Comienza 2008 como casi todos los demás: mañana de sueño hasta casi mediodía, comilona con todos los restos de la noche anterior (es decir, una auténtica barbaridad) para luego pasar tranquilamente la tarde en casa esperando a trabajar el día 2, que es lo que me toca.
Pero toca hacer un repaso de lo que ha sido mi vida personal en este ya finalizado 2007, como me gusta hacer cada año. Reconozco no tener una inspiración demasiado profunda en estos momentos, pero supongo que conforme vaya escribiendo, y recuerde las distintas vivencias y emociones pasadas, conseguiré que al menos formen un mínimo de sentido.
De momento puedo adelantar que 2007 me ha traído muchas cosas más hermosas que el nefastísimo 2006, que aún a día de hoy sigo considerando el peor de toda mi vida, en el cual fui una sombra que vagaba casi sin saber qué hacía en este mundo, motivado especialmente por una dolorosísima ruptura sentimental y una dinámica de acciones nefastas por mi parte que a posteriori de todo aquello me hizo sumirme en lo más bajo a nivel personal y humano, cometiendo errores que a día de hoy del todo no me he perdonado y me siguen atormentando. Con todo, conforme finalizaba este nefasto año comencé a levantar de nuevo el vuelo.
Pero como ya he dicho, eso fue 2006. Hablemos de 2007.
Comencé a vivir solo a finales de enero, tras pasar un mes de intenso trabajo intentando dejar decente mi primer piso propio. Los primeros meses del año se caracterizaron, principalmente, por todo lo que tenía que ver con mi casa: muebles, obras, comunidad, y un largo etcétera. En lo personal, todo muy relajado y sin apenas sobresaltos de ningún tipo. Y esto me preocupaba: era incapaz de abrir mi corazón totalmente a nadie, y no porque fuera de esos que van buscando novio (que no era el caso, no creo que eso se pueda hacer como tal), sino porque a la gente que conociera en cualquier ámbito o sentido la trataba como si yo fuera un témpano de hielo.
En marzo conocí a un chico, Jorge, que me gustó inmediatamente. Pero no fue más que una de esas intentonas que se quedan en agua de borrajas y que, pasados unos meses (no es de Madrid), ha terminado en una de esas amistades a distancia con algún que otro encuentro para tomar algo o ir a musicales como el de Mecano. Con todo, me alegro de haber conocido a esta excelente persona.
En mayo me marché nuevamente con mis tíos y primos pequeños a Galicia, a ver a mis queridos Isa y Rubio. Era la primera vez que iba con mis queridos tíos Ángel y Pepa, y mis primitos Victor, Jorge y Ángela. Lo pasamos genial, fueron días realmente especiales. Recuerdo ese pequeño oasis en medio de la cotidianidad como una de esas cosas que te hacen sentir realmente vivo.
En junio me marché a hacer realidad uno de mis sueños: ver la tumba de mi querido Profesor J.R.R. Tolkien, aprovechando una visita a la ciudad de Bristol, en Inglaterra, que me sirvió para hacer una escapada a Oxford, ciudad que me maravilló sobremanera, al contrario que Bristol. Fue realmente emocionante, precioso, emotivo, poder rendir homenaje a este gran escritor que tanto admiro. Cuando pienso en ello, aún se me pone la carne de gallina. La razón principal de mi viaje: leedla si queréis en sus fechas correspondientes, pero yo prefiero no hacer mención a ello…
Llegó el Europride, y con él la locura. Mi madre me acompañó a la manifestación por primera vez y lo pasé realmente bien. El verano fue tranquilo y con escapadas ocasionales a Torrevieja junto a mis queridos Jose y Miguel.
Entonces, apareció Sera. Y no tengo palabras en este momento para pensar en lo que supuso para mí conocerle. Se merece un comentario aparte, pero lo haré llegado el debido momento.
