24 de julio de 2007

Shion de Aries (Armadura oscura)

Me he hecho con un nuevo Myth Cloth de Caballeros del Zodiaco, para seguir incrementando la colección. Esta vez le ha tocado el turno a Shion de Aries en su versión Sapuri o Armadura oscura.
Shion es el maestro de Mu, el actual Caballero de Aries, y por ende lo fue él mismo mucho tiempo atrás. Shion fue asesinado por Saga de Géminis, unos años antes, pero cuando resurgió el alma de Hades, este le propuso volver a la vida si le servía, y para ello le proporcionó su propia Armadura, la de Aries, pero en versión maligna, y es la que aquí nos ocupa.
Aunque pueda parecerlo, la armadura oscura de Aries no es igual que esta pero pintada de morado. En absoluto, el diseño es completamente nuevo aunque el estilo es el mismo. Se puede notar, por ejemplo, en que es mucho más puntiaguda, como cuchillos, siguiendo el estilo de las Sapuris de los Jueces de Hades.
Por lo demás, lo de siempre en las últimas Myth cloth: modelado excelente tanto en muñeco como en armadura, lleno de detalles y un cromado en la armadura fabuloso. Esta, en concreto, tiene la dificultad del imposible peinado de Shion, que se acopla con suma perfección a la figura.
La siguiente figura que me espera es la de Sorrento de la Sirena, una de las que más he estado esperando, pues me encanta este personaje. Eso si no me hago antes con el Appendix de Virgo, veremos a ver qué sale antes.
Seguiremos informando.
Un abrazo.

23 de julio de 2007

Diez años

Diez años. No lo puedo creer.

Diez años han transcurrido ya, hoy, día 23, desde que tu luz abandonó este mundo.

Diez años desde que no puedo escucharte reír contigo, pasear contigo, ir al cine contigo, el que me regañes, me aconsejes, me abraces, me beses. Diez años en que no ha habido ni uno, NI UN SOLO MOMENTO en que no te haya extrañado, llorado, pensado en ti, te haya buscado y te haya pedido ayuda o consejo.

Aún recuerdo tu última imagen, cuando te fuiste mientras me visitabas en el hospital, y me decías que volverías pronto o irías a verme a casa de mamá. Dos días después pude verte de nuevo, pero tú ya no estabas dentro de tu cuerpo. Y no pude tocarte. No pude. Lamenté amargamente no hacerlo, pero cuando rocé un instante tu fría piel fue como si, solo en ese momento, supiera que te habías ido. Lloré mucho, y vocalicé entre lágrimas “¡No he podido! ¡No he podido!” como un idiota cobarde, pero espero que supieras disculparme por ello.

Son tantas las cosas que te diría, papá… tantas que ya te he dicho… cada noche, o cuando me haces falta…

Pero hoy hace diez años que nos separamos, y aunque no es más que una fecha, un momento más, yo tengo que recordarte nuevamente. Tengo que recordar que no hace tanto tiempo en este mundo hubo un gran hombre llamado Antonio Oliver, del cual estoy tremendamente orgulloso, y del que tengo el más que gran honor de poder llamar “padre”.

Un hombre maravilloso, único, irrepetible que, tanto por sus virtudes como por sus defectos, merece ser recordado por la gente que más le amaba. Y yo no pienso jamás dejar de hacerlo. Pienso hablarle al mundo, en cualquier momento, lugar o circunstancia, de la grandeza del hombre del cual desciendo. De la persona que me enseñó a caminar, a hablar, a vivir, a ser íntegro y honrado, y que alimentó mi alma de todo lo mejor que pudo darme. En verdad, tú y mamá podéis estar orgullosos. No lo digo por el resultado, porque está claro y es evidente que me he convertido en un adulto lleno de defectos y de puntos grises y vacíos, pero también de todo lo bueno que vuestro amor, vuestras lecciones, de esas pequeñas y grandes cosas que componen todo lo mejor que hay en mi.

Todo lo bueno que hay en mí proviene, en buena parte, de ti. Todo lo que soy te lo debo a ti, a tu imagen, a la belleza de tu indescriptible, único, maravilloso espíritu. Tú y yo somos uno solo, y ahora lo sabes bien, ¿verdad?. Siempre le digo a la gente que me ha conocido posteriormente que solo conocen a medio Dani, porque mi otra mitad se fue hace tiempo. .

