Ayer fui a ver la obra Las brujas de Salem en Madrid, donde se está representando durante el último mes, aprovechando que había un jugoso descuento en la entrada y que me apetecía mucho ver esta obra, adaptación al castellano de la famosa obra The crucible (El crisol, del cual se hizo una película hace unos años con Winona Ryder y Daniel Day-Lewis) de Arthur Miller. Esta está basada en unos hechos reales que sucedieron en el siglo XVII en el pueblo de Salem, Massachussets.
La historia cuenta cómo en el pueblo unas jovencitas, lideradas por la pérfida Abigail Williams, la sobrina del reverendo Parris, aseguran estar poseídas por el diablo, que se esconde entre la gente del pueblo. La verdadera pretensión de esta joven es acusar de brujería a todas aquellas personas que no soporta, especialmente a Elizabeth Proctor, esposa de John Proctor, con quien tuvo una aventura amorosa, y el despecho mueve sus acciones. Las detenciones y las ejecuciones no se hacen esperar, para desesperación de la gente sensata del pueblo y alegría de Abigail…
Sin entrar en el desarrollo completo de la historia, decir que el mensaje que transmite es sumamente descorazonador a la par que realista: la anteposición del fanatismo sobre el sentido común, del orgullo y la vanidad a la justicia. Algo que, lamentablemente, es algo atemporal en el ser humano, corran los tiempos que corran, y con lo que incluso hoy en día podemos sentirnos perfectamente identificados. La obra, según he leído, es una alegoría del famoso MacCarthismo, pues la obra se escribió en 1953. Estoy hablando de la famosa y patética Caza de brujas norteamericana que tuvo lugar en los años 50 en estados unidos contra los comunistas (recientemente tenemos Buenas noches y buena suerte de George Clooney en el cine relatando esto mismo).
A mi personalmente me ha dejado un sabor de boca agridulce: la gente no es capaz de discernir claramente entre lo correcto y lo incorrecto, es difícil mantenerse íntegro en un mundo lleno de injusticias, hay que mentir para poder mantenerse con vida pese a traicionar el honor de uno mismo. Y sobre todo, y esto es lo más positivo, solamente nosotros mismos podemos ejercer de jueces respecto a nuestra persona. Nadie más. Las justicias divinas están de sobra.
En lo referente a la obra en sí, decir que pese a su pobre escenografía y lo mucho que le cuesta arrancar, lo compensa con creces con las fabulosas actuaciones de buena parte del reparto, con especial mención al trío protagonista, María Adanez (Abigail), Sergi Mateu (John Proctor) y, sobre todo, la malísima de la muerte en Motivos personales Marta Calvó, que aquí hace de buena y actúa con una contención increíble.
Recomiendo a todo el mundo ir a verla o, en su defecto, ver alguna de sus múltiples adaptaciones teatrales o cinematográficas en caso de que aún no lo haya hecho. No se arrepentirá.
Esta noche, el ED se pone en acción. ¡¡Mañana, comentarios!!. No puedo esperar.
Un abrazo.
La historia cuenta cómo en el pueblo unas jovencitas, lideradas por la pérfida Abigail Williams, la sobrina del reverendo Parris, aseguran estar poseídas por el diablo, que se esconde entre la gente del pueblo. La verdadera pretensión de esta joven es acusar de brujería a todas aquellas personas que no soporta, especialmente a Elizabeth Proctor, esposa de John Proctor, con quien tuvo una aventura amorosa, y el despecho mueve sus acciones. Las detenciones y las ejecuciones no se hacen esperar, para desesperación de la gente sensata del pueblo y alegría de Abigail…
Sin entrar en el desarrollo completo de la historia, decir que el mensaje que transmite es sumamente descorazonador a la par que realista: la anteposición del fanatismo sobre el sentido común, del orgullo y la vanidad a la justicia. Algo que, lamentablemente, es algo atemporal en el ser humano, corran los tiempos que corran, y con lo que incluso hoy en día podemos sentirnos perfectamente identificados. La obra, según he leído, es una alegoría del famoso MacCarthismo, pues la obra se escribió en 1953. Estoy hablando de la famosa y patética Caza de brujas norteamericana que tuvo lugar en los años 50 en estados unidos contra los comunistas (recientemente tenemos Buenas noches y buena suerte de George Clooney en el cine relatando esto mismo).
A mi personalmente me ha dejado un sabor de boca agridulce: la gente no es capaz de discernir claramente entre lo correcto y lo incorrecto, es difícil mantenerse íntegro en un mundo lleno de injusticias, hay que mentir para poder mantenerse con vida pese a traicionar el honor de uno mismo. Y sobre todo, y esto es lo más positivo, solamente nosotros mismos podemos ejercer de jueces respecto a nuestra persona. Nadie más. Las justicias divinas están de sobra.
En lo referente a la obra en sí, decir que pese a su pobre escenografía y lo mucho que le cuesta arrancar, lo compensa con creces con las fabulosas actuaciones de buena parte del reparto, con especial mención al trío protagonista, María Adanez (Abigail), Sergi Mateu (John Proctor) y, sobre todo, la malísima de la muerte en Motivos personales Marta Calvó, que aquí hace de buena y actúa con una contención increíble.
Recomiendo a todo el mundo ir a verla o, en su defecto, ver alguna de sus múltiples adaptaciones teatrales o cinematográficas en caso de que aún no lo haya hecho. No se arrepentirá.
Esta noche, el ED se pone en acción. ¡¡Mañana, comentarios!!. No puedo esperar.
Un abrazo.
1 comentario:
holaa muy buena tu descripcion me ayuda a saber un poco de que se trata la obra, la cosa es que con mi grupo de teatro vamos a intentar montar las brujas de salem, espero que nos salga muy bien!
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