10 de enero de 2012

La sorprendente historia de un sorprendente 2011


No, no me he muerto (¡afortunadamente para mi!), aunque tengo que reconocer que debido a los extraños avatares que han acontecido sobre mí en los últimos 12 meses, no he podido explayarme ni mucho menos excederme en mis apariciones blogueriles. Pero Mis muy modestas reflexiones, lejos de ser un proyecto que ha caído en el vacío, para mí sigue muy pero que muy vivo.

Objetivamente, para España y Europa en general este ha sido, hablando en plata, un año de mierda. Entre los vaivenes económicos generales, los fiascos empresariales de ese ya familiar nuestro que nos acompaña cada día omnipresentemente, la puta crisis, junto con una clase política en términos generales que roza lo obsceno y asqueroso (para más inri, el Partido Popular es ya el que ostenta el poder liderado por Mariano Rajoy, ese ser que apenas vemos y que tiene tanto carisma como un vaso de agua), la verdad es que no se nos pintan muy bien las cosas a los españoles. Y con esto me incluyo a mí mismo.

La sorprendente anécdota de mi sorprendente historia es que… precisamente, 2011 ha sido uno de mis mejores años a nivel personal y profesional por el cambio y avance que tuve el valor de afrontar. Como ya sabréis por lo que escribí hace unos meses, cambié de trabajo. Ahora, y solo ahora que ya ha pasado un tiempo desde que ocurrió aquello, puedo darme cuenta de que mis siete años trabajando para mi antigua empresa son algo que debo atesorar, lleno de buenos recuerdos y sobre todo de personas que estuvieron y ahí y ahí siguen. Atrás y lejos quedan las depresiones y la ansiedad, la sensación de estar encerrado en una jaula y de estar desperdiciando mi potencial profesional. En este año son muchas las veces que he pasado por mi antigua oficina y he sido recibido con afecto y cariño que yo he devuelto con toda mi animosidad.

El caso es que llevo casi un año trabajando para NEC, la multinacional japonesa, con un balance no positivo, sino extremadamente positivo. El trabajo es intensísimo, estresante, muchas veces agobiante y la cantidad de horas que requiero para poder sacar adelante la enorme cantidad de proyectos que hay es, objetivamente, excesiva… pero me encanta. Adoro lo que hago y supone un reto intelectual positivo, constructivo y constante. Mis compañeros son gente a la que poco a poco voy tomando más aprecio y, en algunos casos, afecto, y en general el ambiente que se respira dentro y fuera de la oficina es muy, pero que muy bueno. La versatilidad horaria que se requiere dentro también es recompensada fuera y no me veo atado totalmente a horarios absolutos, que incluye a veces la posibilidad si es necesario de hacerlo desde casa (este es otro tema del que me gustaría hablar en mi nueva web profesional, danieloliver.es).

El año se me ha pasado volando entre mi nuevo trabajo, unos cuantos viajes (estuve en Argentina por motivos laborales en verano), mis queridos amigos y mi amado Sera, con quien cada día que pasa afianzo una relación total, absolutamente maravillosa. Lo que ocurre es que, cuando ya son tantos años, ese amor se convierte en una cotidianidad deliciosa de la que ya casi no es necesario hacer ningún alarde. Está ahí, es uno de los mayores regalos y dones que tengo… y ya está. Nada más y nada menos.

Es cierto que hay muchos vaivenes tormentosos actuales abiertos en mi día a día, pero si algo he aprendido en este año es que no hay que tener miedo ni a los cambios ni a cometer errores. Ni una cosa ni otra están enteramente en nuestras manos y, en cierto modo, son inevitables.  He necesitado de bastante tiempo de psicólogo (gracias Ana, si lees esto) para llegar a la raíz de muchos de mis fantasmas y ahora mismo tengo una visión realmente Zen de muchos de los aspectos de mi vida en general.

Así que, en resumen, puede decirse que mi vida va sobre ruedas y con una actitud extremadamente positiva de todo. Estoy feliz conmigo mismo y mi única meta en estos momentos es seguir avanzando hacia adelante y pulir todos esos aspectos de mí que podrían ser mejor. Entre ellas está, especialmente, la intención de bajar definitivamente y por todas de peso y volver a retomar progresivamente mis pensamientos a través de las palabras de este blog.

Resulta terriblemente irónico que alrededor mío haya sido testigo de tanta miseria en estos últimos meses y yo lo haya visto todo desde una posición privilegiada. Da mucho que pensar, la verdad… pero otra de las cosas que he tomado muy en cuenta es que no debo sentir ningún tipo de culpabilidad; bien cierto es que también se ha dado la situación inversa y que las cosas de la vida giran demasiado deprisa y con demasiada constancia como pararse a pensar en ello.

Gracias a todos los que me leéis y, sobre todo, por no abandonarme.

FELIZ 2012 A TODOS

Un abrazo.

4 comentarios:

UN BESO dijo...

Está muy bien esta web. Está llena de contenido muy interesante. Me gusta, sigue así de bien. Un beso

gustavo dijo...

Mis mejores deseos para este año y que sigan los éxitos!!1 saludos

Anónimo dijo...

Konnichi wa, Danieru san!!!Ohisashiburi!!!!
Me alegro de que haya sido un buen año para ti. Ahora seguro que tienes dominado el N3 para este año. Espero que sigas tan bien como hasta ahora, ojlá me fuese así. Un saludo. Dewa mata.
Javieru kun.

jose dijo...

desde lueo que da gusto leerte siempre, bueno, pues espero que sigas escribiendo cosillas

Jose