Es increíble lo que puede ocurrir en sólo un segundo, solamente un momento casi imperceptible dentro del marco temporal. En esos momentos reflexionas acerca de lo relativo que es el tiempo en sí mismo. Un golpe de efecto, un instante fugaz, un flash... y todo parece una eternidad.
El corazón palpitante, la mirada extraviada, la ligera brisa que roza nuestros rostros, el sutil mareo, el sudor enfriándose bajo las ropas, la lágrima que tímida hace amago de descender sobre la mejilla. El calor. El frío. La conmoción. La tristeza y la alegría. La belleza del momento irrepetible. El sol bañando todo lo que alcanzaba la vista salvo unas pequeñas zonas refugiadas por los edificios.
Todo eso, en un instante, en un segundo. Me miraste, y te miré. Nos encontramos mutuamente. Ya había vivido una vida a tu lado y apenas acaba de posar la mirada sobre ti. ¿Cómo puede ser que llegara a quererte?. A todas luces es ilógico, el raciocinio me invitó a callarme, a no decir nada en absoluto. Y así lo hice, hiciera bien o mal.
De ese modo, tan deprisa como entraste, te fuiste. Sólo duró un instante, un breve momento. ¿Estoy loco?. ¿Por mirar a un desconocido y sentir haber estado en mil lugares a su lado?. Hola, desconocido, te hubiera dicho, como Natalie Portman a Jude Law en Closer. Pero no lo hice. Porque me pudo la vergüenza, la lógica y el pudor. Pero sé que tú posaste tu vista en mi de igual modo. Y me hiciste muy feliz... es absurdo, lo sé, pero lo hiciste. Quizá no haya nadie en este mundo capaz de comprender mi forma de entender el amor, y si lo hay son muy pocos los que puedan sentirse afines a ella, pero tú lo hiciste. Sin hablar ni decir nada. Porque existen muchos más lenguajes además del verbal.
Quién sabe, lo mismo eres el amor de mi vida y te he dejado marchar estúpidamente. Quizá nunca llegue a conocer nada de ti, ni tú nada de mi, y seguramente nos estaríamos perdiendo algo precioso. O no. Ya nunca lo sabremos. Porque, por desgracia, las sensaciones primarias, la intuición, lo efímero... no es suficiente. Qué lástima. Hasta pronto, desconocido. Me alegro de haber sido tuyo enteramente... un instante.
Me viene a la mente la preciosa canción de James Blunt, You’re beautiful... donde sentencia al final con una frase que viene muy, pero que muy al cuento: It’s time to face the truth... I will never be with you.
El corazón palpitante, la mirada extraviada, la ligera brisa que roza nuestros rostros, el sutil mareo, el sudor enfriándose bajo las ropas, la lágrima que tímida hace amago de descender sobre la mejilla. El calor. El frío. La conmoción. La tristeza y la alegría. La belleza del momento irrepetible. El sol bañando todo lo que alcanzaba la vista salvo unas pequeñas zonas refugiadas por los edificios.
Todo eso, en un instante, en un segundo. Me miraste, y te miré. Nos encontramos mutuamente. Ya había vivido una vida a tu lado y apenas acaba de posar la mirada sobre ti. ¿Cómo puede ser que llegara a quererte?. A todas luces es ilógico, el raciocinio me invitó a callarme, a no decir nada en absoluto. Y así lo hice, hiciera bien o mal.
De ese modo, tan deprisa como entraste, te fuiste. Sólo duró un instante, un breve momento. ¿Estoy loco?. ¿Por mirar a un desconocido y sentir haber estado en mil lugares a su lado?. Hola, desconocido, te hubiera dicho, como Natalie Portman a Jude Law en Closer. Pero no lo hice. Porque me pudo la vergüenza, la lógica y el pudor. Pero sé que tú posaste tu vista en mi de igual modo. Y me hiciste muy feliz... es absurdo, lo sé, pero lo hiciste. Quizá no haya nadie en este mundo capaz de comprender mi forma de entender el amor, y si lo hay son muy pocos los que puedan sentirse afines a ella, pero tú lo hiciste. Sin hablar ni decir nada. Porque existen muchos más lenguajes además del verbal.
Quién sabe, lo mismo eres el amor de mi vida y te he dejado marchar estúpidamente. Quizá nunca llegue a conocer nada de ti, ni tú nada de mi, y seguramente nos estaríamos perdiendo algo precioso. O no. Ya nunca lo sabremos. Porque, por desgracia, las sensaciones primarias, la intuición, lo efímero... no es suficiente. Qué lástima. Hasta pronto, desconocido. Me alegro de haber sido tuyo enteramente... un instante.
Me viene a la mente la preciosa canción de James Blunt, You’re beautiful... donde sentencia al final con una frase que viene muy, pero que muy al cuento: It’s time to face the truth... I will never be with you.
Un abrazo.