Anoche cuando salí del trabajo me fui casa de mis adorados Juan Carlos y Manolo para darle al primero unos DVD's de Mujeres desesperadas, serie a la cual está enganchadísimo, al igual que yo.
Al final me embelesaron y me pidieron que me quedara a cenar, y yo acepté encantado, aunque me hicieran bajar a por una barra de pan a un chino con el frío que hacía. Pero merecía la pena, porque a Manolo le acababan de dar la cesta de navidad de DMR, mi ex-empresa en la cual él sigue estando (de ahí que nos conozcamos). El caso en que en dicha cesta estaba una barra de lomo de las buenas, y ¿quien se resiste a eso?.
Con cenas así, da gusto. Aunque me doliera la muela del juicio, me puse fino. ¡¡Que haya muchas más!!.
Un abrazo.