Tras el comentario de ayer, que no pienso borrar bajo ningún concepto, me he dado cuenta de que tengo menos futuro en la literatura infantil que Madonna. Eso por no hablar de cómo se me sonroja la cara cuando vuelvo a leer lo de la ardillita y la liebre. Pero después pienso ¡qué diantres!. Todos tenemos que escribir este tipo de cosas de vez en cuando, y más que renegar de ellas, aprender a mejorarlas. Así que, señores, para bien o para mal, la chorrada de los animalitos cual cuento Disney seguirá ahí.
Hay muchísimas cosas de las que me gustaría sacar un tiempo que no tengo para poder hablar con más calma: me gustaría comentar los ultimos Oscar por aquí, de cómo me olía lo de Crash, y también de lo contento que estoy de que haya ganado Reese Witherspoon pese a tener como clara favorita a Felicity Huffman. También podría escribir más y más párrafos comentando lo buenorro que estaba George Clooney en la gala, o Eric Bana. Y ya cuando los dos compartían plano en la alfombra roja... ¡arf! Despertaban mis más bajos instintos.
Pero no voy a desviarme del tema. También hay algo que me gustaría hacer con más calma, y es comentar la maravillosa película de Miyazaki que por fin pude disfrutar ayer en todo su esplendor, en una sala de cine enorme y con sólo 3 personas más en la sala que, para más inri, no eran niños.
Pero no tengo tiempo. No al menos el que quisiera. Mis jornadas laborales se están alargando de 9 a 21 últimamente, y encima tengo compromisos post-laborales a tuti-plen esta semana, de una u otra índole. No llego a casa hasta las 12 o 1 de la mañana por norma general. No hay manera. Incluso últimamente veo a algunos amigos que viven cerca de mi por videoconferencia... ¡qué triste!.
Si me obligo todos los días a escribir algo en el blog es porque necesito, una vez más, evadir mi mente de tanto algoritmo matemático, de tanto ODBC, de tanta conexión de red y de tantas pruebas de coherencia de datos, además de las miles de peticiones administrativas que pululan alegremente por mi mesa.
Dolly, nena, en el comentario de ayer fuiste muy certera. Efectivamente, parece que últimamente esté desayunando tripis. Supongo que es un efecto derivado del impresionante cansancio físico y mental que me invade estos días. Si no llego a irme a Alicante el fin de semana pasado a desconectar, no sé qué hubiera hecho. Si no llego ayer a ir a ver El castillo ambulante, hoy seguramente también estaría mucho peor.
Paciencia, señores, paciencia... ¡qué paciencia hay que tener!. Hablaré, poco a poco, de estas cosas que he comentado brevemente arriba. Pero necesito tiempo, más tiempo... me gustaría hacer como en Momo y mandar a paseo a los hombres grises.
Termino el post de hoy enviando un mensaje a mi querido Manu: Ten fuerza, valor, perseverancia y paciencia. Estoy aquí si me necesitas, no lo olvides. Estás en mi pensamiento. Tú y yo nos entendemos, ¿verdad?.
Un abrazo.
Hay muchísimas cosas de las que me gustaría sacar un tiempo que no tengo para poder hablar con más calma: me gustaría comentar los ultimos Oscar por aquí, de cómo me olía lo de Crash, y también de lo contento que estoy de que haya ganado Reese Witherspoon pese a tener como clara favorita a Felicity Huffman. También podría escribir más y más párrafos comentando lo buenorro que estaba George Clooney en la gala, o Eric Bana. Y ya cuando los dos compartían plano en la alfombra roja... ¡arf! Despertaban mis más bajos instintos.
Pero no voy a desviarme del tema. También hay algo que me gustaría hacer con más calma, y es comentar la maravillosa película de Miyazaki que por fin pude disfrutar ayer en todo su esplendor, en una sala de cine enorme y con sólo 3 personas más en la sala que, para más inri, no eran niños.
Pero no tengo tiempo. No al menos el que quisiera. Mis jornadas laborales se están alargando de 9 a 21 últimamente, y encima tengo compromisos post-laborales a tuti-plen esta semana, de una u otra índole. No llego a casa hasta las 12 o 1 de la mañana por norma general. No hay manera. Incluso últimamente veo a algunos amigos que viven cerca de mi por videoconferencia... ¡qué triste!.
Si me obligo todos los días a escribir algo en el blog es porque necesito, una vez más, evadir mi mente de tanto algoritmo matemático, de tanto ODBC, de tanta conexión de red y de tantas pruebas de coherencia de datos, además de las miles de peticiones administrativas que pululan alegremente por mi mesa.
Dolly, nena, en el comentario de ayer fuiste muy certera. Efectivamente, parece que últimamente esté desayunando tripis. Supongo que es un efecto derivado del impresionante cansancio físico y mental que me invade estos días. Si no llego a irme a Alicante el fin de semana pasado a desconectar, no sé qué hubiera hecho. Si no llego ayer a ir a ver El castillo ambulante, hoy seguramente también estaría mucho peor.
Paciencia, señores, paciencia... ¡qué paciencia hay que tener!. Hablaré, poco a poco, de estas cosas que he comentado brevemente arriba. Pero necesito tiempo, más tiempo... me gustaría hacer como en Momo y mandar a paseo a los hombres grises.
Termino el post de hoy enviando un mensaje a mi querido Manu: Ten fuerza, valor, perseverancia y paciencia. Estoy aquí si me necesitas, no lo olvides. Estás en mi pensamiento. Tú y yo nos entendemos, ¿verdad?.
Un abrazo.