28 de diciembre de 2006

Malestar

Llevo unos días dándole vueltas a un asunto bastante peliagudo y que me tiene la cabeza carcomida. No he mencionado nada porque me daba bastante reparo, pero supongo que ya no tiene mucho sentido ocultarlo por estos lares.
Cuando fui a Chicago hace un par de meses, me acerqué a la zona gay de la ciudad, en el barrio de Belmont, y me metí en un bar impresionante llamado Sidetrack, que me encantó. Pero eso no es lo más importante, sino a quien conocí allí. Se trataba de Matthew Fox... nada más y nada menos. Cuando le vi me quedé de piedra, no esperaba encontrarme a este tiarrón que admiro tanto (sobre todo por su físico, para qué engañarnos). Pues nada, le saludé, evidentemente, y para mi sorpresa entablamos una conversación entretenida y de ahí pasamos a tomar algo.
En fin, el caso es que al final... digamos que acabamos intimando del todo. Nos vimos los días posteriores por la ciudad... y desde entonces nos mandamos E-Mails, hablamos a veces por teléfono... y el caso es que a mi me está gustando mucho él, lo cierto es que demasiado. No sé qué hacer... porque él estaba en Chicago de paso, realmente se mueve entre Los Angeles y Hawaii para el rodaje de Perdidos... ¿es sensato plantearse una relación con alguien que vive a medio mundo de ti?.
En fin, seguiré comiéndome el coco...
Un abrazo.

2 comentarios:

Spidermanu dijo...

Dos horas he tardado... 2 horas...
:-\

Unknown dijo...

Joer macho, pues anda que no era evidente, jejeje.