Lo que más impacta de Italia no essu deliciosa comida, las miles de variedades de pasta, de Pizza, de deliciosísimos Cappucinos, de Gelatos de Nutella o Tiramisú. Tampoco lo hacen las motos Vespa que inundan las ciudades, ni las melancólicas o animadas calles de las urbes. Lo que más impacta de Italia es la memoria histórica de esta, el hecho de que cada rincón de Florencia huela a arte, que las calles de Venecia sean pura belleza y carisma, que en Roma no puedes esconderte de los miles de hermosos monumentos que hay en cada plaza, en cada calle.
Italia es puro Arte. También puro turismo: nunca he visto un lugar que apeste (he usado bien el verbo, sí) tanto a turismo. Italia vive en buena parte de toda su herencia cultural, que es de un porcentaje elevadísimo respecto al resto del mundo (solo Florencia, no ya Italia, posee el 7% del arte mundial, ahí es nada). Y se nota. Para bien o para mal.
No obstante, ver con tus propios ojos el Coliseo Romano, La plaza de San Marcos, Las catacumbas de Roma, los Museos Vaticanos, la Capilla Sistina. La Fontana di Trevi, el Panteón Romano, la Plaza della Signora, la galería de los Ufficci, el Baptisterio de Florencia, el puente Becquio, la catedral de San Pedro, el David de Miguel Ángel, y su tumba y las de Maquiavelo y de Galileo y un largo etcétera, quitan el hipo, destapan emociones y te recuerdan cuan antiguo es el mundo y que tú eres un mero testigo de grandes nombres y acontecimientos.
Particularmente me quito el sombrero ante la obra de Miguel Ángel, ser excepcional y privilegiado del cual he podido ya ver con mis propios ojos sus grandes obras. El David deja anonadado. La capilla sistina deslumbra por sí sola. Es impresionante.
Italia no es todo maravilla: todo lo que hayáis podido escuchar sobre los tópicos de la conducción en Roma se quedan cortos: son unos SALVAJES. Cuidadito cuando vayáis. También cuidadito con los precios, que son unos ladrones según donde vayas. Cuidado con los pesados vendedores callejeros y con la picaresca del regateo. Cuidado, en definitiva, cuando vas de turista.
Mis conclusiones: Roma encanta. Florencia fascina. Venecia alucina. De menos a más, así tal cual. Ha sido un viaje precioso, cansado y muy muy muy esforzado, pero lleno de momentos que nunca olvidaré al lado de mi cada día más amado Sera. En verdad este viaje a su lado ha sido tan maravilloso que me siento si cabe mucho más unido a él. La compañía de Álvaro y Mari Carmen, además, ha sido tan placentera pese a nuestras mini-broncas que solo puedo darles las gracias.
Y como no quiero extenderme más, pues preveo que los siguientes días van a ser de bastante mutismo por razones laborales (lamentaré profundamente no poder comentar vuestros blogs ni actualizar el mío), dejo algunas imágenes impactantes y un video junto a mi querido Sera en Florencia.
Grazie Mile. Arrivederci.
Italia es puro Arte. También puro turismo: nunca he visto un lugar que apeste (he usado bien el verbo, sí) tanto a turismo. Italia vive en buena parte de toda su herencia cultural, que es de un porcentaje elevadísimo respecto al resto del mundo (solo Florencia, no ya Italia, posee el 7% del arte mundial, ahí es nada). Y se nota. Para bien o para mal.
No obstante, ver con tus propios ojos el Coliseo Romano, La plaza de San Marcos, Las catacumbas de Roma, los Museos Vaticanos, la Capilla Sistina. La Fontana di Trevi, el Panteón Romano, la Plaza della Signora, la galería de los Ufficci, el Baptisterio de Florencia, el puente Becquio, la catedral de San Pedro, el David de Miguel Ángel, y su tumba y las de Maquiavelo y de Galileo y un largo etcétera, quitan el hipo, destapan emociones y te recuerdan cuan antiguo es el mundo y que tú eres un mero testigo de grandes nombres y acontecimientos.
Particularmente me quito el sombrero ante la obra de Miguel Ángel, ser excepcional y privilegiado del cual he podido ya ver con mis propios ojos sus grandes obras. El David deja anonadado. La capilla sistina deslumbra por sí sola. Es impresionante.
Italia no es todo maravilla: todo lo que hayáis podido escuchar sobre los tópicos de la conducción en Roma se quedan cortos: son unos SALVAJES. Cuidadito cuando vayáis. También cuidadito con los precios, que son unos ladrones según donde vayas. Cuidado con los pesados vendedores callejeros y con la picaresca del regateo. Cuidado, en definitiva, cuando vas de turista.
Mis conclusiones: Roma encanta. Florencia fascina. Venecia alucina. De menos a más, así tal cual. Ha sido un viaje precioso, cansado y muy muy muy esforzado, pero lleno de momentos que nunca olvidaré al lado de mi cada día más amado Sera. En verdad este viaje a su lado ha sido tan maravilloso que me siento si cabe mucho más unido a él. La compañía de Álvaro y Mari Carmen, además, ha sido tan placentera pese a nuestras mini-broncas que solo puedo darles las gracias.
Y como no quiero extenderme más, pues preveo que los siguientes días van a ser de bastante mutismo por razones laborales (lamentaré profundamente no poder comentar vuestros blogs ni actualizar el mío), dejo algunas imágenes impactantes y un video junto a mi querido Sera en Florencia.
Grazie Mile. Arrivederci.