10 de mayo de 2007

La copa quebrada

Tras el velo de la quietud, de la apacible gentilidad de las apariencias, una fina copa de cristal se hace añicos al caer al suelo. Sus fragmentos se dispersan en el espacio y a través del aire para, caóticamente, acabar en el más insospechados de los lugares de la habitación. Y me temo que, aunque todos ellos acabaran reencontrándose, algo poco probable, ya no sería lo mismo; más bien un remedo, un mal apaño. La belleza inicial se ha perdido para siempre.

Pero ese aroma de indiferencia sigue presente. Nadie, salvo uno, ha visto lo que ha ocurrido. ¿Qué sentido tiene que ocurran cosas que nadie es capaz de percibir, oler, tocar, o lo que es peor… lleguen a importarle siquiera?. Porque muchas veces se trata de eso simplemente: ni queremos, ni hacemos ademán para que nos importe.

En un mundo donde todo es discutible, todo es relativo, y no existe una verdad absoluta respecto a casi nada, todos somos víctimas y verdugos. Pero no lo entendemos. O somos una cosa u otra, pero nunca ambas. Es fácil tildar a alguien de loco o de cuerdo, pero nunca definirle en un punto intermedio. Es fácil ver las desgracias ajenas y observarlas como el que hace lo propio con la ficción en una pantalla de cine, pero el cine es cine; Y cataliza todo el elemento tragicómico de la vida para paliar nuestra necesidad de todos esos grandes sentimientos. Y, consecuentemente, cuando salimos de la sala evitamos todo contacto con ello. Miramos de lado, apartamos la cara, ignoramos lo que tenemos delante.

Somos tan necios que buscamos el autoconvencimiento, la excusa, nuestra propia verdad, el absolutismo inalcanzable. ¡Que el drama no me alcance! Y a su vez, es lo único que nos permite sobrevivir a esa gran espada de doble filo que poseemos: la conciencia. Y lo que hacemos, simplemente, es drogarla, anularla, adormecerla, obviarla. Y así, finalmente, todo recuerdo caerá bajo ese velo de apariencia y olvido. Porque solo así los humanos podemos sobrevivir.

Dicen que existen varios mundos o universos paralelos, y que el peor de todos ellos es el de los humanos. Porque somos presas del peor de los castigos: los sentimientos. Siempre amplificando, siempre decayendo, siempre dentro un constante sube-y-baja y una quimera de imposibilidades, subimos a lo más alto para caer a lo más bajo y volver a empezar una vez más.

La copa se hace añicos y se recompone perdiendo su belleza inicial, pero nadie lo ve. Porque no se quiere ver. Alrededor nuestro, normalmente, solo hay sombras; Nos movemos realmente en un limbo donde sólo apreciamos el viento de lo que se mueve a nuestro alrededor y no somos capaces de sentir lo que tenemos delante de nuestras propias narices. El resto del tiempo es, brevemente, cuando podemos realmente ser nosotros mismos. Un lapsusdemasiado breve, me temo.

¡Me he hecho añicos! ¡Ayudadme a buscar mis fragmentos partidos, por favor! – Decía la copa. Pero las únicas respuestas que recibía eran: o bien el silencio, o bien la mofa, o bien la crueldad, o bien la indiferencia. Al final, acabó buscándolos ella misma como buenamente pudo, invirtiendo todo su tiempo y fuerzas. Porque entendía que era su propia responsabilidad y de nadie más, pero en su corazón hubiera deseado recibir alguna respuesta distinta. De algún modo, eso lo hubiera cambiado todo.

Un abrazo.

8 de mayo de 2007

Viajecito por Pontevedra

Tengo que sentarme un rato a escribir tranquilamente los periplos que he tenido por Galicia junto a mi querida familia, mis tíos Ángel y Pepa y los terremotos Victor, Jorge y Ángela, donde lo hemos pasado genial pese al mal tiempo que ha hecho (tampoco para tanto, todo sea dicho) y nos hemos reído más. En este video, desternillante donde los haya, vamos en el coche desde Sanxenxo hacia Pontevedra, escuchando el último disco de Malú, y me quedé alucinado al ver cómo los pequeñajos se sabían las canciones de memoria. En medio del trayecto, nos paramos a ver la impresionante panorámica sobre el mirador del pueblo de Raxó.

Viendo el video, sobran los comentarios acerca de cómo lo pasamos, ¿verdad?.

Por cierto, a ver si tenéis paciencia de tragaros casi 6 minutos de video, jaja.

Un abrazo.

¡Viva nuestro ex-presidente!

