7 de febrero de 2006

El campo de tiro

Me resulta tremendamente sorprendente comprobar cómo las personas tenemos una tendencia casi obscena a volver siempre a indagar en temas escabrosos que nos afectaron en su momento que ya no tienen cabida (o al menos eso creemos). Normalmente este tipo de situaciones se dan sobre todo en el ámbito familiar, aunque también en el terreno de las amistades.

¿Quién no se ha visto en la situación de escuchar dos versiones de un mismo tema, y tener que soportar la incomodísima situación de no poder tomar partido por ninguna, y casi parece que te estén presionando por ambos lados?. Pues es, figuradamente, como si te estuvieran tirando de los brazos hacia lados opuestos. Hace daño.

Ayer viví esa situación una vez más. Y lo pasé fatal. Yo siempre me he mantenido en este tipo de situaciones en una posición neutral, de comprensión, de consenso… pero nada, en ciertos asuntos es completamente imposible. Cuando nos ponemos obstinados y orgullosos, las personas somos capaces de convertirnos en auténticos monstruos. ¡Es abominable!.

Llegué a casa con un nudo en el estómago. Y no he dormido bien. No hay nada peor que estar en medio de un campo de tiro entre dos bandos que se odian, y tú eres a su vez parte de los dos. Supongo que lo más elegante será marcharme en hacia arriba de modo que al final me aleje de ambos sin torcerme ni a la izquierda o a la derecha. Nada mejor que una deserción a tiempo.

Un abrazo.

No hay comentarios: