Hoy me gustaría hablar un poco de un personaje cinematrográfico (y previamente literario) que me ha impactado recientemente de una manera notable, y es el de
, los enamorados. Porque si la película (o libro, aunque yo voy a referirme a la película de ahora en adelante) se titula así, es precisamente por ella.
Cuando conocemos a Briony Tallis, nos encontramos con una
niña listilla de doce años con aspiraciones a escritora, algo
malcriada y francamente fantasiosa, aunque dejando entrever una cierta madurez forzada para la edad que tiene. Sin entrar en detalles, la niña se deja llevar por ese ansia de protagonismo y madurez que
no posee y, en medio de esa inconsciencia, eso la lleva a cometer un
error que otros pagarán muy caro. Es entonces, y solo entonces, cuando la pequeña Briony se da cuenta de la magnitud de su
ignorancia, y de las
consecuencias que sus actos van a tener.
Conforme pasa el tiempo, Briony no puede dejar atrás el sentimiento de culpa por lo que hizo, y crece convirtiéndose poco a poco en una mujer
madura, coherente y responsable, pero que arrastra tal
peso consigo que cambia muchos de los planes que tenía para su vida en base a lo que ocurrió en el pasado. Posiblemente eso la convirtió en
mejor persona, pero el precio a pagar fue muy alto. Ese dolor interior lo arrastra de un modo u otro durante toda su vida, incluso al llegar a la la vejez. Porque, lamentablemente, hay heridas que
nunca sanan del todo. El alma es frágil y algunas cicatrices son muy
profundas.
En la versión cinematográfica, Briony es interpretada por tres magníficas actrices, destacando la primera de ellas, la jovencísima
Saoirse Ronan (la Briony de 12 años, que fue justamente nominada al oscar a la mejor actriz de reparto),
Romola Garay (18 años) y una anecdótica pero poderosa presencia de la grandísima
Vanessa Redgrave interpretando a la anciana Briony en una conmovedora conclusión a la historia de la película.
Oh, y como anécdota: Saoirse Ronan será
Susie Salmon en la ya rodada película de Peter Jackson
Desde mi cielo, basada en el libro del mismo título de
Alice Sebold que me encantó. Un gran acierto de Casting, sin duda. Me muero de ganas de verla.
Lo que me fascina del personaje de Briony es su
fantástica evolución de madurez a lo largo de su vida, y lo marcada que queda por los errores cometidos en su inconsciencia. Es algo que, lamentablemente, de un modo u otro conocemos todos. Cometemos errores de mayor o menor índole, que permanecen o no dentro de nosotros, pero que pueden llegar a marcar una auténtica
diferencia en nuestras vidas.
Ayer, hablando con un amigo, comenté con él algo de este asunto, y es que los errores que cometemos o las situaciones límite a las que muchas veces nos empuja la vida nos
rompe el alma de un modo u otro, pero que es entonces cuando surge una de las cualidades más fantásticas del alma humana: la
capacidad de superación. De un modo u otro, el pasar por estos momentos nos convierte en
mejores personas, más maduras y sobre todo, de mirada mucho más
amplia, y coherente. En cierto modo, nos despiertan de un sueño. Aunque el precio sea caro: una pena que nunca se marcha del todo.
Me gustaría decir de Expiación que es una película
deliciosa a nivel de dirección y que lamentablemente decae mucho en su tramo final, pero que nadie debería perderse si quiere ver un excelente ejercicio a nivel de dirección artística y una historia francamente notable, al menos en lo referente a la parte de Briony. Y ¡
qué música!. La música de
Dario Marianelli, mezclando una partitura exquisita con el ruido de la máquina de escribir me recuerda que una historia bien contada es lo más poderoso,
certero y directo que existe (aunque luego, en la própia película, no acabe de dar en el blanco del todo).
Y con esto, pasemos página.
Cling.
Un abrazo.