Acabo de ver el primer capítulo de la recién estrenada tercera temporada de Desperate Housewives y, simplemente, puedo decir que como todos los capítulos sean como este voy a tener un orgasmo semanal. Se nota que se han esmerado los guionistas... ¡y como!.
Tras una segunda temporada algo irregular en lo referente a las tramas de las protagonistas, salvo los últimos e interesantísimos capítulos, lo cierto es que la serie estaba a años luz de la primera temporada. Su creador, Marc Cherry, ha debido ponerse las pilas, porque desde luego este estreno de temporada es de oro puro.
Desde los momentos de humor hasta los de interesantísimo suspense, la serie acaba de renacer y ha dado una vuelta de tuerca importante respecto a la segunda temporada, comenzando esta cronológicamente seis meses después de que terminara la anterior. Así pues, vemos a Gabrielle con el pelo más clarito, así como sucede lo mismo con Julie, la hija de Susan, mucho más guapa y adulta a simple vista, aunque no tenga líneas de diálogo. Sigue con fallos típicos como la "desaparición" de algunos personajes que van y vienen como Danielle, la hija de Bree, de la que no se dice nada aquí pese a que era un personaje clave al finalizar la anterior temporada. Y cómo no, se reafirma que la verdadera protagonista de la serie es Bree Van de Kamp, interpretada magistralmente por Marcia Cross (casi va a hacer que me olvide de la Kimberly Shaw de Melrose Place a este paso...).
Se incorporan un par de personajes nuevos a la trama de momento, siendo el más interesante el personaje de Orson Hodge, interpretado por Kyle McLachlan y que ya nos dejó estupefactos al terminar la temporada anterior.
No seguiré, porque estoy cansadito y me voy a dormir, pero me apetecía recalcar que me lo he vuelto a pasar bomba con Desperate Housewives otra vez, aunque de nuevo las tramas de Lynette y de Gabrielle sean las más sosas con diferencia.
Y el 4 de octubre. continúa Lost... ¡Yuju! (A lo Homer Simpson)
¡Un abrazo!.