13 de noviembre de 2007

Muito obrigado!

Como la vida es preciosa cuando hay momentos especiales por vivir, este pasado fin de semana largo (el viernes era fiesta en Madrid), Sera me llevó a conocer la maravillosa ciudad de Lisboa, que no conocía hasta la fecha, haciendo una parada en Trujillo y Mérida yendo de camino.

No entiendo cómo he podido tanto en ir a conocer este sitio entrañable, pues en verdad se tarda incluso menos que ir a ciertas partes de mi querida Galicia. Pero no importa: he ido con alguien con suma experiencia a la hora de enseñar la ciudad, y que ya ha estado allí varias veces. Así, pasear por la Avenida de la Libertad, por la plaza del Comercio, por los barrios altos y bajos, o coger el tranvía 28 para ir de un extremo a otro de la ciudad han sido experiencias si cabe mucho más reconfortantes, bonitas y atractivas. Si a eso le añadimos momentos inolvidables como tomar una infusión en un mirador con la ciudad de noche como testigo, una cena en un restaurante en el interior de un parque, o subir a la Torre de Belem para observar el ensanche del Tajo, el titánico puente del 25 de abril y pasar por el de Vasco da Gama… pues la verdad, cuanto más se piensa más especial parece y de hecho es.

El pueblo de Sintra, a las afueras de Lisboa, es otro maravilloso descubrimiento. Antiguo lugar de nobles, es una constante subida a una elevada colina llena de castillos y jardines, impregnados de un aire de solemnidad y tranquilidad que dejan a uno francamente patidifuso. La joya de la corona es el Palacio da Pena, casi arriba del todo, donde vivían los reyes y que ahora es lugar turístico. Este lugar es francamente fabuloso, y se puede ver con el mobiliario original.

Por todo esto: por Lisboa y sus calles, monumentos, parques y detalles, a Sintra por su elegancia y belleza, y a Sera por hacerme partícipe de todo ello, solo puedo decir: Muito obrigado.

Y he aquí un mini-video de los dos paseando por el centro de la ciudad.

Un abrazo.