Y casi a finales de verano, llegó uno de esos momentos claves que nunca se olvidan: mi viaje a Japón, el sueño de mi vida realizado al fin, todo gracias a mi querida abuelita. Fui con Rubén y su amigo Dani, y jamás podré olvidarlo. Desde niño había querido visitar el país del sol naciente, y no solo no quedé defraudado, sino que he vuelto si cabe mucho más enamorado de este increíble país. Debo, he de volver. Ya soy un poco parte de allí, y mi corazón también.
Por cierto, que una de las incorporaciones más importantes de este año a mi vida (aunque empezó realmente a finales de 2006) se llama Alex, y no solo se ha convertido en un gran amigo y confidente, sino en la persona que me ha iniciado en el maravilloso idioma japonés. Desde que se fue a Alemania en Septiembre he tomado el relevo en clases de academia, y creo que poco a poco pero despacio voy aprendiendo el idioma nipón con bastante ilusión y entusiasmo. En todo caso, Alex-Kun es alguien especial a quien mencionar en estas lineas, y a quien mando un fuerte beso si me lee (y me consta que así es).
Volví a Madrid. Volví a Sera, y el resto es historia. A día de hoy es una de mis mayores ilusiones, y realmente mi pensamiento alegre. Se lo ha ganado, es un ser excepcional y, como ya le he dicho, espero que 2008 sea nuestro año. Ya casi vamos para medio año juntos, chavalote, y no parece que esto vaya a menos, ¿eh?.
Cumplí los 27 años, y lo celebré volviendo a Galicia, a mi querida playa de Bascuas, a disfrutar de todo lo que me transmite este lugar, llevándome a mi recién estrenado novio, con quien pasamos una pequeña pero fabulosa estancia.
La recta final del año me trajo agridulces experiencias: perdí a mi bisabuela, pero ya era una crónica anunciada. Dolió, pero de una manera extraña, pues en cierto modo fue un alivio. Me hizo reflexionar mucho acerca de lo efímero de la existencia y de cómo, en cierto momento, la muerte llega como algo aceptado y casi necesario. Triste, pero es así. Y en cierto modo, eso me hizo olvidar en buena parte esos fantasmas del pasado que aún tengo dentro de mi. Pero todo iba bien: mi bisabuela ya descansaba, y el mundo seguía adelante, como pasó anteriormente y como pasará con nosotros mismos. Como hace poco escuché en la película Cuentos de Terramar, Si niegas la muerte también niegas la vida. Gran verdad.
Pero todo iba bien: el trabajo lioso de siempre pero estable, una casa preciosa, un novio que es un sueño hecho realidad a nivel personal y humano, y un inolvidable viaje a Lisboa para sellar un poco más todas esas cosas que nos llenan y nos hacen personas. Experiencias, sensaciones, vivencias en estado puro, desnudo contra el viento.
Y así, llegamos a un fin de año que no puedo sino calificar de extraño, pero muy bueno. Extraño porque siento como si hubiera salido de una larga borrachera, como si me hubiera perdido en el espacio tiempo. En el que he vivido mucho, llorado mucho y sangrado más. Sangrado en lo bueno y en lo malo, sintiendo el calor de mi sangre recorrer el interior y el exterior de mi cuerpo. Y donde, por suerte, no me ha faltado casi nadie de mis amigos, con especial mención a Juan Carlos y Jose.
2007 lo recordaré como el año en que viví, en el que escogí la vida sobre la muerte.
Eso ha sido 2007 para mi.
Y espero, aunque nunca se puede saber, que 2008 me depare cuanto menos la mitad de sensaciones que he tenido en este finalizado año. Si puede ser, en brazos de Sera. Dentro de un año, volveremos a encontrarnos y os contaré.
Muchas gracias por leerme, y si me he dejado algo en el tintero, perdonadme, las resacas de fin de año tienen este tipo de efectos colaterales. En cuanto a los detalles de todo lo que he contado, lo tenéis en versión extendida, leyendo los diferentes post de vivencias de 2007.
Un abrazo.