15 de abril de 2006

Figuras zodiacales


Me apetecía mucho poner esta foto, y ya que he aprovechado para descargar las de la cámara, he hecho una instantanea de cómo lucen mis 9 caballeros de oro hasta la fecha vistiendo en toda su gloria sus armaduras. Lástima que aún falten Mu de Aries, Aldebarán de Tauro y Saga de Géminis para tener todos, pero la verdad es que quedan de lo más chulo, ¿verdad?.

Entre flores

Podéis decirlo... menuda mariconada de foto. Pero me parece graciosísima. Me la hizo mi amigo Juan Carlos ayer mientras estaba de excursión por el campo y por eso la publico. Sólo me falta ponerme a lo Julie Andrews y decir eso de The hills are alive with the sound of music... jajaja.
Un abrazo.

14 de abril de 2006

¡Tócame los güevos!

Hay ciertas cosas que nunca podré entender por mucho que intenten plantearme distintos puntos de vista, situaciones o realidades. Ayer me fui de marcha con un amigo y la verdad es que lo pasé fenomenal, porque encontramos otros conocidos y en general hubo muy buen ambiente. Me retiré relativamente pronto, pues estaba cansado (había trabajado ayer también, uf), eso sí.

De todos modos, hubo algo que… bueno, en fin, me resulto completa y absolutamente desagradable: esos tíos que van a lo que van, y que resultan extremadamente maleducados, groseros y hasta diría que cochinos. Seres de encefalograma plano que son un auténtico ejemplo de que el hombre es un animal, al fin y al cabo.

Al margen de algún baboso de esos que se acerca y te dice chorradas para meterte mano si te dejas (y algunos lo hacen, claro), un chico ayer estuvo más de un momento de la noche metiéndome mano… de una manera grotesca. La primera vez te extrañas. La segunda te molestas. La tercera ya le dices educadamente vale, ¿eh?. Y la cuarta ya le mandas a la mierda directamente. ¡Y encima se sorprende!.

No sé, a lo mejor soy yo el raro, pero que un tío te agarre las partes sin dirigirte la palabra o que te agarre la mano en medio del gentío y te la ponga en las suyas, no me parece normal. Tampoco me parece normal que una persona te pase los brazos por detrás y te toque los pezones. Evidentemente le mandé a la mierda, como ya he dicho. Se lo dije a un amigo que curiosamente le conocía y me dijo alegremente Bah, tranquilo, es que él es así. Pues qué bonito, ¿verdad?. Ya está plenamente justificada tanta grosería. Él es así.

Este es el tipo de cosas que me inhibe de salir por Chueca. Porque no son uno o dos los que son así. Puaj.

Con todo, ayer lo pasé muy bien, porque afortunadamente esto es algo anecdótico que no empañó la buena compañía de la que disfrutaba. Pero bueno… todo tiene una parte negativa, supongo.

Un abrazo.

11 de abril de 2006

El mayor placer del mundo

Aprender a Claudicar

Según la definición de la RAE, Claudicar significa, dentro del contexto en el cual quiero englobar esta palabra, Acabar por ceder a una presión o una tentación.

Hace un par de días estuve viendo un episodio de Lost (en versión original, por supuesto) en el cual se traducía la expresión Let go con Claudicar, algo bastante obvio y correcto, por supuesto. Pero al margen de series de televisión o significados y traducciones varias, fue el contenido de ese capítulo y, concretamente lo que le ocurre a uno de sus personajes, mi querido Dr. Jack, con lo que me sentí profundamente identificado, un reflejo de mi propia personalidad que no siempre me gusta, pero que a su vez soy incapaz de evitar, pues es parte de mi: el compromiso.

Me considero una persona extremadamente comprometida... y cuando utilizo la palabra extremadamente me refiero al lado negativo de este rasgo peculiar. A veces no puedo liberarme de mis propios compromisos, soy incapaz. Y no es que nadie me obligue a cumplirlos, en absoluto... es algo que sale de lo más profundo de mis entrañas. Y muchas, muchísimas veces, me juega malas pasadas.

Cuando no puedes dormir porque crees que no has dado todo de ti, cuando piensas que lo podrías haber hecho mejor, cuando el amargo pensamiento de la posible decepción que le has causado a alguien por algo que has hecho mal aparece en tu mente... son sensaciones muy comunes, inherentes a cualquier persona que conozca medianamente aquello que llamamos responsabilidad. El problema viene cuando tienes estas sensaciones a menudo, con cosas de mayor o menor magnitud sin importar el alcance de la misma. La constante sensación de que tienes que darlo todo porque solo así alcanzas la paz contigo mismo. ¿No es eso un exceso de compromiso?. Pero, ¿no es el compromiso una virtud?. Pues sí, yo al menos así lo creo.

Siempre he sido una persona de principios, de valores arraigados como fuertes raíces a la tierra, durante toda mi vida. Cuando afirmo que voy a hacer algo, o que siento de determinada manera, el compromiso o contrato queda establecido. Y lo cumplo hasta las últimas consecuencias, buenas o malas. Así me gusta ser, aunque a veces duela (por ejemplo, si no puedes llegar a finalizar tu compromiso por causas ajenas a tu voluntad). Y esto lo aplico a cualquier ámbito de la vida.

