Ya es la segunda vez que esta nenita tan guapa es protagonista de este modesto blog.Y es que es una auténtica preciosidad, ¿verdad?.
Paula es la primera hija de mis amigos María y Jose, como ya puse por aquí algo más de hace un par de meses, cuando ella llegó al mundo. Ayer me pasé por su casa para hacerles una visita (y de paso arreglar el ordenador de Jose, ehem ehem).
Fue una velada breve pero agradable. Y la verdad es que un sentimiento extraño despertó en mi ayer. El día que estuve con ellos en el hospital todo era demasiado raro, atípico... su niña acababa de nacer, María estaba recuperándose, los padres de ellos andaban pululando... pero ayer estuve en su casa, en el entorno en que siempre he estado con ellos. Y las cosas habían cambiado. ¡Mis amigos eran papás!. Jose estaba encandilado con su enana, y María no paraba de decirle cosas bonitas... y la bañaron, la dieron de comer...
Ayer comprendí que el tiempo va pasando, que las cosas van hacia delante. No fue un sentimiento triste, ¡qué va...! al contrario. Recordé las cosas vividas con ellos, cómo curiosamente les conocí... ¡en su boda!. Las vacaciones en Marbella, las cenas con ellos, las salidas al cine, las alegrías y penas... y ahí están. Con una niña preciosa entre los brazos. Y yo ya no tengo los 19 añitos que tenía cuando les conocí.
Ayer, María me dijo algo muy bonito. “Dani, no nos vemos mucho últimamente, pero nos queremos un montón, ¿verdad?”. Así es, sin duda. Yo les dije que verles así, como papás por primera vez “de verdad”, me provocaba una sensación mezcla entre el orgullo y la emoción embriagadora, como lágrimas incontenibles de alegría. Y cuando Jose decía a la pequeña "Mira, ha venido el tío Dani" casi se me escapa una lagrimita.
La verdad es que son maravillosos y adoro ser amigo suyo. Son y serán unos padres ideales.
Un abrazo.
Paula es la primera hija de mis amigos María y Jose, como ya puse por aquí algo más de hace un par de meses, cuando ella llegó al mundo. Ayer me pasé por su casa para hacerles una visita (y de paso arreglar el ordenador de Jose, ehem ehem).
Fue una velada breve pero agradable. Y la verdad es que un sentimiento extraño despertó en mi ayer. El día que estuve con ellos en el hospital todo era demasiado raro, atípico... su niña acababa de nacer, María estaba recuperándose, los padres de ellos andaban pululando... pero ayer estuve en su casa, en el entorno en que siempre he estado con ellos. Y las cosas habían cambiado. ¡Mis amigos eran papás!. Jose estaba encandilado con su enana, y María no paraba de decirle cosas bonitas... y la bañaron, la dieron de comer...
Ayer comprendí que el tiempo va pasando, que las cosas van hacia delante. No fue un sentimiento triste, ¡qué va...! al contrario. Recordé las cosas vividas con ellos, cómo curiosamente les conocí... ¡en su boda!. Las vacaciones en Marbella, las cenas con ellos, las salidas al cine, las alegrías y penas... y ahí están. Con una niña preciosa entre los brazos. Y yo ya no tengo los 19 añitos que tenía cuando les conocí.
Ayer, María me dijo algo muy bonito. “Dani, no nos vemos mucho últimamente, pero nos queremos un montón, ¿verdad?”. Así es, sin duda. Yo les dije que verles así, como papás por primera vez “de verdad”, me provocaba una sensación mezcla entre el orgullo y la emoción embriagadora, como lágrimas incontenibles de alegría. Y cuando Jose decía a la pequeña "Mira, ha venido el tío Dani" casi se me escapa una lagrimita.
La verdad es que son maravillosos y adoro ser amigo suyo. Son y serán unos padres ideales.
Un abrazo.