21 de septiembre de 2006

Las doce pruebas de Asterix

Hace mucho, mucho tiempo que no veo esa película, si bien es una de mis películas de animación favoritas cuando era niño. Si la habéis visto, recordaréis que una de las más duras pruebas por la que tuvieron que pasar Asterix y Obelix era obtener un documento legal en un edificio administrativo en Roma. Pues bien, hoy yo me he visto en esa tesitura, o al menos me he sentido como los dos personajes animados en cuestión.

Como ya puse, he tenido una pequeña movida con las aduanas, gracias la adquisición de una de mis flamantes figuras de Caballeros del Zodiaco. El importe en cuestión de la misma es de 30 euros. Pues nada, los de la agencia tributaria no se han querido perder los derechos de impuestos de ese PEDAZO de importe, y me han OBLIGADO a desplazarme a sus instalaciones en la Terminal de carga del aeropuerto de Barajas, lo cual me pilla en la otra punta de Madrid. El horario es flexible al menos: de 9 a 14h de lunes a viernes (¿se capta la ironía?).

Pero tras ir hacia allá con el justificante de pago de eBay, pidiendo permiso en el trabajo para salir un rato antes a comer (manda narices tener que pedir permiso para eso), me he presentado en la oficina de Correos de marras.

Paso 1: Hago cola en la aduana, donde había unas 5 personas delante mía con el mismo cabreo que yo. Cuando llego y presento el justificante de pago, me entregan la “factura” de impuestos de retención, que ascienden a… ¡2,38 euros de mierda!. Me ha costado mucho más el Gasoil que he empleado en ir y volver que pagar semejante inmundicia. Pero ahí no acaba todo…

Paso 2: Como allí no tienen caja de recaudación, tengo que irme nada menos que a un BANCO a pagar esa cantidad. Y ya son las 13:40… con lo que como no me de prisa, me cierran en las narices. Literalmente me pego una carrera al banco más cercano, a unos 600 metros de la oficina, y pago.

Paso 3: Sin aliento, me presento de nuevo en la misma cola (con más gente en espera, claro) para presentar el justificante de pago para poder retirar el paquete. Me atiende una friki que parece la bruja piruja. Veo más gente cabreada como yo, y de hecho alguien me pregunta estupefacto si en verdad hay que ir a un banco a pagar. Cuando presento mi justificante, me devuelven sellado el aviso de llegada para retirarlo en la sección de recogida de paquetes.

Paso 4: Cuando llego a la oficina de recogida ya son las 13:55. Por los pelos. El que me atiende, prepotente como él solo (lógico: si este personal no desarrolla un comportamiento y personalidad borde y prepotente no podrá aguantar en ese puesto ni 2 días). En ese momento me llama Sergiote y le cuento la historia A VIVA VOZ para que se entere bien todo el mundo que me rodea, clientes y personal de correos, con toda la bordería que me es posible. Los clientes se ríen. Los de correos pasan olímpicamente. De esperar. Y ahora la coña: me cobran 2,50 € por ENTREGARME EL PAQUETE. Curiosamente, ahí que me cobran directamente y hasta me dan las vueltas como en una tienda. En unos segundos ya tengo el paquete en las manos. Ni una mirada, ni gracias ni nada: vete a tomar por saco, chaval, que en 3 minutos nos vamos a casa.

Conclusión: tengo la sensación de haber sido ESTAFADO, manipulado, ninguneado y maltratado tanto por Correos como por Hacienda. Si comprar (hablando mal) una mierda de juguete de 30€ en Hong Kong por Internet supone semejante despropósito, no sé muy bien qué hacer: si denunciar, no volver a comprar por Internet, o qué hacer. Este país me da auténtico ASCO en lo relativo a este tipo de gestiones, donde una panda de Frikis funcionarios (no critico a los funcionarios, sino solo a estos en concreto) te tratan como si fueras basura sin derecho a quejarte, cuando ellos trabajan 5 horas al día frente al público en un horario imposible para el resto de los mortales y te hacen recorrerte Madrid para pagar… ¡poco más de 2 euros!. Una vez tuve que pagar derechos de aduana pero lo hice en MI sucursal, y pagando bastante más dinero que la propinilla que he tenido que meter por transferencia en las arcas de Hacienda. Entonces, ¿qué es lo que pasa aquí?.

Pero… claro, es que si no lo hago, PIERDO mi compra. Y ellos lo saben. Se la trae al fresco. Aquí el caso es chupar del bote. Y con ganas de joder al personal, además, mediante un sistema administrativo que da pena o risa según lo quieras mirar.

Y tras este pequeño desahogo, me dispongo a montar mi muñequito…

Un abrazo.

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