El pasado 10 de junio acudí, finalmente, a nuestro largamente esperado encuentro. Tal y como le anuncié, debía demorarme un poco más porque tenía algo muy importante que hacer en Bristol, pero tampoco podía olvidarme de un encuentro que deseaba desde hacía muchos años: nuestro encuentro, aunque fuera solo en espíritu. Necesitaba estar donde usted estuviera, como alumno que le respeta y le admira desde lo más profundo de su corazón.
Cuando llegué a Oxford, lo primero que hice fue intentar localizarle. Costó un poco, pero afortunadamente había más de una persona que sabía cómo encontrarle. Allí es donde me dirigí, y a la entrada del cementerio ya había muchos indicativos que me permitieron encontrarle rápidamente.
Y finalmente, ahí estaba usted junto a su esposa Edith Mary. Beren y Lúthien. No podía ser más adecuado para ustedes dos que utilizar los nombres de sus personajes de ficción que simbolizan el amor que va más allá de la muerte. Ustedes dos ya partieron al Oeste hace tiempo, y lo hicieron antes de que yo llegara a este mundo. Pero resulta increíble pensar que 34 años después, las palabras que usted escribiera sigan siendo referencia, modelo y hasta guía para personas que son y que serán. Ese es su mérito, su poder, su legado. El legado de un hombre impresionante. No podía sino rendirle un pequeño homenaje a alguien que me ha aportado tanto en la vida.
Llegué a su lado. Permanecí allí solo unos minutos. Me arrodillé, me emocioné, y hasta unas pequeñas lágrimas brotaron de mis ojos. Pero al mismo tiempo sentía mucha paz, felicidad. No era un momento triste. Estaba postrado frente a usted. Me limité, únicamente, a decirle con mi alma lo que pretendía: darle las gracias por tan buenos momentos, por sus historias maravillosas que siempre serán ya parte de mi, y por haberme aportado algo que va mucho más allá de una simple lectura de ficción. El Silmarillion es mi Biblia, usted es mi pastor.
Me marché. Volví a mi vida normal. Pero aún quedaba un último homenaje: visitar personalmente su lugar favorito, The eagle and child, ese al cual usted acudía con sus amigos (C.S. Lewis entre ellos), cuando se hacían llamar The inklings, para tomar cervezas y hablar de sus libros. Allí es donde se leyeron por primera vez El Señor de los anillos, El Silmarillion, y otros grandes libros como la ahora famosa saga de Narnia de Lewis. Allí me tomé una pinta de Sidra a su salud y la de sus compañeros, en el rincón donde ustedes solían sentarse, tal y como estaba indicado.
Querido profesor, no tengo palabras. Emocionado, eternamente agradecido, solo resta decirle que espero que la gracia de los Valar esté con usted allá donde se encuentre más allá de las estancias de Mandos, y que algún día podamos conocernos más allá de los círculos del mundo.
Su humilde alumno,
Daniel
3 comentarios:
Me ha encantado. Es más, se me han puesto los vellos de punta con una frase " EL Silmarillion es mi Biblia. Usted es mi pastor", y es porque siempre pensé que el Silmarillion era como la Biblia de todo lo relacionado con la Tierra Media, aunque nunca se lo había expresado a nadie.
Estuve en Inglaterra en 1994 y tuve la misma intención que tú, pero no tuve la oportunidad; eran esos viajes organizados para estudiar inglés y Oxford nos pillaba muy lejos...aunque sí conocimos Cambridge.
PETER PAN BIMBO - ElFenómeno
Hola, en Octubre voy a Londres y no me puedo volver sin ver la tumba ni el bar, me puedes facilitar la dirección por favor? Un abrazo !
Hol! Pues no lo recuerdo bien, porque hace ya casi 6 años desde aquella visita. Oxford es muy pequeño, no deberías tener problema en encontrar el Eagle & Child, seguro que te "topas" con él. En cuanto al cementerio ya es algo más difícil, hay que coger un autobús desde el centro de Oxford, es un trayecto de 10-15 minutos. Pregunta en la oficina de turismo que hay por el centro por "El cementerio donde está enterrado Tolkien". Creeme, hay mucha gente preguntando por ello. ¡Que tengas buen viaje!.
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