De verdad, qué piquito de oro tienen algunos...

Por cierto, Rafa, te he cogido el enlace de tu Rafalet-o-vision. ¡Perdona!

7 de mayo de 2007

Cuestión de respeto

El juramento me ata. Y por tanto, nada puedo hacer ya. Porque me pediste que lo respetara, que respetara la decisión que habías tomado. Y, hasta la fecha, así lo hago. La petición no fue tal, fue un ruego y casi una necesitad. Era imposible negarse, y menos cuando hay un mínimo de ética dentro de mi. Bastante había ya roto mis propias creencias y mis bases existenciales.
Ahora, en cierto modo, me arrepiento de haber hecho el juramento. Me siento como los hijos de Fëanor, que para bien o para mal, no podían librarse de la maldición y lo perdieron todo a causa de ser fieles al juramento de su padre hasta el final. Así, me temo, acabaré yo.
Ha pasado un tiempo considerable ya, pero no puedo, de igual modo, hacerlo. Es como si todo hubiera sucedido ayer. No soy capaz de perdonarme a mí mismo. Lo he hecho ya todo, excepto eso. No lo consigo, y me siento atado con cadenas inquebrantables que cada vez me dejan la piel más malherida y magullada, ensangrentada. Por favor, que aparezca un doctor como el de Olvídate de mi y borre de mi mente todo lo acontecido. ¡Por piedad!.
¿Qué puedo hacer para encontrar la fuerza que me hace falta? ¿Cómo perdonarme a mí mismo si tú no lo haces ni lo harás nunca? ¿Qué derecho tengo a pedir la absolución? ¿Puede un acto malo eclipsar mil buenos?
No sé qué hacer. Cada vez siento que pierdo más no ya el juicio, sino las ganas de vivir.
Es tan frustrante...

La playa de mi vida

Todas las personas tenemos un lugar. No, perdón, tenemos EL lugar que despierta en nosotros nuestros sentimientos más profundos, más hondos, donde nos encontramos a nosotros mismos y conseguimos adentrarnos más dentro de nuestra a veces cerrada alma.

Existe un lugar en este mundo donde, en mi caso, esto se aplica. Pero nunca, hasta hace unos días, había ido solo a él. Este lugar es una pequeña playa, casi una cala, que se encuentra cerca de Sanxenxo, la playa de Bascuas.

Hace unos días, concretamente el miércoles pasado, fui por primera vez acompañado únicamente de mi memoria y mis pensamientos, para contemplar el que yo considero el atardecer más precioso del mundo, inigualable en su forma y concepción.

Allí, literalmente solo en la playa, me senté en una roca mientras el agua bañaba mis pies, y la brisa me acariciaba. Empecé a buscar las inquietudes en mi, y el iPod me volvió a jugar una mala pasada cuando comenzó a sonar Memory de Barbra Streisand. Al llegar a esa parte de Life was beautiful then eché a llorar. Me quité los cascos y sólo quedamos el sol, las olas, la arena... y mi piel, sangre y lágrimas entremezclándose con los recuerdos y las vivencias pasadas en ese lugar.
Me levanté y corrí hacia ninguna parte para sentir más vivamente el viento, y escribí la frase tonta de la semana en la arena, aunque como dice la canción, la persona a quien iba dirigida no estuviera para leerla en esa playa. Y volví a pensar en ella una vez más y en las promesas que no pudimos cumplir, y me entristecí.

Un abrazo.

27 de abril de 2007

Vacaciones

Son las 7 de la tarde del viernes. Ya debería estar en casa desde hace 4 horas, pero como hay operación salida, y hasta que a mi jefe le salga de los mismísimos, tengo que permanecer de guardia en la oficina haciendo poca cosa. Tras ver los últimos capítulos de Lost y Desperate Housewives, ya no sé qué más hacer. ¡Quiero irme a casa!.
El consuelo que tengo es que tengo absolutamente toda la semana que viene de vacaciones, y mañana mismo cojo un avión rumbo a Santiago de Compostela para pasar unos días en mi adorado Sanxenxo, en compañía esta vez de mis tíos y primos pequeños. Voy a descansar, comer bien y relajarme dando largos paseos por la playa. ¡Casi no lo puedo creer!. Estoy francamente emocionado con la idea.
No obstante, regreso el jueves que viene, aunque no tenga que trabajar. Me quedaré en Madrid unos días arreglando unos asuntos. Ya pondré alguna foto o video de estos días. Aunque diluviara, seguiría siendo una ocasión muy especial.
Un abrazo.