Hoy hace aproximadamente un año que Bigbro y yo fuimos a Los Angeles. Precisamente, una de las razones más interesantes de nuestra estancia allí (tras el glorioso Hawai) fue el poder vivir los Oscars en primera línea, uno de los grandes sueños de mi vida. Tras una preciosa mañana en lo que más me gustó de la ciudad con mucha diferencia, Santa Monica, conseguimos vivir la magia de Hollywood.