Hace 12 años me hablabas, una noche mientras dormíamos en nuestra habitación de Escalona, de cómo habías llegado a la conclusión de que creías en algo más allá de la muerte. En medio de la oscuridad, tumbados y sincerándonos como siempre hicimos, me hablaste de lo que creías que te esperaba después de dejar este mundo. Me marcó verte tan lleno de fe, tan lleno de esperanza. Desde ese día, yo también creo en ello. Creías en la espiritualidad, si bien no en ninguna religión. Ahora que me observas desde allá donde estés, y me has estado cuidando, yo quiero devolverte al menos un poquito de todo lo que tú me has dado.

Quiero decirte que te amo, que te quiero y que en cada paso que he dado en la vida desde que te fuiste has estado tú siempre muy presente.

Que tu muerte, pese a ser terriblemente dolorosa (y aún lo es), me trajo un bien inesperado: descubrir, por fin, el sentido de la vida. Y no es otro, simplemente, que vivir tal y como uno lo desea. Libre, sin miedo. Acepté facetas de mí mismo que no aceptaba dentro de mi propio carácter, dejé a un lado a ese niño reprimido que era y empecé a ser yo por primera vez en la vida. Tú lo sabías, sabías lo que yo tenía dentro y no era capaz de hacer florecer. Todo lo que soy estaba encerrado. Y sé que hubieras preferido estar conmigo, pero tu partida me hizo comprenderlo: Hay que olvidarse de los miedos, de la despiadada coraza de los prejuicios, del temor a avanzar, del temor a ser uno mismo. Hay que VIVIR por encima de todas cosas, nunca olvidarse de ello. La vida, cada segundo, cada bocanada de aire, es un regalo de valor incalculable. Solo entonces lo supe.

Mi sangre, mi piel, mi corazón, mi alma, todo ello está vinculado a ti, a tu recuerdo, a lo palpable de tu presencia. A los millones de momentos que nunca perecerán mientras yo siga con vida, a aquellos que traspasaré a otras personas en los momentos adecuados para que nunca desaparezcan, a cada vez que mencione tu nombre con el más grande de los orgullos. A nuestros paseos por escalona, a mi vida de niño contigo en el barrio, a nuestras comidas en casa de la abuela (no olvides decirle cuánto la echo de menos, y la quiero), a nuestras sesiones de cine, a nuestros mediodías jugando al cifras y letras, a nuestras visitas a los tíos… y a todo, en definitiva, que no olvido, que es nada. Nada.

No quiero convertir este comentario en algo interminable, así que volveré a ponerme pedante y decir una vez más a modo de conclusión todo lo que ya vengo diciendo hace unas líneas:

Duele. Duele mucho no tenerte aquí. Te quiero, te echo TANTO de menos y te extraño de tal modo que me tiembla la mano y se me encoge el corazón, y lloro mientras lo escribo. Eres mi padre, Antonio, una de las personas más extraordinarias que he conocido a lo largo de mi existencia, y nunca conoceré a nadie como tú. Estoy feliz de haber compartido mi vida contigo, algo que seguiré haciendo sean diez, treinta o cincuenta los años que me resten a mi. Te doy las gracias por darme la vida, por ser tu hijo, por ser (afortunadamente) como tú y que todos me lo recuerden constantemente para mi alegría y regocijo. Cada hora que ha pasado desde que no puedo tocarte, he deseado volver a verte. Te he necesitado mucho. Solo espero que, al menos un poco, tú te sientas orgulloso de aquello en lo que me he convertido. Ya no soy un adolescente, sino un adulto, y he procurado convertirme en lo mejor que he podido para que puedas tú también sentir orgullo por tu único hijo. No sé si lo he conseguido, pero sí sé que me he esforzado todo lo que he podido.

Siempre estarás vivo en mi corazón palpitante.

Diez años. No lo puedo creer…

Te quiero con toda mi alma, papá.

Y te dedico esta canción, que de algún modo me hace pensar mucho en ti.

Hasta nuestro próximo encuentro.



Caminé por una tierra vacía.
Conocía el camino como la palma de mi mano.
Sentí la tierra bajo mis pies.
Me senté al lado del río y eso me hizo sentir completo.

Oh, cosas sencillas, ¿dónde os habéis marchado?.
Me hago mayor y necesito algo en lo que confiar.
Así que decidme cuándo me vais a dejar entrar,
Me estoy cansando y necesito un lugar por donde empezar.

