Alucinando estoy últimamente con la falsa actitud de algunas de las personas que me rodean. Supongo que no debería sorprenderme de que las personas muestren una cara y por detrás pongan otra. Es el pan de cada día, y yo mismo muchas veces tengo que hacerme el loco o aparentar que alguien me cae bien y no es así.
Sin embargo, cuando tú eres testigo de una de estas actitudes, máxime cuando ambas partes son importantes para ti, pues no deja de jorobarte bastante.
Es decir, que un amigo tuyo conoce a otro amigo tuyo y los dos se hacen superamigos, para luego, a espaldas el uno del otro, hacerse de menos. “Que si no es tan amigo mío, que si ni pincho ni corto con ese, que si yo esto te lo digo a ti en confianza...”
Odio hacer las cosas por compromiso, como se suele decir. Odio tener que decirle a alguien que venga a algún sitio cuando en realidad no deseo hacerlo, no deseo la compañía de esa persona. Y si para colmo te crees que va a acceder encantadísimo, pero en realidad ya está pensando en qué excusa poner para no ir, ¿qué sentido tiene todo?. Absolutamente nada. Es teatralidad pura y dura.
No hablo en este caso de algo que me haya pasado a mi: más bien soy testigo de ello. Pero hace poco he pasado por una situación así yo mismo y no lo resolví demasiado bien, en verdad. De hecho me fastidió mucho, porque podía haber hecho lo que realmente quería y no lo hice. Y tras lo que he sido testigo en estos días, me prometo a mi mismo, dentro de lo que pueda, no ser tan cínico ni hacer las cosas por ese compromiso inexistente.
Porque si ya es malo descubrir el cinismo de un amigo con respecto a ti, también es jodido comprobar lo falsos que pueden llegar a ser dos conocidos tuyos con ellos mismos, siendo tú el espectador que observa ambas partes sin que ellas se vean entre sí.
Un abrazo.
Sin embargo, cuando tú eres testigo de una de estas actitudes, máxime cuando ambas partes son importantes para ti, pues no deja de jorobarte bastante.
Es decir, que un amigo tuyo conoce a otro amigo tuyo y los dos se hacen superamigos, para luego, a espaldas el uno del otro, hacerse de menos. “Que si no es tan amigo mío, que si ni pincho ni corto con ese, que si yo esto te lo digo a ti en confianza...”
Odio hacer las cosas por compromiso, como se suele decir. Odio tener que decirle a alguien que venga a algún sitio cuando en realidad no deseo hacerlo, no deseo la compañía de esa persona. Y si para colmo te crees que va a acceder encantadísimo, pero en realidad ya está pensando en qué excusa poner para no ir, ¿qué sentido tiene todo?. Absolutamente nada. Es teatralidad pura y dura.
No hablo en este caso de algo que me haya pasado a mi: más bien soy testigo de ello. Pero hace poco he pasado por una situación así yo mismo y no lo resolví demasiado bien, en verdad. De hecho me fastidió mucho, porque podía haber hecho lo que realmente quería y no lo hice. Y tras lo que he sido testigo en estos días, me prometo a mi mismo, dentro de lo que pueda, no ser tan cínico ni hacer las cosas por ese compromiso inexistente.
Porque si ya es malo descubrir el cinismo de un amigo con respecto a ti, también es jodido comprobar lo falsos que pueden llegar a ser dos conocidos tuyos con ellos mismos, siendo tú el espectador que observa ambas partes sin que ellas se vean entre sí.
Un abrazo.