Bueno, a poco más de dos meses de mi esperado (¡qué digo esperado, ESPERADÍSIMO!) viaje a Japón, puedo decir con orgullo que ya he hecho un completo planning para visitar. Me doy cuenta de que es imposible abarcar todo lo que deseo en solo 16 días, pero creo que yo, Rubén y Dani podremos sacarle mucho jugo si hacemos todo lo previsto.
Para empezar, ya están reservados y confirmados tanto el vuelo como los Ryokan. Estos estarán ubicados en Tokio, Kyoto e Hiroshima.
De Tokio, ya hay un completo plan para ver los barrios de Odaiba, Shibuya, Harajuku, Omotesando, Shinagawa, Ikebukuro, Shiodome, Shiba, Takeshima, Roppongi, Ginza, Akihabara (uooo!), Ochanomizu, Marunouchi, Ueno, Shinjuku y Asakusa. ¡Casi ná!. Dentro de estos, evidentemente, están el palacio imperial, el Sony Building, el Rainbow bridge, la Torre de Tokio, el teatro imperial, la Electric street, la Sunshine city, y un largo etcétera.
Desde Tokio haremos tres excursiones: a Nikko, lugar de templos y santuarios clásicos por excelencia, a un par de horas al norte de la capital. Iremos también a Yokohama, muy cerca de Tokio, con una zona portuaria muy interesante, y cómo no, al Fuji-yama (Fuji-san allá, que ya no se me olvida, jaja), Hakone y los Cinco lagos.
Desde Tokio marcharemos a Kyoto, donde veremos los tropecientos templos y pagodas que tiene, los pabellones dorados y plateados, el Castillo de Nijo, el distrito de Gion, el Parque imperial, el pasadizo Pontocho, Okazaki o el paseo del filósofo. Y desde esa ciudad haremos dos excursiones: a Nara, antigua capital de Japón, y a Osaka. Ambas ciudades se componen de miradores, castillos, templos (como no!) y jardines realmente hilarantes.
Desde Kyoto bajaremos un poco más, hasta Hiroshima, donde pasaremos un par de días completos, veremos los monumentos a la paz de la ciudad y haremos una excursión a uno de los sitios que más deseo visitar: la isla sagrada de Miyajima, con su famosa Torii, las pagodas y su santuario. Es una isla virgen en la cual no se permite ni nacer ni morir… así de curiosos son los japos.
Desde allí volveremos a Tokio para pasar dos últimos días a nuestra bola y prepararnos para el viaje de vuelta. Tampoco dejaremos de ir a alguna disco, karaoke, un onsen (balneario japonés) y, si podemos, alguna competición de sumo.
Me joroba bastante no poder ir al norte y especialmente a Sapporo, pero bastante vamos a abarcar en tan poco tiempo.
¡Qué ilusionado estoy!.
Un abrazo.
Para empezar, ya están reservados y confirmados tanto el vuelo como los Ryokan. Estos estarán ubicados en Tokio, Kyoto e Hiroshima.
De Tokio, ya hay un completo plan para ver los barrios de Odaiba, Shibuya, Harajuku, Omotesando, Shinagawa, Ikebukuro, Shiodome, Shiba, Takeshima, Roppongi, Ginza, Akihabara (uooo!), Ochanomizu, Marunouchi, Ueno, Shinjuku y Asakusa. ¡Casi ná!. Dentro de estos, evidentemente, están el palacio imperial, el Sony Building, el Rainbow bridge, la Torre de Tokio, el teatro imperial, la Electric street, la Sunshine city, y un largo etcétera.
Desde Tokio haremos tres excursiones: a Nikko, lugar de templos y santuarios clásicos por excelencia, a un par de horas al norte de la capital. Iremos también a Yokohama, muy cerca de Tokio, con una zona portuaria muy interesante, y cómo no, al Fuji-yama (Fuji-san allá, que ya no se me olvida, jaja), Hakone y los Cinco lagos.
Desde Tokio marcharemos a Kyoto, donde veremos los tropecientos templos y pagodas que tiene, los pabellones dorados y plateados, el Castillo de Nijo, el distrito de Gion, el Parque imperial, el pasadizo Pontocho, Okazaki o el paseo del filósofo. Y desde esa ciudad haremos dos excursiones: a Nara, antigua capital de Japón, y a Osaka. Ambas ciudades se componen de miradores, castillos, templos (como no!) y jardines realmente hilarantes.
Desde Kyoto bajaremos un poco más, hasta Hiroshima, donde pasaremos un par de días completos, veremos los monumentos a la paz de la ciudad y haremos una excursión a uno de los sitios que más deseo visitar: la isla sagrada de Miyajima, con su famosa Torii, las pagodas y su santuario. Es una isla virgen en la cual no se permite ni nacer ni morir… así de curiosos son los japos.
Desde allí volveremos a Tokio para pasar dos últimos días a nuestra bola y prepararnos para el viaje de vuelta. Tampoco dejaremos de ir a alguna disco, karaoke, un onsen (balneario japonés) y, si podemos, alguna competición de sumo.
Me joroba bastante no poder ir al norte y especialmente a Sapporo, pero bastante vamos a abarcar en tan poco tiempo.
¡Qué ilusionado estoy!.
Un abrazo.
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