21 de enero de 2008
Poster + Teaser de Sex and the City!!
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Cine
Bienvenidos a la Super Hi-Vision
Anonadado me he quedao al ver que estos locos japoneses ya están comenzando a trabajar en el nuevo sistema de Alta Definición que dejará obsoleto a este que empieza a despuntar ahora, que sustituirá al DVD y que por lo que parece, será el Blu-Ray tras la aplastante victoria que está obteniendo respecto a su competidor, el HD-DVD.
Mientras que actualmente el Summum de la calidad audiovisual se sitúa en la llamada Full HD, es decir, películas en formato progresivo a 1920x1080 puntos de resolución (vulgarmente llamado 1080p), y que incrementa considerablemente la resolución de un DVD (720x576 en Europa), los nipones están ya con un nuevo sistema experimental que han bautizado como Super Hi-vision o Ultra High-Definition, y que alcanza una resolución de... ¡¡7680x4320!!. Es decir, nada menos que una imagen de 33 Megapixels (Millones de puntos de resolución, en cristiano) , así sin despeinarse.
A mi esa cifra me marea. Me cuesta hasta imaginar una imagen de un hiperrealismo tan brutal. ¿En serio el ojo humano es capaz de capturar tanto detalle?. En fin, lo he puesto en este blog como amante de la tecnología que soy, pero incluso para alguien como yo le cuesta imaginar en la potencia informática que debe tener un ordenador (o lo que sea) para poder reproducir un video de esas dimensiones, ni el tipo de cable de datos que debe llevar, ya que la frecuencia de transmisión sería de 21 Ghz aproximadamente (una animalada, para entendernos), eso por no hablar de un sistema de sonido denominado 22.2. No, no he escrito mal. Estamos hablando de 22 canales de audio. Están locos estos japos...
Más información, como siempre, en la Wikipedia. La fecha estimada de implantación: el 2015. Abróchense los cinturones.
Un abrazo.
Mientras que actualmente el Summum de la calidad audiovisual se sitúa en la llamada Full HD, es decir, películas en formato progresivo a 1920x1080 puntos de resolución (vulgarmente llamado 1080p), y que incrementa considerablemente la resolución de un DVD (720x576 en Europa), los nipones están ya con un nuevo sistema experimental que han bautizado como Super Hi-vision o Ultra High-Definition, y que alcanza una resolución de... ¡¡7680x4320!!. Es decir, nada menos que una imagen de 33 Megapixels (Millones de puntos de resolución, en cristiano) , así sin despeinarse.
A mi esa cifra me marea. Me cuesta hasta imaginar una imagen de un hiperrealismo tan brutal. ¿En serio el ojo humano es capaz de capturar tanto detalle?. En fin, lo he puesto en este blog como amante de la tecnología que soy, pero incluso para alguien como yo le cuesta imaginar en la potencia informática que debe tener un ordenador (o lo que sea) para poder reproducir un video de esas dimensiones, ni el tipo de cable de datos que debe llevar, ya que la frecuencia de transmisión sería de 21 Ghz aproximadamente (una animalada, para entendernos), eso por no hablar de un sistema de sonido denominado 22.2. No, no he escrito mal. Estamos hablando de 22 canales de audio. Están locos estos japos...
Más información, como siempre, en la Wikipedia. La fecha estimada de implantación: el 2015. Abróchense los cinturones.
Un abrazo.
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Tecnología
La Watling se f**** a Frodo
Pues sí, es lo único destacable de un pedazo de bodrio tan considerable como es la última película de Alex de la iglesia, Los crímenes de Oxford, estrenada este pasado fin de semana.
Últimamente no hablo de cine ni para bien ni para mal, pero he he sentido tan profundamente timado y estafado con este supuesta historia de misterio que no puedo callarme. La película, de principio a fin, es una sucesión de patéticas conversaciones llenas de verborrea existencialista y matemática que se hace tan farragosa que casi roza el ridículo.
