5 de febrero de 2008

Amsterdam

Este pasado fin de semana he hecho mi primera escapada a Holanda, tras mucho tiempo deseando conocer la conocidísima Amsterdam. Lamentablemente mi chico Sera no pudo venir, pero bueno... estoy seguro de que habrá más oportunidades. Despues de todo, ¡nos vamos a Italia el mes que viene!.

Gracias a mi amigo Guido esto ha sido posible. He ido a verle allí, a su casa, por primera vez, y he conocido a su chico Jelle también. Son estupendos y me han tratado como a un rey. Lamentablemente no he podido visitar tampoco museos que me interesaban como el de Van Gogh o Vermeer, pero bueno... ¡otra vez será!.

En cuanto a la ciudad en sí, me ha encantado. Tranquila, carismática, llena de vida y al mismo tiempo relajada (su población es solo de 750.000 personas, igualito que Madrid). También me ha dejado un sabor de boca fantástico el barrio de Harleem, del cual toma su nombre el famoso distrito de Nueva York (que, por si alguien no lo sabía, se llamó Nueva Amsterdam en sus comienzos). Recomiendo con todo mi corazón que, si tenéis la oportunidad, os escapéis a conocer la ciudad de los canales. Eso sí, cuidadito con las plantitas y las setas, ¿eh?.


Aquí estoy con Guido dando un paseo por uno de los maravillosos e innumerables canales de la ciudad. Tuve suerte, porque nos hizo un tiempo fantástico y soleado pese al enorme frío que hacía. Había que pararse de vez en cuando a tomar algo caliente, pero por tutatis que a mi nadie me vería entrar en uno de esos Coffee-shops llenos de porros y setas alucinógenas, que son carne de cañón para los turistas (especialmente los ingleses, para qué engañarnos).


Esto de aquí es el desayuno. Sí señores, cuando digo que se me trató como un Rey, así fue. Vamos, hasta Bree Van de Kamp tendría problemas para superar un desayuno así.

Y ahora, más vistas:



Os aseguro que esta foto no fue hecha en plan forzado, la verdad es que Guido la tomó mientras yo estaba embelesado mirando los canales...

El otro día me volví a decir a mí mismo que aquello, el hecho de viajar, era algo que hace unos años hubiera sido implensable para mi. ¿Quién me hubiera dicho a mi, un chico sencillo de barrio bajo, que acabaría moviéndome por el mundo de este modo?. Poco a poco, a mis 27 años, voy cubriendo las etapas que deseaba completar en ese aspecto. Cuando era chiquiquín, soñaba con ver mundo, viajar, conocer sitios. Y ¡Dios, lo estoy consiguiendo!. Ya conozco, además de mi propio y maravilloso país, un poco de Portugal, Inglaterra, Irlanda, Holanda, Estados Unidos y Japón. Y en breve, Italia y Alemania.

Es un auténtico milagro...

Un abrazo.