Los dos pasados días han sido, con diferencia, los más cansados de todo el año hasta la fecha, si nos atenemos a términos físicos. El pasado martes aterrizó en mi casa todo el caos de cajas y muebles, y pasé todo el día supervisando montaje, abriendo cajas, trasladando cosas de un lado para otro entre mi casa y las de mis tías y, evidentemente, acabé sumamente destrozado. Pero solo era el preludio…
Ayer acabé extenuado. Alquilé una furgoneta grande desde primera hora de la mañana y me dediqué, con la ayuda de la familia, a trasladar muebles de un lado para otro, entre mi casa vieja y la nueva, así como la ingente cantidad de cajas que ya tenía preparadas… libros, DVD’s, cosas personales, etc… no se lo recomiendo a nadie, de verdad. Acabé tenso, nervioso, harto y cansado… muy cansado. La última mudanza en la que había participado activamente fue en Mayo del año pasado y, comparada con esta, aquella fue un camino de rosas.
Pero todo tiene su recompensa: lo más difícil ya está hecho. Ahora quedan cosas menores, como la ropa (que se hace poco a poco), cosillas sueltas y poco más. Luego tocará organizar, pero eso ya lo haré despacio y sin prisa. Ya tengo luz y agua, y solo me falta el gas y el teléfono para poder vivir cómodamente.
Lo cierto es que estos días echo mucho de menos escribir un poco más activamente en el blog, pero lo de la casa me absorbe el 100% de mi tiempo. Me han pasado muchas cosas, como el haber visto a mi querido profesor Angelote, las cenas con mis amigos, la nochebuena familiar (de la cual amenazo con colgar un video en YouTube), y un largo etcétera. Pero no puedo ponerme a relatar todo, sería una auténtica quimera.
Mejor será que vuelva al tajo. Esta tarde toca una misión compleja: trasladar mi vitrina de objetos de El Señor de los anillos a la casa nueva. Eso sí que va a ser tela marinera…
Os dejo con una preview de mi salón. Aunque parezca imposible, es el mismo sitio que el post Bienvenidos que puse hace unos días. Me va a quedar una casa acojonante, desde luego…
Ayer acabé extenuado. Alquilé una furgoneta grande desde primera hora de la mañana y me dediqué, con la ayuda de la familia, a trasladar muebles de un lado para otro, entre mi casa vieja y la nueva, así como la ingente cantidad de cajas que ya tenía preparadas… libros, DVD’s, cosas personales, etc… no se lo recomiendo a nadie, de verdad. Acabé tenso, nervioso, harto y cansado… muy cansado. La última mudanza en la que había participado activamente fue en Mayo del año pasado y, comparada con esta, aquella fue un camino de rosas.
Pero todo tiene su recompensa: lo más difícil ya está hecho. Ahora quedan cosas menores, como la ropa (que se hace poco a poco), cosillas sueltas y poco más. Luego tocará organizar, pero eso ya lo haré despacio y sin prisa. Ya tengo luz y agua, y solo me falta el gas y el teléfono para poder vivir cómodamente.
Lo cierto es que estos días echo mucho de menos escribir un poco más activamente en el blog, pero lo de la casa me absorbe el 100% de mi tiempo. Me han pasado muchas cosas, como el haber visto a mi querido profesor Angelote, las cenas con mis amigos, la nochebuena familiar (de la cual amenazo con colgar un video en YouTube), y un largo etcétera. Pero no puedo ponerme a relatar todo, sería una auténtica quimera.
Mejor será que vuelva al tajo. Esta tarde toca una misión compleja: trasladar mi vitrina de objetos de El Señor de los anillos a la casa nueva. Eso sí que va a ser tela marinera…
Os dejo con una preview de mi salón. Aunque parezca imposible, es el mismo sitio que el post Bienvenidos que puse hace unos días. Me va a quedar una casa acojonante, desde luego…
Un abrazo.
2 comentarios:
Está genial, a ver si un día me la enseñas ^^
Gracias, guapetón!! Cuenta con ello, es que estoy a tope estos días...
Publicar un comentario