Hoy no voy a escribir una parrafada. Este escrito, en definitiva, es prácticamente igual al del año pasado. Hoy, si vivieras, cumplirías cuarenta y cuatro años. No te imaginas lo feliz que me haría poder celebrar tu cumpleaños contigo, y poder abrazarte.
Pero no estás vivo. Cada año, en esta fecha, y en otras tantas, seguiré pensándolo y seguiré echándote de menos. Qué le voy a hacer, papá. Te quiero (en presente) con locura.