Porque hay sentimientos que están por encima de todo.
Porque hay que tener fe en aquellos que son reales, puros, auténticos.
Porque vivir sin ellos no tiene sentido.
Porque siempre hay un camino hacia delante.
Porque te quiero.
Porque la preocupación no es sino otra prueba de amor.
Porque pase lo que pase siempre podrás contar conmigo.
Porque soy tu amigo.
Por todo eso, y todo lo demás, estoy a tu lado.
Cuenta conmigo para todo lo que quieras, y cuando quieras.
Nunca me he marchado.
29 de mayo de 2007
Despedida a lo grande de LOST
Ayer vi los dos últimos capítulos de la tercera temporada de LOST, serie de culto en USA y que en España, como otras tantas, está teniendo un trato realmente lamentable por parte de TVE, hasta el punto de que esta tercera temporada que acaba de terminar en su país de origen aún no ha sido ni siquiera doblada al castellano.
No tengo palabras. La emoción, intriga y buen hacer de los últimos capítulos ha sido tan intensa que no creo haber visto hasta la fecha algo tan rematadamente bueno en una serie de televisión. Lost ya tiene en su baza, a estas alturas, muchas cosas ganadas, que a su vez han sido su talón de Aquiles: los personajes (que son muchos) ya están perfectamente presentados y definidos para la audiencia (gracias a los interminables flashbacks), y una enorme cantidad de misterios que poco a poco empiezan a tener sentido (solo a finales de esta temporada se han resuelto algunas cosas… de la primera), y evidentemente todo esto desemboca en un elevadísimo nivel de interés acerca del destino de estos personajes.
Pero no termina ahí la cosa: a nivel de dirección y orientación narrativa, se trata de una auténtica obra de arte: todo se desgrana despacio y con cuentagotas, como debe ser en una serie de misterio y aventura como esta, pero va dando de comer la impaciencia del espectador de manera que siempre tiene hambre, aunque se sacia lento pero seguro. Chapeau a los guionistas, aunque precisamente esta haya sido la temporada con alguno de los capítulos más tontos que recuerdo (el 14 es de vergüenza ajena, con la absurda historia de Rodrigo Santoro -Alias Jerjes, el de 300-, aunque lo mismo en la quinta temporada resulta que tiene sentido, con esta gente todo es posible).
La revelación de la temporada es un personaje nuevo: Juliet Burke, interpretado por la casi desconocida Elizabeth Mitchell. Este es uno de los mejores personajes que ha tenido la serie, y solo con una temporada en activo ya es uno de los más carismáticos.
En cuanto al último capítulo, qué decir simplemente que los guionistas se han sobrado: en la ultimísima escena, sin desvelar nada, pegan un revés a la historia que deja en estado de shock al espectador, y justo ahí termina la temporada… ¡¡sabiendo que hasta febrero de 2008, no vuelven!!. Desde Luego, si querían crear expectativa, lo han logrado y con creces.
Espero con ansia el ver más capítulos de esta notabilísima serie, que va sumando enteros conforme avanza la trama, pese a que lo desquiciante que resulta al principio puede echar para atrás a más de uno.
No puedo decir lo mismo del final de la tercera temporada de Desperate Housewives, serie que pierde y gana fuelle con una facilidad pasmosa, como si un episodio lo firmara Shakespeare y el siguiente lo continuara Ana Rosa Quintana, para luego volver al primero. Es tal el despropósito de tramas abandonadas o absurdas, personajes desaprovechados y giros ridículos de guión, que a uno le dan ganas de dejar de verla. Y no lo hago precisamente porque cuando tiene momentos de gloria, son enormes, como los capítulos 7 o 16, de lejos los mejores que ha tenido la serie hasta ahora, o por personajes tan carismáticos como Bree Van de Kamp/Hodge o Lynette Scavo. El final me ha dejado frío y pese a que esta va a regresar mucho antes que Lost, tampoco me importará esperar.
Ahora, este verano, me pondré con otras series que les tengo ganas: Heroes y Anatomía de Grey. Ya iremos informando.
Un abrazo.
No tengo palabras. La emoción, intriga y buen hacer de los últimos capítulos ha sido tan intensa que no creo haber visto hasta la fecha algo tan rematadamente bueno en una serie de televisión. Lost ya tiene en su baza, a estas alturas, muchas cosas ganadas, que a su vez han sido su talón de Aquiles: los personajes (que son muchos) ya están perfectamente presentados y definidos para la audiencia (gracias a los interminables flashbacks), y una enorme cantidad de misterios que poco a poco empiezan a tener sentido (solo a finales de esta temporada se han resuelto algunas cosas… de la primera), y evidentemente todo esto desemboca en un elevadísimo nivel de interés acerca del destino de estos personajes.
Pero no termina ahí la cosa: a nivel de dirección y orientación narrativa, se trata de una auténtica obra de arte: todo se desgrana despacio y con cuentagotas, como debe ser en una serie de misterio y aventura como esta, pero va dando de comer la impaciencia del espectador de manera que siempre tiene hambre, aunque se sacia lento pero seguro. Chapeau a los guionistas, aunque precisamente esta haya sido la temporada con alguno de los capítulos más tontos que recuerdo (el 14 es de vergüenza ajena, con la absurda historia de Rodrigo Santoro -Alias Jerjes, el de 300-, aunque lo mismo en la quinta temporada resulta que tiene sentido, con esta gente todo es posible).
La revelación de la temporada es un personaje nuevo: Juliet Burke, interpretado por la casi desconocida Elizabeth Mitchell. Este es uno de los mejores personajes que ha tenido la serie, y solo con una temporada en activo ya es uno de los más carismáticos.
En cuanto al último capítulo, qué decir simplemente que los guionistas se han sobrado: en la ultimísima escena, sin desvelar nada, pegan un revés a la historia que deja en estado de shock al espectador, y justo ahí termina la temporada… ¡¡sabiendo que hasta febrero de 2008, no vuelven!!. Desde Luego, si querían crear expectativa, lo han logrado y con creces.
Espero con ansia el ver más capítulos de esta notabilísima serie, que va sumando enteros conforme avanza la trama, pese a que lo desquiciante que resulta al principio puede echar para atrás a más de uno.
No puedo decir lo mismo del final de la tercera temporada de Desperate Housewives, serie que pierde y gana fuelle con una facilidad pasmosa, como si un episodio lo firmara Shakespeare y el siguiente lo continuara Ana Rosa Quintana, para luego volver al primero. Es tal el despropósito de tramas abandonadas o absurdas, personajes desaprovechados y giros ridículos de guión, que a uno le dan ganas de dejar de verla. Y no lo hago precisamente porque cuando tiene momentos de gloria, son enormes, como los capítulos 7 o 16, de lejos los mejores que ha tenido la serie hasta ahora, o por personajes tan carismáticos como Bree Van de Kamp/Hodge o Lynette Scavo. El final me ha dejado frío y pese a que esta va a regresar mucho antes que Lost, tampoco me importará esperar.
Ahora, este verano, me pondré con otras series que les tengo ganas: Heroes y Anatomía de Grey. Ya iremos informando.
Un abrazo.
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