Como la vida es preciosa cuando hay momentos especiales por vivir, este pasado fin de semana largo (el viernes era fiesta en Madrid), Sera me llevó a conocer la maravillosa ciudad de Lisboa, que no conocía hasta la fecha, haciendo una parada en Trujillo y Mérida yendo de camino.
No entiendo cómo he podido tanto en ir a conocer este sitio entrañable, pues en verdad se tarda incluso menos que ir a ciertas partes de mi querida Galicia. Pero no importa: he ido con alguien con suma experiencia a la hora de enseñar la ciudad, y que ya ha estado allí varias veces. Así, pasear por
El pueblo de Sintra, a las afueras de Lisboa, es otro maravilloso descubrimiento. Antiguo lugar de nobles, es una constante subida a una elevada colina llena de castillos y jardines, impregnados de un aire de solemnidad y tranquilidad que dejan a uno francamente patidifuso. La joya de la corona es el Palacio da Pena, casi arriba del todo, donde vivían los reyes y que ahora es lugar turístico. Este lugar es francamente fabuloso, y se puede ver con el mobiliario original.
Por todo esto: por Lisboa y sus calles, monumentos, parques y detalles, a Sintra por su elegancia y belleza, y a Sera por hacerme partícipe de todo ello, solo puedo decir: Muito obrigado.
Y he aquí un mini-video de los dos paseando por el centro de la ciudad.
Un abrazo.