Elijah caracartón Wood, es decir, Frodo Bolsón, es un estudiante americano que va a Oxford a hacer nosequé tesis (tampoco importa mucho) y para ello necesita la ayuda del prestigioso profesor Seldom interpretado por John Hurt. Empiezan a aparecer un montón de absurdos secundarios a cada cual más friki y estereotipado (un estudiante ruso, una hija amargada, un padre obsesionado por la enfermedad de su hija, todos ellos evidentemente tocaos del ala) y la enfermera de turno (la Watling) que lo ÚNICO que aporta a la película son unas cuantas escenas tórridas y unas estupendas vistas de su culo. ¡El pequeño Hobbit se estrena!.
El ritmo narrativo es tedioso, las conversaciones entre personajes son un constante plano-contraplano, la historia es tonta, confusa y lo que es peor: no atrae en absoluto, no tiene nada de acción ni emoción (el trailer engaña, esta película no tiene una sola escena de acción), y los actores están absolutamente perdidos. La localización, la preciosa ciudad de Oxford, queda desaprovechadísima, pues se limita a un par de planos de la ciudad en exteriores y todo se desarrolla en bibliotecas, hospital o aulas. Para eso no hacía falta estar en Oxford, la verdad.
La resolución de la película es tan ridícula que hace que El Código Da Vinci parezca una obra maestra contemporanea en comparación. La música, que no está nada mal, la han insertado en la película con menos gusto que La Terremoto de Alcorcón en moda.
Una pena, porque John Hurt parece esforzarse por hacer creíble a un personaje insostenible, y la Watling está encantadora como siempre pese a lo inutil de su personaje. De Frodo mejor no digo nada, que saldrá ganando.
¿Dónde está el magistral Alex de la Iglesia de Crimen Ferpecto o La comunidad? ¿Dónde se ha metido?. ¡Vuelve, Alex, vuelve!.
Últimamente no hablo de cine ni para bien ni para mal, pero he he sentido tan profundamente timado y estafado con este supuesta historia de misterio que no puedo callarme. La película, de principio a fin, es una sucesión de patéticas conversaciones llenas de verborrea existencialista y matemática que se hace tan farragosa que casi roza el ridículo.
Elijah caracartón Wood, es decir, Frodo Bolsón, es un estudiante americano que va a Oxford a hacer nosequé tesis (tampoco importa mucho) y para ello necesita la ayuda del prestigioso profesor Seldom interpretado por John Hurt. Empiezan a aparecer un montón de absurdos secundarios a cada cual más friki y estereotipado (un estudiante ruso, una hija amargada, un padre obsesionado por la enfermedad de su hija, todos ellos evidentemente tocaos del ala) y la enfermera de turno (la Watling) que lo ÚNICO que aporta a la película son unas cuantas escenas tórridas y unas estupendas vistas de su culo. ¡El pequeño Hobbit se estrena!.
El ritmo narrativo es tedioso, las conversaciones entre personajes son un constante plano-contraplano, la historia es tonta, confusa y lo que es peor: no atrae en absoluto, no tiene nada de acción ni emoción (el trailer engaña, esta película no tiene una sola escena de acción), y los actores están absolutamente perdidos. La localización, la preciosa ciudad de Oxford, queda desaprovechadísima, pues se limita a un par de planos de la ciudad en exteriores y todo se desarrolla en bibliotecas, hospital o aulas. Para eso no hacía falta estar en Oxford, la verdad.
La resolución de la película es tan ridícula que hace que El Código Da Vinci parezca una obra maestra contemporanea en comparación. La música, que no está nada mal, la han insertado en la película con menos gusto que La Terremoto de Alcorcón en moda.
Una pena, porque John Hurt parece esforzarse por hacer creíble a un personaje insostenible, y la Watling está encantadora como siempre pese a lo inutil de su personaje. De Frodo mejor no digo nada, que saldrá ganando.
¿Dónde está el magistral Alex de la Iglesia de Crimen Ferpecto o La comunidad? ¿Dónde se ha metido?. ¡Vuelve, Alex, vuelve!.
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