Pasé junto a un árbol caído,
Sentí las ramas; ¿me están mirando?.
¿Es este el sitio que solíamos adorar?.
¿Es este el sitio con el que he estado soñando?.

Oh, cosas sencillas, ¿dónde os habéis marchado?.
Me hago mayor y necesito algo en lo que confiar.
Así que decidme cuándo me vais a dejar entrar,
Me estoy cansando y necesito un lugar por donde empezar.
Si tienes un momento, ¿por qué no vamos
a hablar a ese lugar que solo tú y yo conocemos?.
Esto podría ser el fin de todo.
Entonces, ¿por qué no vamos, a algún sítio
que sólo nosotros conozcamos,
un sitio que sólo nosotros conozcamos?.

22 de julio de 2007

El final de Harry Potter

Qué mala leche tengo al poner un título así, lo sé, pero soy consciente de que los Pottermaniacos como yo estaban comiéndose las uñas ante el destino del joven mago en su último libro. Ya avíso sobre este comentario: NO HAY SPOILERS importantes, es decir, no pienso destripar nada del mismo porque a mi me jorobaría cosa fina… pero tampoco puedo evitar escribir sobre él, así que allá voy. Y por cierto, adelanto que no hay que creerse ni una palabra de los rumores que se han publicado, sea en Internet o en la prensa. Puro Marketing para levantar la expectación (y ventas) del libro.

Pues sí: ya me he leído el último libro: Harry Potter and the The deadly hallows. Ya lo llevaba leyendo no oficialmente desde el martes (por eso he terminado tan rápido, ayer por la mañana lo acabé), y para ello me acerqué a la Casa del Libro de Madrid el pasado viernes a la 01:00h, donde eso era una fiesta llena de flipaos de Potter vestidos de alumnos de Hogwarts y mucha prensa (creo que salió por la tele, espero no haber salido). Ahora por fin puedo dar una traducción más o menos precisa del título, cosa que no creo que sea un Spoiler demasiado grande. Yo lo traduciría como Harry Potter y las reliquias de la muerte. Y aunque más de uno se crea que sabe a lo que se refiere el título, pues no; no tiene ni idea.

Empecemos por los pros: el libro es, de lejos, el más dinámico, emocionante y lleno de acción, con muchísima diferencia respecto al resto. Todos los personajes (TODOS) de los anteriores, aparecen de un modo u otro y aportan su grano de arena al desenlace definitivo de la historia. Se añaden nuevos personajes, pero solo son meramente anecdóticos (familiares de los ya conocidos, vaya) y ninguno aporta nada nuevo o relevante a la trama, sino que son los ya existentes los que tienen la miga del asunto. Los últimos capítulos, sobre todo el último previo al epílogo, son tan sumamente sobrecogedores que a mi me tuvieron con la carne de gallina todo el tiempo mientras los leía. Es con mucho el más oscuro, violento y dramático de toda la saga (la escabechina de muertes de personajes de este libro es impresionante, pero no diré quién o de qué bando, ni cómo). Con todo, sí puedo decir que el desenlace es espectacular, nada previsible y bien narrado. De hecho me emocioné mucho en LA escena crucial, y ¡ay! cómo me cuesta morderme la lengua. Esa escena, si la hacen como debe hacerse cuando salga la película, va a ser IMPRESIONANTE. También decir que no se queda ningún cabo suelto salvo uno que no voy a decir, y que todo cuadra y tiene sentido al final. ¡Incluso explican con coherencia el porqué nunca se menciona abiertamente el nombre de Voldemort!.

Ahora, los contras: J.K. Rowling no tiene sentido de la medida a la hora de escribir: algunas cosas son tan forzadas e incoherentes que no puedes evitar sentirte algo ridiculizado. Especialmente hago mención a lo que ya se ha visto en todos los libros de la saga: el cómo la gente del mundo mágico en el que se desarrolla la acción parece ser una panda de subnormales en el que solamente Harry & Co. y la Orden del Fénix parecen tener algo de sentido común o mueven un dedo. Siempre me ha dado mucha rabia eso. Aquí no es distinto, como tampoco lo es el que los últimos capítulos estén concentradísimos. Todo se aclara en las últimas 50 páginas, como siempre, cuando ha tenido casi 600 en que no se da ninguna prisa. No es que esté mal, pero tampoco me parece narrativamente coherente.

