16 de febrero de 2011

Cambios


Ha pasado bastante tiempo desde que actualicé el blog. Ni siquiera me ha dado tiempo a comentar los evidentes cambios en el diseño principal (inacabados), pero lo cierto es que se debe a un importante cambio en mi vida que ha tenido lugar en los últimos dos meses, y que se viene gestando desde hace aún más tiempo hacia atrás.

A mediados de enero, comuniqué a mi empresa de trabajo mi baja voluntaria tras exactamente siete años desempeñando el puesto. La razón de esto es, obviamente, que había encontrado algo potencialmente mejor y que, finalmente, me permitiría avanzar profesionalmente en el momento justo para poder hacerlo. Llevaba tiempo sopesando los pros y los contras, pero los últimos meses se hizo bastante evidente que, más que una opción, era una necesidad imperiosa el realizar este cambio por motivos personales que no deseo mencionar en este blog.

Sea como fuere, desde el mismo momento en que me hicieron esta nueva oferta laboral y lo comuniqué en mi (ahora) ex-empresa, el tiempo de transición que ha habido entre el abandono de mi trabajo y el comienzo del nuevo han sido días mágicos, en los que me he sentido no feliz, sino realmente desatado positivamente hablando. Me había vuelto una persona muy gris por dentro en los últimos meses y no reconocía dónde se había ido ese color interior del que siempre tanto he presumido. No estoy echando la culpa a mi trabajo, por supuesto, pero es cierto que, como he mencionado tanto en persona estos días, allí ya era un vaso completamente lleno y, para bien o para mal, debía dejar sitio a alguien que pudiera ser productivo para la empresa, y aunque implicara riesgos (que ahora estoy asumiendo) y muy egoístamente como no puede ser de otro modo, levantarme del asiento y seguir hacia adelante.

Las dos semanas que duró esta transición volví a ser el Dani alegre, risueño y vivaracho que se siente bien consigo mismo. No cabe duda de que era un síntoma de que había tomado, a priori, la decisión correcta, además de en lo profesional. Me he sentido, además, querido y reclamado tanto por compañeros, como por familia, como por amigos y seres amados. Ha habido, además, otros factores de interés que ahora no vienen a cuento, pero que han incluso amplificado artificalmente esa sensación de libertad de la que era muy consciente que era transitoria, con lo que me limité a disfrutarla hasta el último instante con toda la intensidad que me fue posible.

Llegó el momento del adiós y, por qué no decirlo, de las lágrimas. Parecía que se repetía aquel día en el que se fue mi querido Quique de la oficina, pero a la inversa. Y pese a que en esa oficina tengo personas que por una razón u otra tengo en mi corazón de forma única e individual, de todo ello voy a echar especialmente de menos a Quique y a César, mis queridos compañeros que, honestamente, eran con mucha diferencia la principal razón de que no hubiera tomado antes esta determinación. Y lloré a su lado, por supuesto, y también después ya a solas. Pero no con amargura; tan solo por nostalgia y por el inevitable miedo al cambio.

Ahora que voy cerca de dos semanas incorporado a mi nuevo lugar de trabajo, puedo decir que empiezo a darme cuenta de lo que realmente he hecho y, la verdad, no solo no me arrepiento sino que estoy que no quepo en mi. No por una mejora en el día a día, sino porque realmente tengo la convicción de haber hecho lo que debía en el momento que debía. Pese a que ahora tengo que pasar la friolera de 3 horas o más entre transporte y transporte para ir y volver a casa, y que aún estoy muy perdido en toda la casuística y responsabilidad de lo que implica mi nueva posición profesional, estoy feliz, sereno y tranquilo. Pienso en mí hace solamente 2 meses y, la verdad, resulta muy descorazonador.

En mi nuevo trabajo, además de haber evolucionado en todos los sentidos profesionales (y solo acabo de empezar), puedo incluso volver a dedicarme un tiempo que antes no tenía o no deseaba tener: voy a poder ver muchas películas y series en el tren gracias a mi iPhone 4, leeré y estudiaré, y quizá pueda incluso volver a retomar poco a poco esta pequeña bitácora que es mi blog, y que hace unos días cumplió la friolera de seis años.

En todo caso, una nueva era ha llegado a mi vida, y pese a que aún no sé por dónde va a seguir mi camino, la recibo con los brazos abiertos y el corazón absolutamente receptivo.

Un abrazo.



3 comentarios:

CruisAir dijo...

I am glad to read you made the right decision. I was very happy when I learned you had found something new as I feel your new position is so much better for you in many ways. While the longer travel time to/from work is a disadvantage, you still know how to turn that into an advantage and use it as some spare time for yourself.
Lots of luck and joy with your new job Dani!
I also look forward to more frequent updates here as well. ;)
Hopefully, I'll talk to you every now and then if your time permits.
Many hugs, until next time,
Bigbro

Peter Browning dijo...

Me alegro que haya sido un cambio a mejor. A veces hay que arriesgar y dar un paso adelante para conseguir lo que uno quiere.

Anónimo dijo...

Omedetô gozaimasu, Danieru san. Totemo sugoi desu ne!!!Qué suerte, yo espero seguir teniendo trabajo en un año....Espero que te vaya mucho tiempo tan bien como estas 2 semanas...Por cierto....no hemos recibido aún el noken!!!!!Bueno, mata ne!!!