el mar o en una piscina, hasta altas horas de la tarde o incluso al atardecer mientras se toma un delicioso helado. Como aún no me he tomado mis vacaciones laborales (algo que, afortunadamente, cambiará a partir de este fin de semana, momento en el cual disfrutaré de dos semanazas en la playa), he aprovechado cada oportunidad que he tenido para refrescarme.

La que más me gusta es la del pantano o embalse de San Juan, en Madrid, maravilloso lugar en el que pasar el día en plena naturaleza y darse un buen baño, aunque no siempre el agua esté al mismo nivel. Concretamente, me gusta muchísimo una zona nudista a la que se accede de un modo un poco complicado pero en absoluto incómodo, lejos de zonas ruidosas o hiperpobladas. Y es que sí, adoro el nudismo. Siempre que puedo lo practico: da una sensación de libertad única y te hace ver que por estar en bolas no tienes que ser consciente de tu sexo al aire en todo momento. Al contrario.

Si podéis, alguna vez, disfrutad de la inigualable experiencia de nadar en las aguas de un sitio en plena naturaleza cuando está atardeciendo o incluso el sol ya ha caído. Es uno de esos momentos realmente mágicos e inigualables de la vida (evidentemente, para mi).

Un abrazo.


14 de agosto de 2009

Faltas de tiempo en tiempos de ocio

No lo comprendo muy bien, pero lo cierto es que desde que trabajo solamente hasta las tres de la tarde, gracias a las bondades de la jornada reducida en verano en mi trabajo, no tiempo tiempo absolutamente para nada. Al menos en lo que se refiere a las virtualidades: ni blog, ni facebook (menos mal que tengo el móvil, que si no…), ni poder hacer las tareas domésticas a tiempo, ni comer sano (la operación palillo se ha ido al garete en poco tiempo, pero yo no me rindo y volveré al ataque en un par de semanas), y un largo etcétera…

He pasado un mes saliendo de Madrid casi cada fin de semana para ver a mi chico, que estaba fuera por trabajo; he pasado días enteros encerrado en mi casa empaquetándola ya que la he alquilado a un compañero de trabajo, con la consecuente paliza a mover cajas y la inevitable tristeza al abandonar definitivamente la vivienda (relativa, claro está)…

El trabajo tampoco me lo ha puesto fácil: Aunque tengo menos horas lectivas, han sido mucho más intensas en los últimos dos meses que en todo el año pasado, amén de las diferentes bajas de mis compañeros que he tenido que suplir (vacaciones, paternidad)…

El caso es, sin más florituras, que si sumamos todos estos elementos nos encontramos con una situación de actividad continuada, por mucho que al acabar el día uno pueda permitirse descansar plácidamente en su cama. Y a mi me encanta la actividad, soy una persona de muchísimo movimiento, pero hasta a mí a veces me merma.

Tengo intención hacer muchas cosas a partir de septiembre, entre ellas buscarme una vivienda nueva con mi chico, matricularme de nuevo al Noken (que este año voy a aprobar sí o sí), y retomar mi actividad diaria con el blog. Tengo la sensación que cuanto menos escribo en él peor me expreso (solo hay que leer lo sosas que son mis últimas entradas) y más vacío me siento. Parece una tontería, pero supongo que escribir en este rincón ya es en cierto modo y desde hace tiempo una parte importante de mi que no quiero dejar de lado demasiado tiempo, porque podría perderla.

Aún me cuesta creer que no haya hecho una bitácora decente de mi viaje a Japón, que no haya hablado de los innumerables conciertos a los que he asistido recientemente, a que he visto cómo otra vieja amiga mía se hacía cantante con disco en el mercado, de cómo la película UP! ha hecho que se me salten de nuevo las lágrimas en el cine, y muchísimas cosas más. Debería, de una vez, lavarme la cara y volver a la carga. Y lo haré, vaya que sí.

Mientras tanto, terminaré mis quehaceres laborales, me iré un par de semanas de vacaciones, y Danichan volverá a la carga con muchas, muchas cosas que decir.

Un abrazo.


6 de agosto de 2009

Mi nueva cámara fotográfica

Mi chico tenía preparadas varias sorpresas increíbles para nuestro segundo aniversario, pero hubo una de ellas que concretamente me dejó sin aliento, sin aliento de verdad: me regaló nada menos que una flamante cámara digital Reflex Nikon D60 de 10,2 megapixels.


Llevo tiempo detrás de comprarme una cámara decente para poder empezar a adquirir destreza fotográfica (estoy incluso pensando en dar algún curso), ya que adoro la fotografía pero las cámaras compactas son inadecuadas para estos menesteres.

Por tanto, no puedo hacer sino darle infinitas gracias a mi querido Sera por hacerme un regalo tan valioso en todos los sentidos; no solo por el económico (que es considerable), sino por la enorme ilusión que me hace. A partir de ahora, espero a estar a la altura de este pedazo de cámara.

Un abrazo.

4 de agosto de 2009

Dos años no son nada...


... y lo son todo.

Dos personas. Dos manos unidas. Dos años de andadura mirando al frente y con ilusión, siempre en el presente, y con la justa esperanza en el futuro. Como debe ser, un año más.

Este año no quiero volver a extenderme inútilmente en intentar plasmar los millones de emociones que vivo junto a tí en palabras. Es una tarea harto sencilla pero a su vez una tarea imposible de realizar. Simplemente porque eres inabarcable, en el buen sentido.

Hoy hace dos años que nuestros corazones laten de manera sincronizada, que acometemos un proyecto ideado, planeado y ejecutado por nosotros y nadie más, al ritmo que queremos y de la forma que nos apetece. Que vamos cumpliendo metas y proponiéndonos otras tantas. Que una simple llamada, e-mail o mañana al despertar supone una nueva forma de renovar la fe en lo idílico, en la alegría más pura y sana que podamos imaginarnos.

Dos años hace hoy que te miré a los ojos por primera vez del mismo modo que te sigo mirando hoy. Quién lo iba a decir. Tú, la mente, y yo, el corazón, unidos por nuestras similitudes y más aún por nuestras diferencias. La verdad, debo de haber hecho algo bueno para que te hayas cruzado en mi vida. Hasta los episodios más grises de mi vida me han llevado hasta a tí, y eso es un pensamiento tan, pero que tan alentador...

Como ya he dicho, no me voy a extender mucho más. Decirte una vez más que cada mañana a tu lado, un beso de buenos días y una sonrisa perezosa tuya es el mayor regalo al que podría aspirar jamás en la vida. Tan sencillo y tan pleno a la vez.

Con el presente como aval, con el incierto futuro ante nosotros, te doy las gracias por ser mi chico. Y te recuerdo que te quiero con toda la honestidad que puedo ofrecerte.

Gracias por darme dos de los años más felices que he vivido jamás.

Te adoro.