Ahora siento una especie de vacío: he leído los libros de Potter desde hace años y, salvo que esta mujer saque alguna cosa alternativa (precuelas o historias paralelas), se acabó Harry Potter. La historia, eso sí lo puedo decir, parece completamente cerrada, al menos en lo que se refiere a Voldemort y Harry.

Me lo he pasado pipa con The deadly hallows y creo que es el mejor libro de la saga. Si sabéis ingles, leedlo sin demoraros un momento y, eso sí, no leáis las horribles traducciones no oficiales que desde ya mismo están rondando por la red.
Dejo el orden que, a mi juicio, tendrían en cuanto a calidad los libros de Potter:
1. Las reliquias de la muerte (el 7º)
2. El prisionero de Azkaban (el 3º)
2. El cáliz de fuego (el 4º)
3. El príncipe mestizo (el 6º)
5. La orden del Fénix (el 5º)
6. La piedra filosofal (el 1º)
7. La cámara de los secretos (el 2º)

No puedo sino dar las gracias a J.K. Rowling por regalarnos unos libros y una historia tan fabulosa pese a ser un churro de ideas no originales suyas.

Hasta siempre, Harry Potter. Expelliarmus!!

Un abrazo.

19 de julio de 2007

Adiós


Era demasiado bonito para ser real, para ser auténtico. Yo desde el principio iba con algo de miedo, algo acongojado, porque conforme pasa el tiempo y más tablas se van cogiendo en esto del amor, tan universal, tan constantemente presente, más miedo tienes de que vuelvan a hacer daño.

Sin embargo, hubo un punto en el que finalmente pensé ¿y si ya no tengo que pensar más en eso? ¿sería posible?. Tu forma de hablar, de hacerme sentir, hicieron el resto. Y dimos el primer paso. Sin ponernos etiquetas, pero lo dimos. Nutrimos, a nuestro ritmo y siempre de mutuo acuerdo, al menos mientras duró, a base de brutales dosis de afecto, pasión, risas y un montón de cosas más que no hace falta enunciar, todo aquello que nos hacía falta empezar a complementar el uno del otro.

Pero una vez más, como repitiendo el mismo capítulo de un libro una y otra vez, la realidad de ese pesimismo se impuso a tan opíparo banquete que estábamos celebrando. Y cuando, de repente, me di cuenta de que te sudaba la mano mientras sostenías la mía, supe que querías detenerte y soltarla. Así, sin más.

Y yo, como creo considerarme un caballero (perdón si suena prepotente) y porque ni quiero, debo, o siento que haya que hacer un drama de ello, mi respuesta fue elevar tu mano, besarla tiernamente, y soltarla definitivamente para dejarla respirar y proseguir mi camino. Sin lágrimas, sin reproches, sin congoja.

De repente, vuelvo a sentirme otra vez en medio de un árido desierto esperando, sin esperanza pero sin desesperanza tampoco, encuentre un oasis en algún momento con que saciar mi peculiar sed. Ya veremos, ¿no? Las posibilidades son infinitas, esa es la magia de la vida.

Reconozco que me he visto mermado levemente, pero no es decepción la palabra que busco. “Decepción” es algo que casi siempre asociamos a algo que no somos nosotros mismos, cuando realmente la inmensa mayoría de las veces tenemos que mirarnos al espejo para encontrar al responsable. Pero como ya digo, no es el caso.

Ahora la sensación es una completa dicotomía: tanto y tan poco, tanto tiempo y tan breve, esta es una de las cosas que por fuerza y razón ha de caer en el olvido en poco tiempo (y así será). Pero por eso mismo escribo esto: para que, al menos, cuando al pasar los meses o incluso años, recuerde. No hay nada más importante que eso.

Por tanto, concluyo: aunque fuera un sueño, una mentira, una irrealidad, ya fuera una eternidad o un suspiro, fue NUESTRA evasión. No aplaudo todo lo que ha pasado, pero tampoco reniego de nada.

En cualquier caso, gracias por pincharme, alcanzarme. He podido comprobar, por fortuna, que aún me queda sangre en estas a veces obstruidas venas. Eres fantástico.

Un abrazo.

16 de julio de 2007

¡Pero qué grima!

A lo largo de los meses he desarrollado una enorme, pero ENORME adversión y asco por esta canción de la Jenny López. ¡Agh, es que me da auténtica grima!.

