Este es un mensaje para todo aquel que lo quiera leer, y simple y únicamente para recordarle que, efectivamente, en la vida siempre pasamos por muchas tormentas, pero que siempre tienen un final en el cual el majestuoso y hermoso arcoiris hace su aparición. Pero nunca, nunca hay que dejar que las tormentas nos arrebaten las cosas que más queremos. A veces podemos perderlas y no darnos cuenta de por qué hasta que es demasiado tarde.
Si has encontrado algo que de verdad quieres para ti, que es legítimamente tuyo y de nadie más, sin lo cual eres incapaz de vivir, no dejes que el viento se lo lleve estúpidamente. En medio del caos uno a veces no sabe por dónde debe avanzar, o qué camino seguir. Es tan fácil perderse...
Cuando el corazón está acongojado y no se tiene buen tino, el raciocinio o la percepción de nuestra realidad se vé alterado. Y por mucho que tengamos cariño a algo, lo podemos perder. Cuando se trata de ciertas asuntos, los sentimientos pueden parecer lo que no son, verse a sí mismos en espejos deformes. Se suele confundir miedo con mentira, silencio con traición, y un sinfín de emociones más que en su origen no son maliciosas. Y no... todo se debe a la tergiversación provocada por la tormenta.
Todo se reduce a lo siguiente: si de verdad quieres algo, no lo dejes marchar en medio del caos porque te arrepentirás siempre. Si has de dejarlo libre, hazlo sólamente porque estás seguro de ello.
Si algo es TUYO y lo sientes como tal, no dejes que los malos vientos te lo arrebaten. Al menos intenta luchar por retenerlo.
Porque al final, aparecerá el arcoiris.
Siempre aparece el arcoiris.
El camino sigue y sigue...
Un abrazo.