Ahora bien, mi pregunta es ¿debo luchar contra eso?. Porque si bien es cierto que a veces esta forma de ser se vuelve contra mi, no puedo sino pensar que mi incapacidad de claudicar es también parte de mi. Mi espíritu se nutre también de ese compromiso. Me hace más yo, por decirlo así. Es difícil darse cuenta cuándo estás llevando tú mismo tu forma de ser al límite. Por fortuna siempre hay alguien, sea amigo, familiar o pareja, que nos recuerda que tenemos que poner el freno. Siempre y cuando tengamos la suficiente capacidad de reconocer nuestras propias carencias, claro está.

Tras este rollo que acabo de soltar, lo resumiré todo en una frase: A veces, quisiera poder liberarme de mi propio ente, de mis propios compromisos, y claudicar sin por ello sentirme mal. O como sería la traducción literal del inglés, dejarlos marchar. Aunque en el fondo me guste mucho ser una persona comprometida, que también tiene mucho de bueno.

Un abrazo.

Recomendaciones musicales de la semana



Mis últimas adquisiciones musicales son los respectivos nuevos trabajos de Pink y Melanie C, y particularmente debo decir que el segundo es realmente delicioso.

Del primero, no puedo decir cosas excesivametne buenas. Salvo tres o cuatro temas, el resto me parecen sosos y repetitivos. Nada que ver con esa maravilla que sacó hace ya unos añitos llamada Misundaztood, e incluso más flojo que el último, Try this, que tenía un montón de buenos temas desaprovechados. El single presentación de este disco, que suena hasta la saciedad, Stupid girls, es francamente gracioso, con una letra extremadamente ácida y un video con el que te mondas. A mi los temas que más me gustan son, en estricto orden, Who knew, Dear Mr. President, Long way to happy y Leave me alone, además de la mencionada Stupid girls que estaría en cuarto lugar. Lo más destacable de este disco es la balada Dear Mr. President, que lejos de ser el típico tema anti-Bush, resulta realmente emocionante, sentido y en el cual la cantante hace un despliegue vocal impresionante.


Con una voz menos impresionante pero no por ello carente de calidad, está el último disco de la antaño Spice Girl Melanie C, Beautiful Intentions. Veréis, cuando yo era más chavalín me gustaban estas petardas, y de hecho algunos temas de su primer disco como Say you’ll be there o 2 become 1 siguen estando dentro de mis temas favoritos. Cuando se dividieron, estas tardaron más o menos en sacar sus propios trabajos. Pero fue sin duda Mel C la que se llevó el gato al agua, musicalmente hablando. Su primer trabajo, Northern star, producido por el famoso William Orbit, me dejó alucinado con temas tan flipantes como I turn to you o Never be the same again (donde hacía un dúo precioso con la ahora difunta Lisa Left-Eye del grupo TLC). Debo decir, recalcando, que tampoco me disgustan algunos demas de Baby Spice Emma Bunton, y os digo algunos nombres: What took you so long y, sobre todo, Maybe (el video es una auténtica delicia, de lo más cool que he visto en muchísimo tiempo).

Como a Mel C le ha ido muy bien a nivel de crítica pero no de ventas (una lástima, pero incluso Geri Halliwell ha vendido mucho más), la echaron de su discográfica y se ha visto obligada a hacerse una propia. El primer resultado este Beautiful intentions, producido por uno de los componentes del fabuloso grupo Manic Street Preachers, y contiene canciones que son una auténtica delicia, como los singles First day of my life (¿cómo puede una canción escrita por Enrique Iglesias ser tan bonita?), Next best superstar y, sobre todo, el baladón Better alone. Recomiendo a todo el mundo, por lo menos, echar un vistazo a estas canciones, en verdad merecen la pena.

Un abrazo.

10 de abril de 2006

El adiós de Tidus


Una vez destruída la amenaza de Sinh, en cuyo interior residía Jetch, padre de Tidus, la vida de Spira parece que volverá finalmente a la normalidad.

Como invocadora principal de Yevon, Yuna realiza el envío de Sinh al etéreo, con lo cual todas las almas de los habitantes del antiguo Zanarkand podrán finalmente descansar en paz.

Tidus es parte de estas almas, al igual que su amigo Auron, y no tarda en descubrir que él también debe marcharse. Su cuerpo comienza a desvanecerse del mundo físico. Yuna observa atónita este fenómeno, y entonces la realidad choca contra ella como un duro puñetazo en la cara: su amado desaparece de este mundo, y sabe mejor que nadie, como invocadora que es, que no puede hacer nada por evitarlo.

Cuando Tidus anuncia su marcha, Yuna corre hacia él, pero Tidus ya es intangible. Asumiendo lo que ocurre, Yuna se levanta y le da las gracias. Tidus se acerca a su espalda y, en lo que parece un momento breve en el cual vuelve a hacerse tangible, abraza cariñosamente y en silencio a la joven. Breves segundos que parecen eternos, llenos de amor, dolor y, sobre todo, belleza. (Esta secuencia está acompañada de una inolvidable partitura del gran Nobuo Uematsu, el Ending Theme de su banda sonora.)

Tidus se marcha. Se lanza al etéreo y allí se reencuentra con Auron y su padre Jetch. La vida seguirá para los demás.

Pasado un tiempo, Yuna se convierte en LA salvadora y es venerada por todos.
Y en un precioso discurso delante de los habitantes de Spira, nos recuerda a todos que aquellos que ya no están siempre estarán a nuestro lado... mientras permanezcan en nuestros corazones.
Esta es una de las secuencias más emocionantes que recuerdo de la saga Final Fantasy. Y es que no hay nada mejor que, sea una película o un videojuego, algo nos llegue a tocar el corazón.
Un abrazo.