Ayer no me pude levantar

El fin de semana se ha caracterizado, sobre y ante todo, por la larga noche del sábado, en la cual quedé con mi amigo Jorge, de Jaén, que estaba de paso por Madrid y me propuso ir a ver el musical de Mecano, Hoy no me puedo levantar. Dije inmediatamente que sí, pues ya llevaba mucho tiempo queriendo verlo, ya que me apasionan los temas de este emblemático grupo de los 80.

La noche empezó con una cena en un sitio que no conocía (Jorge me lo recomentó), y que desde aquí yo recomiendo a todos, en la calle Caballero de Gracia de Madrid. El sitio: La gloria de Montera. Comida rica, sofisticada y muy asequible de precio. Como el sitio estaba petao, tuvimos que salir pitando al Teatro Movistar de la gran vía a toda pastilla. Llegamos bien, por suerte, y nos dispusimos a sentarnos en el Segundo Anfiteatro. Algo elevado, sí, pero lo vimos bastante bien… al menos yo, vaya. Y por lo menos había hueco suficiente entre las filas: odio esos sitios que los asientos no te dejan espacio para nada, ni siquiera mover los pies. Pero

Yo desconocía que el musical fuera tan largo: ¡¡cuatro horas y media!!. Casi no me lo creía. Pero como la escenografía era tan espectacular, las canciones tan carismáticas (todas ellas), se nos pasó volando.

El argumento es una chorrada: a principios de los 80, unos chicos de pueblo que quieren vivir en la ciudad se van a Madrid. El chico, Mario, encuentra trabajo en el bar 33, donde conoce una chica que se llama María de la cual se enamora. Sueñan con vivir de la música (tienen un grupo llamado Luna), y presentarse a un concurso de talentos el 7 de septiembre. ¿os suena todo esto?.

No faltó ni una sola: Perdido en mi habitación, En tu fiesta me colé, No controles, Maquillaje, La fuerza del destino, Cruz de navajas, Barco a Venus, Hoy no me puedo levantar, Quiero vivir en la ciudad, No hay marcha en Nueva York, Aire, etc… y otras de Nacho Cano como Vivimos siempre Juntos o Sube, sube.

Algunas canciones se metieron con calzador, como Hijo de la luna o, sobre todo, Mujer contra mujer, que quedó de culo, pero hubo otros momentos realmente mágicos. Hay una escena muy dramática del musical que me hizo llorar a lágrima viva durante un buen rato, hasta el punto que Jorge tuvo que abrazarme y todo… debió de quedarse bastante alucinado, pero bueno… es que fue realmente intenso… los momentos en que se encadenaron los temas El fallo positivo y Me cuesta tanto olvidarte. Menos mal que, para animar el cotarro después, el musical levantó de nuevo con No es serio este cementerio.

Conclusión: la excusa del musical de Mecano pasa el notable alto. Argumentalmente es una memez supina, pero es una de las mejores escenografías que he visto en una producción española. La mayor baza de este es, además, el enorme carisma de las canciones, que si bien algunas pierden muchísimo respecto a las originales, otras quedan realmente bien integradas. Id a verlo, que no os arrepentiréis.

Cuando salimos del musical ya era muy tarde, y yo tenía el coche en el quinto pino: tomamos una rápida por Chueca, donde ya estaban cerrando los bares, y cuando ya nos íbamos casa nos encontramos con unas amigas de Jorge… ¡con lo grande que es Madrid!. Y finalmente terminamos de copeteo en un After Hours de San Bernardo hasta casi las 6 de la mañana. Jorge se quedó, pero yo no podía más así que me largué. Cuando llegué a casa eran las 7, y dormí tres míseras horas, ya que mi madre llegó a las 10 para despedirse de mi (se iba de vacaciones), y había quedado con Jose y su hermano en el centro para mirar unos libros y comer juntos.

Así pasó: ayer, a las 10 de la noche, me metí en la cama hasta las 8 de hoy, y es que mi cuerpo no está para estos trotes, estoy hecho un abuelote, jejeje. Así que, a modo de homenaje al estupendo musical del sábado, dejo el videoclip que le da título, que es a su vez una promoción del musical.

¡¡Un abrazo!!


13 de julio de 2007

Aviones

Llegando al trabajo, he visto un avión surcando el cielo a una distancia más que distinguible, algo normal teniendo en cuenta que hay una base aerea cercana. Y entonces, he pensado para mis adentros: Vaya...
Simplemente eso: Vaya...
Un abrazo